Caudillos Trujillanos
José Rosario A.
Después de la partida de Cipriano
Castro con la revolución Restauradora de Valera las tropas de Leopoldo Baptista
que se encontraban situadas en Carvajal al no poder oponerse a las tropas del
caudillo tachirense solo intercambian unos tiros con alguna partida retrasada y
no se suscitan combates de mayor envergadura siendo fácil para la gente de
Castro el paso por el estado Trujillo.
El doctor y General González
Pacheco desconoce el gobierno del Juan Bautista Carrillo Guerra con el cual
nunca tuvo muy buenas relaciones ataco el 20 de septiembre a Trujillo a las
cinco de la mañana.
La guarnición defensiva era muy
poca pero peleo con bravura Desde la torre de la iglesia de Trujillo se
situaron francotiradores que oponían fuerte resistencia a los atacantes entonces
estos decidieron quemarla para acabar con el enemigo.
Hubo muchos muertos en estos
combates como es de imaginar y las fuerzas de Carrillo Guerra tuvieron que
rendirse. Los lagartijos gonzalistas como se apodaban a los liberales deciden
castigar a Carrillo Guerra. Prepararon a sus hombres que eran unos 900 y atacan
a Guerra que solo contaba con cien hombres que estaban mal armados y sin
ninguna experiencia en el combate.
A pesar de todo con la ayuda de
unos pocos veteranos Carrillo Guerra combatió por 12 horas teniendo solo 12
bajas mientras la gente de González tuvo 70 muertos. Las fuerzas atacantes a
pesar de ser dirigidas por un hombre decente y de gran calidad humana y de una
formación universitaria al consumar la derrota del enemigo se dieron a la tarea
de saquear y cometer atropellos indignos de soldados comandados por González
Pacheco.
La gente del Tigre de Guaito al
ir a saquear la casa de Carrillo se encontraron con Pepito Garbi y José
Gabaldón que les impiden tal hecho a pesar de pertenecer al mismo bando. Los
vencedores saquean la ciudad y sueltan a los presos comunes y como ya les
mencione hay atropellos. Mientras esto ocurre la gente de los Araujo y los
Baptista se preparan. José Manuel Baptista reúne un grupo de hombres en Jajo y
en Valera pero se entera de la rendición de la ciudad de Trujillo.
Él ya sabe que su hijo Leopoldo
Baptista se acerca desde Barquisimeto por el camino de Carache a Santa Ana y se
apresta a esperarlo en La Quebrada Grande. Como es de imaginar de un hombre tan
bragado como González Pacheco que buscara el enfrentamiento. Las fuerzas del
General José Manuel Baptista, las de Leopoldo y las del general Pedro Araujo se
encontraban en la placita de Carvajal. Los combates empezaron el 1 de octubre
todo el día, se combate casa por casa y en esta acción ocurre lo mismo que en
Trujillo los liberales sitúan a sus mejores tiradores en la torre de la Iglesia y estos producen una gran
cantidad de bajas en las tropas conservadoras.
Leopoldo Baptista que conocía la
puntería certera de los hermanos Terán les ordena que se encarguen de los
tiradores de González Pacheco. Los hermanos Rodolfo y Mario les conocen sus
disparos como el tiro teranero que era dado en la base de la nariz, en medio de
los ojos. Los dos hermanos armados con rifles Winchester van bajando a los
francotiradores uno por uno de la torre de la iglesia y el 2 los liberales se
retiran con varias bajas importantes como fueron el General Pimentel y el
Coronel Dávila a Pampanito y Pampám en donde descansan por dos días.
Las fuerzas de los conservadores
se encargan de enterrar a los muertos y a los heridos lo envían a Valera. La
batalla dura 48 horas interrumpidas. En la pelea de Carvajal se acercó el
futuro general Gabaldon al General Pedro Araujo y le dijo que quería incorporarse
a la tropa y este le responde que no lleva mocosos al combate. Gabaldón no
tiene pensado dejarse apabullar por las palabras de Araujo.
En la batalla de parte de los
conservadores se distingue en el combate una compañía “Estiguate” al atacar las
posiciones de González con gran valor. Al terminar la lucha el General Pedro
Araujo quiere saber quiénes han sido los locos de la compañía que se arrojaban
en contra de las posiciones enemigas y cuál sería su sorpresa al ver al joven
que hacía unos días había desdeñado por mozo.
