jueves, 20 de julio de 2017

CONOCIENDO LA HISTORIA VALERANA



Una Mirada hacia el pasado
José Rosario A

Cuando fue fundada nuestra ciudad, de las siete colinas, solo tres tenían nombre que era cerros Morón, por el nombre de la Hacienda en que estaba;  La Pollera,  porque en ella existía una granja de pollos y La Cabaña por la cabaña que había levantado en ella un esclavo liberado de nombre Nolberto.
El barrio el Bolo era el más antiguo de la ciudad y su nombre se debe a un caney en donde se practicaba el juego de bolos.                                                                                                                                                                      
El barrio Lazo de la Vega fue denominado de esa manera como un homenaje al Obispo Lazo de la Vega quien fue que le dio el nombre de parroquia a la ciudad y fijo sus limites.
Fue conocido antes con el nombre de Barrio de la Cooperativa, hasta que el Padre José Humberto Contreras lo cambia para honrar  para honrar al obispo de Mérida.

La ciudad de las siete colinas contó con una parrilla crematoria que fue construida durante la administración del Gral. Víctor Manuel Baptista, a los dos años fue cerrada ya que al quemar la basura, por culpa del viento que había donde fue construida invadía de humo las casas cercanas.

El zanjón del Tigre divide la ciudad en dos; aunque en estos tiempos; no es muy notativo y fue una obra creada para recoger y conducir las aguas del río Momboy para servir de riego a las haciendas de la    zona. El zanjón tenía un puente que unía las calles Doctor Mendoza con el Barrio San Pedro construcción ordenada por el Gral. Perez Soto que fue Presidente del Estado y podriamos decir que ese puente se obtuvo con una gran jaladera.

En el año 1926; el 15 de febrero, en el desfile de Carnaval; el militar se encontraba disfrazado de Cesar Romano junto a una comparsa, cuando un grupo de personas le salieron al paso y un poeta le entrego un verso en  donde lo llamaba hidalgo, flor de los tenientes de Juan Vicente Gómez, gallardo adalid y a su jefe lo llama Gómez el Ínclito y “nuestro” Máximo Caudillo.

Valera tuvo una compañía de teléfonos cuyo dueño fue José Antonio Tagliaferro en 1910, comenzó con 20 suscriptores  y al año ya contaba con 101 números. Tenía línea para Motatán, Escuque, Monte Carmelo, Betijoque y Sabana de Mendoza. Esta empresa duro hasta el año de 1924 cuando la empresa ceso en sus funciones.

El Barrio El Milagro fue conocido en sus inicios como “Barrio a Juro” ya que se debió a construcciones a la fuerza que hicieron las personas. Se comenta que de noche construían los ranchos y la policía en el día se los tumbaban hasta que el gobierno se dio por vencido.

En el año de 1905, la revista “El Castillo” de sacerdote Miguel A. Mejía y la “Revista del Centro Industrial”, cuyo editor era Pompeyo Oliva, realizaron una fuerte campaña para que el día domingo fuese no laborable, ya que ese día se hacia el mercado. Los dos periódicos pedían el cese de las actividades comerciales ese día y consagrarlo a las prácticas religiosas y al descanso. Ese petitorio hace que el Concejo Municipal dicto un acuerdo para todas las municipalidades faculten al Ejecutivo del Estado para que dicte un decreto que ordene el cierre de los comercios el día domingo y coloque un día para realizar los mercados.

En el año de 1936 en el Comercio Valerano, periódico que se definía como quincenario comercial apareció una noticia cuyo titular era “Educad Vuestros Hijos” quien reclamaba  la atención de muchos padres de familia  por el abandono que tenían de sus hijos. 

Acotaba el quincenario que ya el Jefe de Municipio había realizado un llamado para que se tomara en serio el cuidado de sus hijos ya que hasta las aulas de clase abandonaban, advirtiendo que no acusaran a  las autoridades tomaran cartas en el asunto. Interesante postura que debería ser imitada en estos tiempos en donde se ven menores de edad cantando vallenatos en el transporte público.

Ese mismo año el periódico valerano resaltaba las necesidades públicas necesarias que debían de ser urgentemente atendidas y entre ellas una Escuela Nocturna, resolver la precaria  situación del hospital de la ciudad, la reconstrucción de las calles y avenidas, la necesidad de un médico, modernización del cementerio, empedrado de la calle San Juan, la construcción del Acueducto, entre las muchas necesidades de las siete colinas.

Para el año de 1945, Valera, contaba con los municipios Mercedes Díaz y Juan Ignacio Montilla y para cinco años después el primero contaba con 15.620 habitantes y el segundo con 9.113 personas.

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