No es mi intención
juzgar las razones del fusilamiento de Piar, tampoco buscar excusas en las
argumentaciones que tuvieron tanto Bolívar
o Piar para enfrentarse como ocurrió. No
voy a buscar explicaciones con la
teoría de que Piar era “posiblemente” descendiente de un príncipe y una
mantuana; teoría enarbolada por historiadores como Tavera Acosta, Ángel Nuñez o
Francisco Herrera Luque; historiadores
muy respetados de los cuales guardo sus libros en mi biblioteca con
mucho celo y complacencia.
Voy a referirme a
los acontecimientos que se produjeron que dieron con la muerte de este prócer
de nuestra independencia, que se podría acusar de cualquier cosa, menos negar su participación heroica en la gesta
liberadora venezolana.
Me basaré en el estudio de textos como “Simón Bolívar”
de Gerhard Masur, “Bolívar” de Jorge Campo, “Bolívar” de Indalecio Lievano
Aguirre, “Simón Bolívar, Mas Allá del Mito”
de Guillermo Ruiz Ribas, “Bolívar, Acción y Utopía del Hombre de las
Dificultades” de Miguel Acosta Saignes, El Super Hombre; de J.A. Cova; El
Libertador, de Augusto Mijares, situados
permanentemente en mi escritorio, como elementos principales de
consulta, de una persona que intenta escribir Historia.
El Capitán Juan
José Conde que era subalterno de Piar,
lo describe como de ojos azules y de tez algo rosada, descripción que
choca con el señalamiento de que era pardo de historiadores como Gil Fortoul,
Salvador de Madariaga, Gerald Masur y Landaeta Rosales.
En el año de 1817
Bolívar entiende que si los españoles le cierran los caminos hacía su terruño
Caracas con tropas comandadas por Aldama, Jiménez y Morales, no le quedaba más
alternativa que dirigirse a Los Llanos o
a Guayana, donde existían partidas de guerrilleros patriotas.
Además recibe una
invitación del Gral. Piar para que se dirija a su campamento en las riberas
del Orinoco, el caraqueño podía tener
dudas si el general curazoleño reconocería la jefatura de su persona.
Pero Simón
demostrando su imbatible personalidad no se desconcierta con un porvenir que no
luce nada beneficioso. El líder caraqueño esta claro que para Piar puede ser
tentador unirse a él por contar con un
nutrido parque y la escuadrilla de Brión.
El Libertador
abandona Barcelona y parte para reunirse con Piar, se reúnen y ambos militares
entienden que entre ellos nunca se pondrán de acuerdo en cuanto a quien debería
ser el Jefe Supremo , pero disimulan aparentando una consideración que ninguno
de ellos estaban cerca de sentir.
Piar había separado
sus fuerzas en una larga linea de operaciones desde el Orinoco hasta Guayana La
Vieja, esta dispersión de sus tropas habían limitado la campaña de Guayana.
Los dos hombres se
reunieron el 24 de marzo de 1817 en Upata, Piar esperaba un ataque del ejército
español a Angosturas para romper el sitio y le eran necesarios los recursos con
que contaba Bolívar.
Los dos jefes
republicanos toman la decisión de acabar
la dispersión de fuerzas de sus tropas y concentrarse entre Angosturas y
Guayana La Vieja para defenderse de la ofensiva que prepara Morillo.
Piar los espera en
San Félix con los jinetes del bravo Cedeño que enfrenta a los españoles
comandados por La Torre, que aunque fuertes en infantería estaban muy escasos
de caballería, para pelear contra los
jinetes patriotas.
La batalla se
presenta muy fuerte, pero al final triunfa la movilidad de los republicanos y
Piar se dirigió hacia Guayana La Vieja en primer lugar y después contando con
que su reciente triunfo quebraría a los realistas, pero no lo logra sino
realizando un asedio y para que esto se corone con un triunfo se debe contar
con la escuadrilla del caraqueño inmortal.
Bolívar llega;
burlando la vigilancia de los españoles por la desembocadura del Aro; uniéndose
a las tropas de Cedeño y Piar que tienen cercada Angosturas y asume como
General en Jefe las operaciones de guerra en Guayana.
Morillo parte desde
Nueva Granada para abrir campaña sobre Venezuela, al mismo tiempo Bolívar tiene
que enfrentar una sedición del Gral. Mariño desconociendo su autoridad
eligiendo en Congreso de Cariaco, sumado a que Piar lo ataca tratando de
desprestigiar al Hombre de las Dificultades.
Angostura se rinde
por el acoso de los patriotas que cuentan con Bolívar y Brion con su
escuadrilla y ocupan la ciudad que
define la suerte también el destino de Guayana La Vieja.
El Libertador en
tres meses es el dueño del Orinoco, contando con un territorio rico en recursos
para poder adquirir bastimento para
continuar la guerra, además de que con el territorio liberado podía contactar
con los jinetes Apureños que ya se destacaban como aguerridos combatientes
comandados por José Antonio Páez.