¡Que le dije general que yo no
era ningún mocoso! A Gabaldón se lo van a disputar para sus fuerzas los
generales Pedro Araujo y José Manuel Baptista. y lo llamaran “el niño José”. En
uno de los combates en donde Gabaldón acompaña al general José Manuel los
disparos pasan silbando cerca de ellos y como es normal el muchacho se encoge
Baptista le dice: “No se cimbre, que la que chifla no pega:”
Los liberales se dirigen a
Motatán seguidos por la gente de los Baptista y los Araujo que reciben
armamento y municiones del Zulia. González Pacheco al enterarse decide atacar a
sus contrarios para apoderarse del armamento pero la municiones se encuentran
en manos del enemigo que habían sido enviadas desde Agua Santa a Sabana de
Mendoza en donde horas antes la habían descargado así que al llegar los
liberales encontraron los vagones del tren vacíos.
Los conservadores se dirigen a
San Juan y sus enemigos se sitúan en el cerro de Ponemesa en donde antaño se
suscitó aquella famosa batalla de la campaña Admirable. El 6 de octubre los
liberales se sitúan en San Juan e Isnotú y los conservadores se atrincheran en
Betijoque.
Los Baptista contaban con 500
fusiles nuevos y de 100000 balas y las tropas de González tenía solamente 20000
capsulas. El 8 de Octubre se libra en Isnotu la más sangrienta batalla de la
historia del estado. Las tropas de González Pacheco tienen la obsesión de
apoderarse de las cajas de municiones de la gente de Leopoldo, en esta batalla
los liberales gastan casi los 20000 tiros con que contaban. Se apostan a la
entrada del pueblo y las tropas de Leopoldo Baptista atacan en la madrugada y
el combate empiezan con brío y heroísmo de ambas partes.
El ataque de frente de los
conservadores es rechazado por el General Eugenio Montaña pero otro ataque por
detrás corta el centro del pueblo. Estas fuerzas atacan de frente y por los
flancos buscando el camino de atrás del cementerio, los combates son cruentos y
al final los hombres de González Pacheco se retiran hacía Pampám en donde se presentan
escaramuzas y de ahí se dispersan.
En la batalla de Isnotú se producen 300
muertos y 700 heridos y hasta en Betijoque en el sector de Los Cedros se
producen combates. Leopoldo Baptista se queda con el grueso de la tropa
ocupándose de los muertos y de los heridos, mientras su padre sale con su
batallón a perseguir a González Pacheco haciéndolo huir a Barquisimeto. Hay una
anécdota del respeto que se le tenían a los jefes en plenas batallas los dos
bandos conocían el sombrero pelo de guama de Leopoldo Baptista y el sombrero de
jipijapa de González Pacheco y nadie se le ocurrió dispararle a traición a los
jefes de los poncho y de los lagartijos.
Narra el Dr. Betancourt en su
excelente libro “Tiempos de Caudillos” que Leopoldo Baptista ve pasar a un
capitán de sus tropas en la mula blanca de González y lo llamo y pregunto de
quien era esa bestia y al saber que era de González le ordeno que se la
entregara personalmente al caudillo ya que el no aceptaba los botines de
guerra.
Lo que si no nos dice el escritor
trujillano es si el capitán poncho devolvió la mula. Indudablemente la
personalidad de Leopoldo Baptista era bastante interesante y con un código de
honor bastante rígido. Los caudillos trujillanos se han caracterizado por ser
hombres de personalidades muy bien definidas, no solo los de aquí de Trujillo
sino los hombres que llenaron nuestra historia en las épocas de la
Independencia , la federación y en la guerras del caudillismo, claro sin
olvidar los nombrados caciques indígenas que combatieron inútilmente por la
libertad de estas tierras. Saliéndonos un poco del tema no es malo comentar que
la historia de nuestra tierra es apasionante y siempre llena de heroísmo y
sacrificio.
Volviendo al tema después de
estas luchas en esos momentos ya Cipriano Castro había llegado a Caracas y en
la ciudad de Valera es recibido la noticia con beneplácito y los lagartijos y
los ponchos buscaran la cuota de poder en el gobierno de Castro y luego en el
de Gómez.
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