La Mudanza del Encanto
Juan(cho) José Barreto González
“Se están vaciando las montañas, las están dejando
sin sangre”. Esta frase de Ramiro me hizo temblar, en ella se resume la cultura
de la muerte. “Cuando allá abajo sacan el petróleo, aquí nos estamos quedando
secos”. Ramiro habla desde las alturas de los páramos, el lugar de los helechos
gigantes y de la neblina rebelde, en un domingo de buena conversa.
Un rosario de libros, tenemos un rosario de libros
de la memoria. Tenemos que recuperarlos, activarlos, recrearlos, pulirlos desde
la mayor de las comprensiones. Mientras usted está leyendo esta mudanza, un
grupo de investigadores y estudiantes realizamos el Seminario “Los trujillanos
en el Panteón Nacional”. Muchas palabras, mucho cariño y respeto por Domingo
Briceño, Juan Bautista Carrillo Guerra, Cruz Carrillo, Rafael Rangel, Mario
Briceño Iragorry y Fabricio Ojeda. Esta actividad es parte del programa
celebratorio de los 30 años del Centro de Investigaciones “Mario Briceño
Iragorry”, de la Maestría en Literatura Latinoamericana, y de 45 años del
Núcleo Universitario “Rafael Rangel”.
“Nosotros no somos sectarios” me dice Isidoro
Requena mientras probábamos el sonido en la Sala “Domingo Miliani”, otro de los
nuestros. Son nuestros porque nos han dado el ejemplo como tantos otros. No
somos sus herederos ociosos, les traemos para conversar y tomarnos un café como
en la casa de Ramiro. Necesitamos hablar como hablan los amigos y “que la
verdad vaya adelante”.
No para improvisar posturas ni remendar
ideológicamente a un sector político. Diga usted maestro Mario: “Cuando radico
en lo histórico la causa principal de nuestra crisis de pueblo, no miro
únicamente a los valores iluminados de cultura que provienen del pasado. Me
refiero a la historia como sentido de continuidad y de permanencia creadora.
Pongo énfasis al decir que nuestro empeño de olvidar y de improvisar ha sido la
causa primordial de que el país no haya logrado la madurez que reclaman los
pueblos para sentirse señores de sí mismos” (Mensaje sin destino, 1952).
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