Ya entre Bolívar y
Piar se avecinaba una tormenta, el curazoleño consideraba una intromisión que
el Libertador penetrara en su dominio privado. El caraqueño había enviado al cura Coronel José Félix Blanco para que inspeccionara
a Piar en su territorio y se encargarse
como Comandante General de las Misiones, este considero que este hecho como una
intromisión hacia su persona a pesar que el Libertador era el Gral. en Jefe y saboteó la medida.
Bolívar se molestó
por esta insubordinación pero le pidió a Blanco:
“Querido amigo, le suplicó que sufra en silencio, como lo estamos
haciendo todos para el bien de nuestra patria”.
De la misma manera se dirige a Piar con
tono conciliador, pero el militar de Curazao apoya la creación de un nuevo
gobierno desde Cariaco. Simón envía uno de sus colaboradores para conocer sus
intenciones.
Con los días se
nota más el desacuerdo contra Bolívar que se entrelaza en el alma de militar,
continua quejándose con la actitud del cura militar, acusa a Arismendi de
robarse unas mulas para su ejército con la intención de aumentar su fortuna
personal.
El Hombre de las
Dificultades le envía una misiva diciéndole: “Prefiero un combate con los
españoles que un conflicto entre los patriotas. Si estamos divididos, si
sucumbimos a la anarquía y nos
destruimos mutuamente.....”
Piar se encontraba
molesto ya que el caraqueño había cambiado toda la estructura de las misiones
que él tenía que eran incondicionales a su persona.
Blanco se niega a
darle datos acomodaticios al curazoleño, que hace que se dirija a Bolívar
insistiendole que retire al sacerdote del cargo.
El 16 de junio Piar
pide el retiro del ejército patriota, tres días después Bolívar se dirige al
rebelde pidiéndole:
“Si usted, estuviese a la cabeza yo no
abandonaré al que lo esté mañana,
sea quien sea, con tal que tena legitimidad y lo necesite la Patria.....”
La misiva
continuaba: “...Si hasta ahora he sufrido algunos desordenes, no tema Ud.
más, que voy a corregirlos.....”
Simón con sutileza
y diplomacia combate la rebelión de Caricaco y para solucionar el problema con
Piar le concedió pasaporte para “que pase al lugar que tenga ha bien, en el
territorio de la República o en el
extranjero.”
El héroe curazoleño
ahora, ya no solamente se enfrenta contra Bolívar, ahora toma la bandera de
convertirse en el abanderado de los negros, pardos y mestizos, grupo social
discriminado en la sociedad de ese tiempo.
Él era el primer
pardo que comanda tropas tan numerosas que le permiten tomar Guayana y parece
que con la oculta intensión de imitar lo ocurrido en las colonias de Santo
Domingo apoyados por Petión.
Esas razones son
enarboladas tanto por los patriotas, en la persona del militar escoces Mac
Gregor , que después de haberse unido a Piar conoce el odio de razas de él y
sus hombres, decide apartarse y por Pablo Morillo que aduce que el bando de los
rebeldes abundan la gente de color con
las intenciones ya mencionadas. Señalan que tienen documentos para probar la
acusación.

El caraqueño
inmortal con la diplomacia que lo caracterizaba envía comisionados y cartas
para abortar los planes de Piar.
Al recibir
respuestas de los jefes patriotas Bermudez, Valdés, Soublette y Anzoategui,
convoca una reunión en San Félix, dándose las condiciones para que esa reunión
de los jefes máximos patriotas se convirtieran en un tribunal
y se midiese las consecuencias de una guerra civil que podía llevar al
traste los logros obtenidos.
La junta reconoce
la proscripción, la persecución y la pena máxima en contra del militar
curazoleño. Hombres que antaño habían sido amigos de Piar ahora se colocaban en
su contra ya que Bolívar no tenía el poder suficiente para condenar con un solo
plumazo ni a Piar ni a ningún otro.
Cinco meses Piar
era mimado por la fortuna, admirada y
querido por todos, ahora era condenado. Bolívar con la conveniencia de los
jefes patriotas decreta la proscripción de Piar el de agosto.
Manifiesta la
necesidad de emplear la espada de la justicia contra un ciudadano que fue un
benefactor de la Patria.
Lo acusan de tratar
sumir la República en la mas espantosa anarquía, señala el decreto que el héroe
de San Félix de no poder “someterse al deber de ciudadano y menos al
riguroso del militar”.
Al final de la proclama lo señalan de pretender
una guerra civil en donde serán
asesinados inocentes por tener un color claro.
Piar sufre la
soledad del proscrito, Bolívar coordina a su captura. Manda a Bermudez que le ordene a
Piar que se presente en el cuartel general de Casacoima para otorgarle un nuevo
pasaporte para que viaje al extranjero.
El curazoleño llega
al campamento en Aragua, encontrándose al frente de tropas mientras Mariño
dirige sus acciones contra Guiria.
El Libertador no le
queda más remedio de enviar al valiente Cedeño, junto a un piquete de
caballería, para capturarlo.
