La amistad que terminó en batalla
Transitar por la senda
de la espada y no mencionar a estos dos personajes de la historia romana es
dejar un vacío en la narración sobre los
hechos de la espada y del honor.
Conocí parte de esta
historia con el excelente libro del escritor Michael Curtis Ford llamado “La
Espada de Atila”, que narra aquella época en donde los dos combatientes
vivieron y se enfrentaron.
El trama tan
interesante de esta historia que unió a Flavio Aecio y a Atila me despertó la
curiosidad de conocer sobre el tema y realice una búsqueda de información sobre el tema para conocer sobre este. Eso me llevo a
apasionarme por el tema y comenzar a conocer sobre el choque de dos
civilizaciones que se produjo a comienzos del siglo V después de Cristo.
Cuando penetras en el
tema y te encuentras con las dos magnas figuras; el guerrero huno, hábil como
jinete, aguerrido estratega militar,
frente a un valeroso general de las Centurias Romanas, con un gran
conocimiento sobre el pueblo de Atila, ya
que había vivido en su juventud como huésped-rehén de los hunos convirtiéndose en uno más de
ellos, que después se enfrentarían en la
famosa batalla de los Campos Cataláunicos.
En el imperio romano
para el fin de ese siglo IV no se conocía mayormente al pueblo de Atila, para
los romanos todo lo que no fuese su imperio, su cultura y tradiciones era
“bárbaro” para ellos. Cuando comenzaron a saber de este pueblo de una vez los
catalogaron como sucios, salvajes que comían carne cruda que salaban en los lomos
de los caballos debajo de la silla de montar.
Atila es el sobrino del
Rey de los hunos Rugas o Rugila que es entregado como rehén-huésped al Imperio
Romano, costumbre que se practicaba en esa época para enfrentar posibles
invasiones que amenazaban a ese imperio
pronto a agonizar. Esa costumbre se
realizaba con la firme intención de que fueran avales del cumplimiento del
pacto entre las dos naciones.
Es importante aclarar
que ese huésped-rehén gozaría de amplias libertades y sería tratado como un
integrante más del pueblo que lo recibía.
Primeramente Atila es
enviado a Roma ante que Aecio sea llevado
a territorio de los hunos, ya para esos momentos se empezaban a conocer
esas tribus como excelentes jinetes y hábiles arqueros, difíciles contendientes
para las Centurias Romanas.
Los primeros días en
que el futuro caudillo y Rey de los pueblos hunos conoce a Aecio, se convierten en amigos. Ambos asumen las
costumbres de los pueblos en que les toca vivir.
El romano asume la
vestimenta huna y aprende las tácticas militares de estos esforzados jinetes de
las estepas.
Para esa época el
imperio romano estaba dividido en dos partes. Teodosio el Grande, nacido en
Hispania, repartió entre sus dos
hijos el vasto imperio. Cedió la parte
occidental a Honorio y la oriental a Arcadio en el siglo 395. Pero ya ese
imperio no era ni la sombra de lo que fue.
El pueblo huno procedía
de la parte oriental del imperio, eran un pueblo nómada que invadieron Europa
para el año 370 que en los próximos
ochenta años crean un imperio.
Eran pastores, gobernados
por caudillos que se llamaban jefes de grupo, pero terminarían siendo
dirigidos por el tío de Atila Rugila.
Aecio nació en la
provincia romana de Escitia Minor en el año de 396, hoy la frontera entre
Rumania y Bulgaria. Provenía de una noble familia, su padre era un militar llamado Gaudencio que tenia el cargo
de Magister Militum de las Galias y de la hija de un Senador muy rico llamada
Aurelia.
Cuando regresa del país
de los hunos Rugila le entrega el Ejército del Norte de esa tribu, que está integrado por sesenta mil aguerridos
jinetes, teniendo el cargo militar de dirigir una brigada de caballería.
Atila y Aecio eran
grandes amigos, el futuro caudillo de los hunos aprendería el modo de vida
romana como su camarada Aecio se acoplo a la vida de los jinetes hunos. Atila
fue dos veces a Italia, una de ellas a socorrer a su amigo y le presto su ayuda
para que obtuviera el título de Caudillo.
Cuando fallece el
emperador Honorio aparecen dos candidatos a ocupar ese trono, Juan y
Valentiniano y Aecio es partidario del primero y utiliza su ejército para
apoyar esa causa.
Cuando Flavio parte
para Roma dirigiendo ese gran número de combatientes hunos, va vestido con la
vestimenta de ese pueblo y es recibido por su padre que se asombra ya que su
hijo es un jefe militar de los jinetes
de las estepas.
Gaudencio le aclara al
verlo, después de siete años, que el
mando de Roma cambia cada rato de mano y que por esa razón no se sabe quién
realmente es enemigo del imperio, lo
lleva ante la Emperatriz Madre Gala Placidia, ya Juan había sido apresado y
asesinado por el emperador Valentiniano.
