martes, 18 de junio de 2019

POR LOS CAMINOS DE LA HACIENDA “LA CONCEPCIÓN”


Con nuestra esencia trujillana

José Rosario Araujo
Mañana del 15 de junio,  camino por las tierras de la Hacienda “La Concepción” y el tiempo parece que se detuvo.

Arrullado por la música del Río Momboy, recorro los linderos de la posesión en donde el año de 1782 nace aquel prócer orgullo de Mendoza llamado Antonio Nicolás.

Hoy hace 206 años enfrentó Briceño el pelotón de fusilamiento que lo llevo a la Eternidad. El viento frío recorre las altas porciones de la hermosa propiedad que hoy 206 años después Antonio Nicolás está más vivo que nunca.   

Caminando y disfrutando del paisaje no me hubiera sorprendido toparme en uno de sus caminos con el artífice  de “la Guerra a Muerte”, de elevada estatura,  con sus ojos azules brillando de pasión por su Venezuela, con su verbo encendido como lo hizo en 1811, destacándose como Diputado por Mérida aquel trujillano que defiende la independencia en la jornada del 5 de Julio.
Me acercó al río Momboy y pienso: ¿Cuantas veces se paró el prócer en estas orillas, disfrutando de su frescura? 

Desde aquí desde estas tierras salió Antonio  Nicolás junto a su hermano José Ignacio,  a la corta edad de 17 años para transitar por esa vida intelectual dedicada al Derecho, que lo caracterizo en sus cortos 31 años.
¡No le debió haber sido fácil partir de aquí, aquel año de 1799!
Las tierras de “La Concepción” atraen y sería difícil partir para estos jóvenes, después que su padre,  Antonio Nicolás Briceño del Toro  “El Abogado”; que vivió y murió en Mendoza; estímulo a sus hijos el amor por la Patria chica, demostrado por Domingo*, otro de sus hermanos en sus “Memorias “ y por el prócer de “la Guerra a Muerte” que frente a los fusiles de sus verdugos dice:

“SOY DE MENDOZA, PUEBLO DE TRUJILLO, TENGO 31 AÑOS……..”
Estar aquí hoy,  es impregnarse de la esencia de la Patria,  de lo que fuimos, somos y seremos. Es la esencia de nosotros mismos. Es convivir y sentir con nuestros próceres, conocerlos y amar este terruño el de la Patria Chica y el de la Patria Grande, que recorre  nuestras venas, haciéndonos trujillanos, venezolanos y latinoamericanos.

Aquí en “la Concepción”; en donde está la casa natal  de Antonio Nicolás; es imposible no sentir la fuerza espiritual del prócer, conociendo como en su corta existencia se desbordó la pasión vengativa al ver como los españoles “decapitaban niños, cortaban los senos de las mujeres y les metían puñales en sus entrañas”, para declarar aquella “Guerra a Muerte” el 16 de enero del año que es asesinado.
Desde esta porción del valle del Momboy uno se impregna de esta vida heroica,  que desde una postura patriótica que comenzó desde 1810 cuando toma parte en los sucesos del 19 de abril.
El hijo del dueño de esta posesión, desde la Junta Patriótica alienta la separación de Venezuela  del yugo español.

Al reunirse el Congreso de 1811 destacándose  como Orador es elegido Diputado por Mérida y Trujillo, asegura la adhesión de ambas secciones al movimiento libertador.
Cuantas veces Antonio Nicolás  recordara las brisas del Momboy cuando trabaja apasionadamente en pro de la libertad junto a Miranda.

Estará en sus evocaciones su terruño cuando apresta las armas para defender aquella República recién fundada.
Cuando parte por el Puerto de La Guaira con destino a la Nueva Granada, escapando de los asesinos de Monteverde se lleva también el olor de su tierra natal.

¿Se separaría de Bolívar cuando comienza  la Campaña Admirable, por su ansiedad de venganza justa en contra de los españoles por sus atrocidades en contra de sus paisanos?
Por su apresuramiento  justo  se estrellaría contra las fuerzas de Tiscar y se inmolaría en el altar glorioso del sacrificio a la Patria.

Hoy a los 206 años de tu fusilamiento  es justo conocer tu acción que nos dan las bases  de nuestra nacionalidad y raíces trujillanas.
Hoy más que nunca; Antonio Nicolás; hay que situarte en el justo pedestal de la historia que te corresponde.

Hoy 15 de junio; Antonio Nicolás; desde tu casa:
¡Honor y Gloria a tu memoria!

*José Domingo Briceño, Libertador de Maracaibo, que reposa en el Panteón Nacional.

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