El 27 de septiembre
llega al campamento de Piar y le ordena su rendición para conducirlo a la
provincia de Guayana para entrevistarse con Bolívar. Después en una misiva
dirigida a Mariño por parte de Piar le
comenta que había sido traicionado por el Comandante Carmona quien hizo desfilar las tropas de Piar apoyando a la caballería
de Cedeño.
Llegan el 2 de octubre a ciudad Guayana y un día después el Libertador ordena a
Carlos Soublette; jefe del Estado Mayor; instruya un proceso contra Manuel
Piar. Tipifica el delito de insubordinación
a la autoridad suprema, conspiración contra el orden y tranquilidad pública, sedición y o
deserción.
José Ignacio Pulido
es nombrado Secretario del Consejo de Guerra de Oficiales y fundamentaron 13
documentos acusatorios contra Piar.
Dos días después;
el 4 de ese mes; comenzó el juicio con el interrogatorio de los Coroneles Juan
Francisco Sánchez y Pedro Hernandez. Al siguiente día declararon el Teniente
Coronel Manuel Olivares, los Alférez José Peralta, el Capitán de Navio Antonio Díaz y el Capitán Ramón
Machado.
El 7 de octubre
declararon el Cabo Primero Timoteo Díaz, Clase José Claro Sixto y el Tcnel.
Francisco Pildain.
El 8 se le
participó a Piar el sometimiento a juicio y la necesidad de nombrar defensor,
que fue el Capitán Galindo. Se le leyó las declaraciones de los testigos y el 15 formuló Soublette sus cargos y el
defensor presentó sus alegatos.
El Tribunal
integrado por el Almirante Brión, su Presidente, los Generales Anzoategui y
Pedro León Torres, los Coroneles José Maria Carreño y Judas Tadeo Piñango, los
Tenientes Coroneles Francisco Conde y José de Ucros, dictan sentencia de
muerte y degradación previamente.
La sentencia estuvo
basada en el Decreto sobre Conspiradores dictado por Bolívar aquel día aciago
de la caída de Puerto Cabello en 1813. Los testigos ratifican la culpabilidad
del reo de la guerra de castas y su
abandono del ejército, además de que había opuesto resistencia a su arresto.
Piar negó que
tuviese la intención de asesinar blancos o de cambiar el gobierno, reconoció
que expresó su molestia porque se le acusaba por ser pardo, negando
enfáticamente reunirse con hombres de color para conspirar.
Al final reconoció
el intento de resistirse al arresto ya que había sido proscrito. El Fiscal
Soublette formuló las acusaciones de conspiración contra la sociedad y el
gobierno, afirmó que el detenido no
admitía superiores y que tenia la intención de reunir a los pardos para sus
intereses.
Galindo realizó una
dedicada defensa de Piar de gran contundencia donde defendía al procesado.
“ Hijo primogénito
de la victoria, terror de los españoles, una de la más solida columnas de
nuestra Patria.
Con una defensa
destacada destruye con argumentos de peso jurídico las acusaciones de deserción
e insubordinación, la defensa solicitó la absolución y clemencia contra el acusado.
El Consejo de
Guerra votó a muerte con degradación ,
la sentencia desde la mirada jurídica estuvo ajustada a Derecho.
Piar hasta los
últimos momentos de su vida tuvo la certeza de no sería fusilado. José Ignacio
Pulido como Secretario del Tribunal se acercó a la celda para anunciarle la sentencia, pidiéndole que recibiera el dictamen
arrodillado.
Lee la sentencia y
cuando el procesado escucha que va a ser fusilado pierde el control hasta que el carcelero le recuerda su
posición de héroe y el prócer recupera la compostura.
Al tranquilizarse
Piar pide que manden a llamar al Padre Remigio Pérez Hurtado y se confiesa, a
los minutos es llevado al paredón.
Oye la sentencia
frente al pelotón con actitud altiva, había pedido dirigir el pelotón, pero esa
concesión se le negó.
Dos veces se opuso
que le vendaran los ojos, hasta que en el tercer intento aceptó y se descubrió
el pecho para recibir la descarga del pelotón de fusilamiento.
Bolívar exclama al oír las detonaciones: “¡He
derramado mi sangre!”. Esa expresión diversos historiadores y testigos se refirieron.
Después la tropas
desfilaron frente a su cadáver que se le dio sepultura en un cementerio de la
ciudad.
El Libertador dictó
una proclama que decía:
“Ayer a sido un día
doloroso para mi corazón....El General Piar fue ejecutado por sus crímenes de
lesa patria, conspiración y deserción.
Un tribunal justo justo y legal ha
pronunciado la sentencia contra aquel desgraciado ciudadano que embriagado por los favores de la fortuna
y por saciar su ambición, pretendió sepultar la patria entre sus ruinas”.

Lo que si debemos
tener claro cuando estudiamos la vida de Manuel Piar no es la manera como
terminó y sus causas sino los servicios que presto a la lucha por la
independencia de nuestra Patria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario