Existen
personas que en silencio realizan una labor sin ninguna intención de que se les
reconozca lo realizado. Siempre estos hombres y mujeres tienen como recompensa
saber que las personas más necesitadas cuentan con su mano amiga, para hacerles
un poco más llevadera su vida.
El Sacerdote Gian Paolo
Tomacetto, un Don Bosco en la ciudad de Valera, es una muestra de ello, una
gran persona muy poco conocida en la ciudad de Valera, un gran hombre a la cual
la comunidad más necesitada; que también forma parte de la Parroquia Salesiana;
le debe mucho.
Tengo seis años
conociendo su trabajo por los relatos de mi esposa la Lcda. Jackelin Ramirez
Rosario y no pude dejar de mencionar en este trabajo a este Padre Salesiano,
que lamentó no haber conocido personalmente, pero que si lo conozco por la obra
que sé que realizó, a favor de niños que quizás nunca nadie; ni sus propias
familias; se preocuparon por ellos.
Tuvo Tomacetto grandes
colaboradores en esa labor del Oratorio Domingo Savio como la señora Esther
Bin, que conocí toda mi vida, la Lcda. Carmen Saavedra, mi profesora de
Castellano a principios de los años 80 en el Colegio Salesiano y mi esposa que
apenas comenzaba su carrera como docente con sus estudios en la Universidad
Nacional Experimental Simón Bolívar.
El Oratorio Domingo
Savio había sido comenzado en el año 94, pero fueron suspendidas sus labores,
para cuatro años después una joven estudiante de docencia, ex-alumna del
Colegio Salesiano le comenta al Padre Jorge Faraón que quería trabajar a favor
de los muchachos del Cerro La Concepción que a pesar de sus cortas edades no
tenían esperanzas de nada, ya que muchos venían de familias que se encontraban
en situación de pobreza extrema.
El sacerdote Salesiano
le señaló a un hombre que se encontraba debajo de un árbol en el patio central
de la institución, que resultó ser el Padre Gian Paolo Tomacetto y le recomendó
que hablara con él, pero antes le señaló el patio central ofreciéndoselo para
tan loable misión.
La futura docente
conversó con el Padre Tomaceto, que se mostró muy complacido con la nueva
tarea, que trabajarían con los principios del patrono y fundador del Colegio
Salesiano Don Bosco exclamando en su castellano italianizado: ¡Vamos a traer a
los muchachos del Cerro La Concepción!
Al otro día hicieron la
inscripción y se anotaron 100 niños de edades comprendidas entre 5 a 17 años,
comenzando con la primera actividad con los pequeños el 18 de julio de 1998 en
un salón muy grande que les facilitó el Padre Faraón.
Antes de ese día tuvieron
que limpiar el salón que estaba muy sucio, porque no se usaba desde hace mucho
tiempo. Faraón que era el Director de la Institución los envío a hablar con esa
gran benefactora de la ciudad y Dama Salesiana Esther Bin, quien merece una
mención aparte por su caridad cristiana y feminismo de bien.
La Dama Salesiana les
regalo 10 litros entre cloro y desinfectante, guantes y tapa bocas para poder
limpiar la nueva sede, donde se trabajaría con el Sistema Preventivo Don Bosco,
que quedó como una tacita de plata para recibir a los niños participantes.
Esta propuesta contó
desde sus inicios con animadores entre los cuales se recuerdan a Jeferson
Torres, Joskaren Viloria, Coromoto Ramirez, Jesús Verde, Jorge Hidalgo, Ender
Aspuria, Milady Rangel, Yaritza Moreno, Andreina Briceño, entre otros.
Esos animadores junto a
los niños bajaban cantando desde el Cerro La Concepción al Colegio Salesiano a
las siete de la mañana, eso si muy bien organizados, teniéndole cuidado a los
más pequeños.
Llegaban al colegio
siendo recibidos por Tomacetto, que ya había conseguido que personas sensibles
de la comunidad como los dueños de la panadería que se encontraba en la Av.
Bolívar entre calles 17 y 18 colaboraban con 100 panes y el señor Roberto
Faccin cedía con gran complacencia 100 rebanadas de jamón y queso.
Con colaboraciones
también consiguió el Padre Tomacetto el almuerzo para los pequeños con
donaciones en el Matadero de 30 kilos de carne, osobuco y carne molida, todas
las semanas y Faccin donaba sacos de verduras para los niños.
Se distribuían el
trabajo de cocinar, lavar los platos y dejar el comedor y la cocina del Colegio
limpio los animadores que se turnaban semana tras semana, en donde se
compartían las labores y la atención de los niños y jóvenes.
Al llegar al Colegio
Salesiano iban a la misa de 8:00 de la mañana y luego realizaban actividades
deportivas y juegos lúdicos, dirigidos por el sacerdote Tomaceto, la futura
educadora y los animadores.
Viendo las actividades
del Oratorio dos Damas Salesianas; Esther Bin y la Lcda. Carmen Saavedra les
proponen que pongan en Catecismo a los pequeños para que realicen la Primera
Comunión, haciendo de catequistas los animadores y la joven prospecto de
educadora.
Se realizaron las
Primeras Comuniones el15 de diciembre de 1999, veinte niños, entre ello cinco
de padres evangélicos, que el Padre Tomacetto había convencido conversando con
ellos , hasta la una de la mañana en el Cerro La Concepción para que dejaran a
sus hijos hacer la Primera Comunión.
Ese día se realizó una
actividad apoteósica, en donde como era su costumbre Esther Bin mostró su alma
generosa donando los trajes de Primera Comunión de los niños y niñas, colaboró
con los arreglos de la ceremonia, finalizando obsequiando para el evento con
una gran fiesta para los primeros comulgantes.
Pero como era de
imaginarse la señora Bin no cesaría de colaborar con el Oratorio Domingo Savio
ya que les obsequiaría con 100 monos y 100 franelas ovejitas con el logo del
Oratorio, siempre con su mano amiga haciendo una gran labor en la ciudad, esta
hija adoptiva de Valera.
Lamentablemente no
todas las personas de la comunidad apoyaron al Padre Tomacetto en esta dedicada
labor en pro de estos niños necesitados, presuntamente comentarios malsanos que
no valen la pena mencionar acabo esta labor a favor de unos niños de una de las
comunidades más pobres de la ciudad.
Tomaceto te decimos: ¡
Nunca se olvidara el amor que derramaste por los más necesitados!
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