Este gobernante negocia
con Aecio y le nombra Magister Militum de las Galias como fue su padre
Gaudencio. Para ese momento el poder se encuentra en manos de los Generales romanos
y uno de ellos es Flavio.
En ese tiempo Gala
Placidia busca desavenencias entre los jefes militares para de esta forma
evitar que el poder estuviese completamente en manos de estos líderes
militares. En esos tiempos terminan enfrentándose un jefe militar llamado Felix
y Flavio Aecio, derrotando y ejecutando a su rival obteniendo las Galias e
Italia.
Anteriormente Flavio
Aecio se había convertido en un líder muy importante del Imperio de Occidente,
teniendo una destacada participación en contra de expansión de los visigodos en
la Galia y a los burgundios en Saboya. Condujo al triunfo a los romanos en la
batalla de Mons Colubrarius en el año del 433.
El líder romano trata
de poner orden a un caótico Imperio de Occidente que ya se tambalea en franca
decadencia. Con sus dotes militares detiene a los visigodos en la Galia y a los
burgundios en Saboya.
La historia es un genio
caprichoso que cambia la fidelidad de sus guerreros tempestivamente y Aecio como militar se destacaría notablemente
en una campaña contra los hunos, sus antiguos aliados, acción que hace que le
otorguen el título de “El Ultimo Romano”.
Ya para el año 432
Atila era el caudillo de los hunos, los había unido, los dotó de libertad,
conformando un potente ejército y comenzó a ejercer presión contra el Imperio
Romano. Tres años después el emperador del Imperio de Occidente Teodosio firma
un acuerdo con el caudillo huno para evitar una confrontación de entregarle
tributos de los dos imperios, acuerdo que se rompe cinco años después.
El Rey huno busca una
excusa para la guerra con los romanos, hasta que consigue la razón al encontrar a unos romanos profanando tumbas
hunas. Este hecho produce una batalla en donde los jinetes de las estepas
obtienen un triunfo.
Teodosio sabia la
superioridad militar de los hunos y no le queda más remedio de aceptar las
pretensiones económicas de Atila logrando que le pagaran 700 libras de oro y
que le devolvieran todos los soldados hunos que estuviesen sirviendo en lo ejércitos romanos de Oriente y de
Occidente, pero al final terminó atacando las provincias de Iliria y Tracia .
Bleda y Atila asolaron
a los romanos e hicieron que que los
romanos destacaran tropas para combatir la agresión. Para lograr enfrentar la
amenaza los romanos tuvieron que pagar
de nuevo un tributo de 1100 libras de oro anuales, con un pago inicial de 6000
por pagos atrasados, además de tenerle que ceder grandes extensiones de
tierras. Pero de todos modos para el imperio era un precio barato que entrar en
una guerra.
Para el año 450 la
hermana del Emperador Romano; Honoria; le envía a Atila una petición de
matrimonio y un anillo y el líder huno acepta y pide la Galia como dote.
Flavio pacta con
Teodorico y cuando el huno intenta capturar Aurelianum; Orleans; se le oponen.
En el libro mencionado
Aecio y Atila se reúnen antes de la
batalla y el romano le ofrece al
huno que se le una, que haga retroceder
a su ejército, que cruce el Rin y se retire a sus territorios, asegurándole la
seguridad de él y de sus hombres mientras se halle en las fronteras del
Imperio.
Le promete que no
tomara represalias por la devastación
que los hunos han realizado. Atila ofrece que le dará una tercera parte del Imperio y un
lugar de honor.
Aecio le responde que
él ya está al mando de todo el Imperio de Occidente y para que renunciaría a
dos partes que ya controla.
Atila reconoce que su compañero de infancia está al mando de las legiones romanas, pero no tiene el título de Emperador y él es la única persona que se lo puede conceder.
Señala que Roma esta
moribunda, pero Flavio le responde que se recuperara y que no tiene elección.
El destino de los dos hombres está escrito, se enfrentaran.
Aecio cuenta con el
apoyo de los visigodos, francos y alanos, consiguiendo la gran victoria; según
algunos historiadores; de los Campos Cataláunicos en el 451, pero ese será otro
capítulo de este libro, también imposible olvidar si se va a referir sobre la
relación entre Aecio y Atila.
Para 452 los hunos
invaden el norte de Italia y el Papa León I dialoga con el líder bárbaro que se
retira con un ejército de treinta mil soldados,
tras el Danubio. Un año después muere por una hemorragia nasal.
Aecio no corre mejor suerte y para el 454 Valentiniano III que consideraba que después de muerto Atila la presencia de Flavio no hacía falta y gracias a las intrigas palaciegas mandó a llamar al militar y él mismo lo asesina por sorpresa. Para el siguiente año el sátrapa es asesinado por dos antiguos oficiales del vencedor de Atila.
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