Una
Mirada hacia el pasado
José
Rosario A
El
barrio el Bolo era el más antiguo de la ciudad y su nombre se debe a un caney
en donde se practicaba el juego de bolos.

Fue
conocido antes con el nombre de Barrio de la Cooperativa, hasta que el Padre
José Humberto Contreras lo cambia para honrar
para honrar al obispo de Mérida.
La
ciudad de las siete colinas contó con una parrilla crematoria que fue
construida durante la administración del Gral. Víctor Manuel Baptista, a los
dos años fue cerrada ya que al quemar la basura, por culpa del viento que había
donde fue construida invadía de humo las casas cercanas.
El
zanjón del Tigre divide la ciudad en dos; aunque en estos tiempos; no es muy
notativo y fue una obra creada para recoger y conducir las aguas del río Momboy
para servir de riego a las haciendas de la
zona. El zanjón tenía un puente que unía las calles Doctor Mendoza con
el Barrio San Pedro construcción ordenada por el Gral. Perez Soto que fue
Presidente del Estado y podriamos decir que ese puente se obtuvo con una gran
jaladera.
En
el año 1926; el 15 de febrero, en el desfile de Carnaval; el militar se
encontraba disfrazado de Cesar Romano junto a una comparsa, cuando un grupo de
personas le salieron al paso y un poeta le entrego un verso en donde lo llamaba hidalgo, flor de los
tenientes de Juan Vicente Gómez, gallardo adalid y a su jefe lo llama Gómez el Ínclito
y “nuestro” Máximo Caudillo.
Valera
tuvo una compañía de teléfonos cuyo dueño fue José Antonio Tagliaferro en 1910,
comenzó con 20 suscriptores y al año ya
contaba con 101 números. Tenía línea para Motatán, Escuque, Monte Carmelo,
Betijoque y Sabana de Mendoza. Esta empresa duro hasta el año de 1924 cuando la
empresa ceso en sus funciones.
El
Barrio El Milagro fue conocido en sus inicios como “Barrio a Juro” ya que se debió
a construcciones a la fuerza que hicieron las personas. Se comenta que de noche
construían los ranchos y la policía en el día se los tumbaban hasta que el
gobierno se dio por vencido.
En
el año de 1905, la revista “El Castillo” de sacerdote Miguel A. Mejía y la
“Revista del Centro Industrial”, cuyo editor era Pompeyo Oliva, realizaron una
fuerte campaña para que el día domingo fuese no laborable, ya que ese día se
hacia el mercado. Los dos periódicos pedían el cese de las actividades comerciales
ese día y consagrarlo a las prácticas religiosas y al descanso. Ese petitorio
hace que el Concejo Municipal dicto un acuerdo para todas las municipalidades
faculten al Ejecutivo del Estado para que dicte un decreto que ordene el cierre
de los comercios el día domingo y coloque un día para realizar los mercados.

Acotaba
el quincenario que ya el Jefe de Municipio había realizado un llamado para que
se tomara en serio el cuidado de sus hijos ya que hasta las aulas de clase
abandonaban, advirtiendo que no acusaran a
las autoridades tomaran cartas en el asunto. Interesante postura que
debería ser imitada en estos tiempos en donde se ven menores de edad cantando
vallenatos en el transporte público.
Ese
mismo año el periódico valerano resaltaba las necesidades públicas necesarias
que debían de ser urgentemente atendidas y entre ellas una Escuela Nocturna,
resolver la precaria situación del
hospital de la ciudad, la reconstrucción de las calles y avenidas, la necesidad
de un médico, modernización del cementerio, empedrado de la calle San Juan, la
construcción del Acueducto, entre las muchas necesidades de las siete colinas.
Para
el año de 1945, Valera, contaba con los municipios Mercedes Díaz y Juan Ignacio
Montilla y para cinco años después el primero contaba con 15.620 habitantes y
el segundo con 9.113 personas.
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