José
Rosario Araujo
Desde
muy temprana edad lo conocí, primero por su amistad con mi tío Pedro Rosario
Magi y segundo por ser colega de mi padre Jesús Rosario Magi.
Muchas veces mi
familia compartió con el galeno de Boconó y pude ser testigo de su hombría de
bien y su gran capacidad como ser humano.
Además
tuve la suerte de ser tratado por él cuando sufrí un accidente en el año de
1983 y él era el Jefe de Traumatología y
del Servicio de Fisiatría del Hospital de Valera.
Recuerdo
al Dr. Mujica con su figura severa y su carácter serio que nunca pudo ocultar
su gran humanidad como médico.
Supe
de su trabajo dedicado, donde infinidad de veces le regalo la medicina a los
pacientes que sabía que no contaban con recursos en la misma clínica. Era tanta
su ética como servidor público que
muchas veces regalo los tratamientos por si se equivocaba y no les hacían
efecto las medicinas que recomendaba.
Me
es fácil recordarlo con su figura cubierta por una impecable bata blanca,
viendo los pacientes con mucha dedicación y profesionalidad, acompañado por mi
recordado amigo el Fisiatra “El Negro” Briceño que puedo decir que fueron los
magos que me recuperaron mi rodilla izquierda de una factura abierta de la rótula
que tuve con desprendimiento del cuádriceps.
Mi
recuperación fue perfecta y el conocimiento del Dr. Mujica hizo que me
recuperara de tal forma que puedo correr y practicar las actividades físicas
que tanto me atraen.
El
primer día de mi terapia el Dr. Mujica y el Fisiatra Briceño me dijeron que
llevara dos toallas una para secarme el sudor y la otra para morder, pero a los
días me daría cuenta que esa era simplemente una postura, ya que el médico y el fisiatra sufrían
contigo y celebraban cualquier avance que tu tenías en tu recuperación,
eran tus amigos y tu recuperación era
para ellos un triunfo que celebraban, ayudándote a seguir cuando tu pensabas
que no podías.
Conversando
con su hijo Alejandro Mujica me contó que la labor de su padre como galeno no solamente se desarrolló en Trujillo sino
que trabajo en el estado Mérida varios años.
Alejandro
en una larga charla que tuvimos sobre su padre narró que el Dr. Nelsón Mujica
también trabajo en el Seguro Social en la Urb. La Beatriz, siendo un gran
especialista, realizando una gran cantidad de postgrados en Europa, y Los
Estados Unidos, comenzando a trabajar en nuestra ciudad en el año de 1965.
Recuerda
que su padre fue alumno del Ignacio Burk en el Liceo Rafael Rangel, llegando
muy niño de Boconó y era hijo de un odontólogo llamado Francisco Mujica que
ejerció en la ciudad de Valera en las primeras décadas del siglo 20.
Le
comenté a Alejandro que he visto el aviso de su abuelo en el Periódico El
Comercio Valerano del año 1936 en donde
junto a su socio Nicanor Mejia ofrecen su Oficina Dental que estaba situada en
la AV. Carrillo N° 31.
Evoca
Alejandro que su padre fue un apreciado por los habitantes de la ciudad de
Valera y recuerdo el respeto y amistad que tanto mi padre como mi tío se
expresaban del Dr. Mujica y recuerdo su
actuación como médico que vi que el galeno bocones obsequio a los habitantes de
la tierra de Mercedes Diaz.
El
Dr. Nelsón Mujica fue un hijo adoptivo de la ciudad que con su figura severa
amó estas tierras con mucha dedicación y el tránsito por la de las siete
colinas lo hizo dando grandes servicios a todos sus conciudadanos. Falleció a
la avanzada edad de 76 años en el año de 1998.
Honor
a este gran médico trujillano y la ciudad de Valera reconoce tu esfuerzo y dedicación como un
ilustre de nuestra tierra.
FOTO
1: El Dr. Nelsón Mujica.
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