El Diablo Briceño
José Rosario Araujo
Es imposible
recorrer la historia de nuestra gesta
independentista sin reconocer a Antonio Nicolás Briceño, siendo este destacado
prócer trujillano el Precursor de la Guerra a Muerte.
Había nacido el 29 de abril de 1782 en Mendoza del Valle del Momboy, su nacimiento trajo la muerte de su madre, Francisca Briceño, prima de su padre, Antonio Nicolás Briceño conocido como “El Abogado”.
Antonio Nicolás fue un destacado estudiante que cursó Filosofía en Mérida en una cátedra dictada por el prestigioso Doctor Cristóbal Hurtado, dos años de Derecho Civil y Canónigo. En Caracas obtiene el grado de Bachiller y en Santa Fe se gradúa de abogado.
Se casa con Maria de los Dolores Jerez de Aristiguieta con quien tuvo dos hijas Ignacia e Isabel. Para el año de 1807 tiene una causa judicial en contra de Simón Bolívar.
Por este problema los dos hombres se enfrentan cuando Bolívar realiza trabajo con sus esclavos en la hacienda “Santa Gertrudis” y llego Briceño acompañado de esclavos armados; según los testigos del juicio, y trato de detener los trabajos que realizaba el caraqueño y se enfrentaron, pero la causa fue detenida por los acontecimientos del proceso de independencia.
Briceño participó en el movimiento pro independentista conocido como la Conjura de los Mantuanos el 2 de noviembre de 1808. Fue representante ante el Congreso de 1811 por Mérida y fue un destacado y fanático defensor de la Firma del Acta de la Independencia.
Comparte con el
Lcdo. Miguel José Sanz la secretaria de ese cuerpo legislativo, además de ser
sensores los dos hombres de “El Publicista de Venezuela” que era un órgano del Congreso.
Briceño en sus planes quería dar el nombre de Colón al continente hispanoamericano como una forma de desagravio del navegante, hecho que fue acogido por el Libertador más tarde.
Una vez establecido la Primera República llevó Briceño a Maracay “el Decreto Penal contra los traidores, facineroso y desafectos al Gobierno”, era la ley marcial mediante el cual el Ejecutivo establecía las reglas para el enjuiciamiento de quienes se rebelaban en contra de la República.
Antonio Nicolás fue Fiscal en la causa contra los sacerdotes pro realistas Martín Gonzalez y Carlos López, por esta razón entre los partidarios de España fue considerado el culpable de la ejecución de los clérigos.
Después de la invasión de Monteverde el prócer trujillano sale en compañía del Cnel. Juan Paz del Castillo con tropa para los llanos de Camatagua a enfrentar al realista Eusebio Antoñanzas que era el segundo de Domingo Monteverde.
Briceño quedo impactado por las crueldades de los realistas y eso hizo que en su noble pecho se encendiera un justo odio en contra de los españoles. Ese rencor creció al ver la capitulación de Miranda, con justa cólera partió en la goleta “Matilde” en donde arriba a Curazao y sigue hasta Cartagena de las Indias.
Es ascendido al grado de Coronel por los servicios prestados a la causa revolucionaria. Hay que aclarar que a pesar de que la opinión que se tenía de Briceño cuando fue diputado por Mérida de que “era un alma jacobina, apasionado y autoritario, despótico, hombre de motín y de gobierno, dialéctico en el parlamento, soldado en la batalla, implacable con adversarios y enemigos” su mote o sobrenombre de “el Diablo” fue porque cuando niño en una obra religiosa representó el papel de malvado Satanás.
Su figura fue satanizada por el rol que jugo el trujillano en el desarrollo de la Campaña Admirable, lo que si no se tiene duda es que fue un patriótico fanático de la Revolución americana, que desbordo su justa cólera por las depredaciones cometidas por los realistas.
Los relatos lo describen como un esposo amantisimo, dedicado padre y de destacados entendimientos religiosos que había heredado de su padre, con un gran don de gente, temperamento reposado , pero de arranque impetuoso y de reto temerario.
Briceño dio al conocimiento público, en Cartagena de las Indias “El plan para liberar a Venezuela”, el cual es un documento antecesor del Decreto de Guerra a Muerte firmado por Bolívar la madrugada del 15 de junio de 1813.
El Cnel. Briceño se encontraba muy ansioso por desatar la campaña en territorio venezolano y con su justa ira vengar todos los desagravios que sufrían los venezolanos, penetra desde Cucuta a San Cristóbal en donde ejecuta a dos españoles y les envía sus cabezas a Bolívar y al Cnel. Castillo que eran los Jefes del Ejército de la unión.
A partir de este momento continua la marcha en territorio venezolano sin seguir ordenes de nadie, legalmente había sido relevado de su mando y sustituido por el Cnel. Pedro Briceño Pumar y el gobierno de la unión ordena a Bolívar disciplinar al trujillano.
Simón Bolívar junto a Castillo niegan que Briceño formase parte de Ejército, después que habían dado al “Diablo Briceño” el titulo de Comandante de Caballería.
El patriota estaba exaltado con la justa rabia por las crueldades de los realistas para cometer el acto contra los dos españoles que era aprobado por personas de la talla del Cnel. Atanasio Girardot, Vicente Tejera y el Dr. Cristóbal Hurtado de Mendoza. Muchos patriotas veían un sentimiento de venganza por los hechos que se cometían en contra de los patriotas venezolanos.
Cae prisionero cuando se dirige a Guasdalito junto a sus hombres y bajo fuertes medidas de seguridad es llevado a Barinas donde es entregado a Tiscar que era el Comandante General, salvándose del juicio su sobrino de 15 años.
El 1 de junio es condenado a ser muerto y su cabeza y mano derecha debía ser separada del cuerpo para ser exhibida en lugares públicos. El trujillano se mantuvo con gran serenidad y y desde el día 12 los españoles empezaron a ejecutar a sus compañeros para quebrar la resistencia de animo del heróe, pero no pudieron acobardarlo y tres días después se confiesa con el cura trujillano de nombre José Tadeo Montilla a le solicita papel, pluma y tinta para escribirle a su esposa, su adorada Lola.
Le escribe que
muere satisfecho de su conducta con el “más insultante menosprecio” a sus
verdugos, sus últimos instantes son solo para ella y le dice que morirá
pronunciado su nombre.
El 15 de junio fue fusilado a pocas horas que fuese formada en la ciudad de Trujillo el Decreto de Guerra a Muerte.
Antes de ser pasado
por las armas se negó a ser vendado y su cabeza fue colocada en los extramuros
de Barinas en los caminos que se dirigían a San Cristóbal y su mano la
guardaron para exhibirla en la Victoria.
Sus ultimas palabras dicen: “Tengo 31 años, soy Abogado, pero en el día soy Coronel por el gobierno subversivo de Cartagena; nací en el pueblo de Mendoza. Jurisdicción de Trujillo, Venezuela.”
De esta manera se apagó la vida de este joven prócer precursor de la Guerra a Muerte en contra de las depredaciones realistas.
¡Honor y Gloria para Antonio Nicolás!
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