jueves, 19 de noviembre de 2015

JOSÉ GREGORIO HERNÁNDEZ, EL CIENTÍFICO



La Otra Historia
José Rosario Araujo
Venezuela entera ha seguido con mucho interés la beatificación del Dr. José Gregorio Hernández. Existe un  clamor unánime de todos los venezolanos; desde hace muchos años; para que el Siervo de Dios sea beatificado.

Pero pocos conocen la trayectoria del Doctor Hernández como médico,  científico   profesor universitario y patriota.
Como médico realizó una extraordinaria labor junto a otro conocido galeno venezolano llamado Luis Razetti.

Adentrémonos en la carrera médica del santo de Isnotú para conocer un poco más sobre este Siervo de Dios.
José Gregorio Hernández al terminar los estudios de medicina se dirige a su tierra natal, al poco tiempo recibe un llamado de doctor Calixto González que había sido uno de sus profesores  para que se dirija  a la ciudad capital,  ya que lo había propuestos para realizar estudios en Europa, asignándole una beca de seiscientos bolívares mensuales. 

Hernández se dirige a Francia a dedicarse a la experimentación, estudiando microscopia, histología normal, fisiología experimental y bacteriología, había sido ampliamente recomendado por su  buena conducta y su dedicación al estudio.
En Francia el Siervo de Dios trabaja en los laboratorios del Premio Nobel 1913; Charles Richet; en la materia de fisiología experimental en la Escuela de Medicina de Paris. En Paris compra un laboratorio de fisiología por instrucciones del gobierno.

 Al terminar sus estudios se dirige a la ciudad de Berlín; en Alemania; a prepararse en las materias de anatomía patológica,  histología y un curso de bacteriología.
Hernández finaliza sus estudios en Europa regresando en su patria en el año de 1891 en el gobierno de Andueza Palacios y debido a la experiencia del galeno en la adquisición de los equipos mencionados  es nombrado director  en los estudios de Fisiología Experimental, Histología y Bacteriología además de catedrático    de esas asignaturas

Hay que reconocer en Hernández que esta cátedra de bacteriología fue la primera que se fundó en América, realizando una excelente labor ya que era un investigador por vocación contando con un espíritu ávido interesando en la investigación. 

Un año después presenta al  I Congreso Médico Panamericano de Washington una investigación en donde presenta la teoría de que el número de glóbulos rojos es menor  en los habitantes del trópico que en las regiones templadas, resultando este fenómeno que el organismo teniendo menos perdidas por el calor, disminuye la producción globular, produciéndose mayores casos de anemia. 

Se destaca de la misma forma con la publicación de un excelente trabajo; junto a otro médico llamado Nicanor Guardia; sobre la angina de pecho de naturaleza paludosa llegando a la conclusión para el estudio de una enfermedad que era poco conocida para la época producida por el paludismo y su cura con la quinina.

Dos años después el discípulo  de  Esculapio publica en la Gaceta Médica varios trabajos y un libro en 1906 llamado “Elementos de Bacteriología” conocido como el primer libro sobre el tema en el país, que definía la bacteriología, los microbios, microbios  vegetales, animales y la clasificación de Pasteur.

Hernández es un estudioso de las lesiones anatomopatológicas de la pulmonía crupal y la neumonía fibrinosa que era rara para la época, pero resulto que la enfermedad era bastante común en Caracas.
Era  un investigador acucioso sobre la relación entre el bacilo de Koch y el de Hansen, dedicando de igual manera un trabajo sobre el tratamiento del aceite Chaulmoogra contra la tuberculosis. Ese aceite era usado  para tratar la lepra.

Aportó  el  estudio del microscopio, enseñando a sus alumnos su uso y manejo, dando a conocer la teoría de Virchow; padre de la patología moderna;  que tiene que ver sobre la teoría celular. Tuvo una destacada labor como fisiólogo y biólogo, conocía las ciencias básicas como la física, química y matemática.

Hernández  en el año de 1918 en una sesión en la Academia de Medicina presenta  un informe donde aduce que el aceite Chaulmoogra mata el bacilo que produce la tuberculosis.
Se convierte en un apasionado estudioso del flagelo de la binharziasis en Venezuela, realizando un importante trabajo sobre la terrible endemia.

No solo el Siervo de Dios fue un investigador dedicado, de la misma manera se destacó como docente, profesión que practicó  desde  noviembre de 1891, hasta el día anterior a su muerte, sábado 28 de junio de 1919, un periodo de 28 años que tuvo interrupciones contando con tres etapas que fueron desde 1891 a 1908, de 1909 a 1912 y de 1916 a 1919.

Sus discípulos lo recuerdan como un gran pedagogo, interesado en que sus alumnos aprendieran lo que él se esforzaba en enseñarles. Muy acucioso en la preparación de las clases, muy puntual para empezar y terminal la clase, muy justo pero estricto.

No aceptaba las bromas, ni las risas en clase y como anécdota que retrata perfectamente la seriedad de sus clases se cuenta que un día los alumnos lo recibieron con aplausos y este secamente les respondió que a clase se venía a aprender y él que creyera lo contrario se podía ir.
Estimulaba en sus alumnos el espíritu investigativo, les incentivaba la honradez y en los valores, dejaba una huella profunda en sus discípulos que hizo que los recordaran al pasar los años con un gran cariño y respeto.

Demostraba el Doctor Hernández que la investigación metódica en todos los campos del saber nunca estaba reñida con la fe. Comulgaba con la teoría creacionista, profundo rival de la teoría evolucionista que nunca acepto como válida.

A pesar de que el Siervo de Dios era un hombre, parco, callado, lo unió una gran amistad con Luis Razzeti, que era de una personalidad en erupción y siempre buscaba la controversia con Hernández, pero este le aplacaba las ganas de debatir  sobre la teoría del   Darwismo. Los dos hombres gozaban; a pesar de sus diferencias; de una gran amistad y el hijo de Isnotú siempre que podía le metía en su saco a Razzeti una estampa de la Virgen María, con el fin de que algún día cambiara sus ideas.

Razzeti se expresó así de José Gregorio Hernández: "Fue médico profesional al estilo antiguo; creía que la medicina era un sacerdocio, el sacerdocio del dolor humano, y siempre tuvo una sonrisa cariñosa para la envidia y una caritativa tolerancia para el error”.

Otra faceta del Doctor Hernández poco conocida es su participación en las milicias que se crearon cuando el bloqueo del año 1902 apareciendo en la boleta: 

“Estados Unidos de Venezuela, Distrito Federal. Jefatura de Milicias N° 1, Caracas, 11 de diciembre de 1902. El ciudadano José Gregorio Hernández se halla alistado en la milicia de la Parroquia de Altagracia. Vive en la calle Norte 2, casa N° 36. El Jefe Civil: G. Arenas. El Prefecto: L. Carvallo. Filiación: Edad treinta y ocho años. Estado: Soltero. Profesión: Médico”.


De  esta manera vamos conociendo las facetas de este hombre santo, que no solamente fue un hombre de Dios sino un gran científico, un dedicado y rígido  docente,  además de  un gran patriota.

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