Conociendo Valera y el Cronista
de Santa Rita no solamente narran la historia pasada de la tierra de Mercedes
Díaz, también nos encargamos de contar lo que pasa en este hermoso terruño de
las siete colinas y hoy traemos la entrevista con una persona que con su día a día
construye la historia de esta brava tierra que fue alguna vez la Hacienda Santa
Rita.
Nos referimos a la buena amiga
Marianela Duarte que con su trabajo tesonero lleva a los hogares valeranos la
harina de maíz que se ha convertido tan escasa en estos tiempos para la arepa
del valerano, que enaltece nuestra cultura y nuestra identidad como venezolanos.
A esta valerana con su duro
trajinar en la esquina de la Avenida Bolívar con calle 10 es ejemplo de
dedicación y empuje para superar cualquier percance.
Nos cuenta que este negocio
comenzó desde hace seis años que ella se quedó sin trabajo y en vez de
amilanarse decidió montar este negocio para ayudarse económicamente en el
Mercado Municipal con colaboración de su mamá.
Indicó que decide venirse a esta
dirección en donde han transcurrido seis años de su vida llevando la harina de
maíz pelado al pueblo valerano, teniendo muy buena receptividad por parte de
una gran cantidad de clientes que a cada hora
le desbordan su puesto.
Nos explicó que la respuesta de
la gente ha sido muy positiva, ya que
desde sus inicios ha tenido muy buena clientela por la calidad del producto que
ofrece.
Señaló que el secreto de su
negocio es que la gente ve como es molido el maíz y sus clientes se llevan un
producto natural sin ningún tipo de aditivos químicos.
Mencionó que en la prensa regional han salido reseñas
en donde aparece gente intoxicada por la harina de maíz, pero no es la harina
como tal sino como la hacen ya que existen personas que pelan el maíz con cal o
con químicos que son perjudiciales para el organismo.
Recomendó a las personas que compren
maíz sancochado o pelado ya que es beneficioso para la salud, aclarando que
ella compra el maíz, lo cocina y lo mete en la nevera, llevando este producto
solamente agua.
Finalizó dando gracias a Dios Todopoderoso por la
bendición que le da de tener buenos clientes y de llevar a la mesa de los
hogares valeranos un alimento sano y de calidad, agradeciéndole la gente el
servicio que le presta a la colectividad.
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