miércoles, 17 de febrero de 2016

POR EL CAMINO A CARMANIA III PARTE



 Sergio Tucci y Josë Rosario Araujo

Recordaba como si fuera ayer los pormenores de su fracaso en Puerto Cabello, sentía todavía un dolor en su pecho y una rabia sorda al recordar cómo fue esa traición y después aquel mudo reproche de Miranda.
Le dolía acordarse de cuando su amigo español Iturbe lo llevo ante Monteverde para pedir un salvoconducto para salir del país, así viviera mil años nunca olvidaría la humillación que le hizo el jefe realista. Evocaba su llegada a la Nueva Granada, sus setenta hombres que fieles a él lo siguieron, convirtiéndolos en aguerridos combatientes y muchos de ellos se encontraban durmiendo en las afuera de la Hacienda dispuestos a seguirlo a donde fuera. 

Ellos confiaban en él y debía llevarlos al triunfo. Simón esa noche sabía que haría lo que estuviera en sus manos para lograr la libertad de la Patria y no fracasaría.
Pero tenía la certeza de que no se podía pelear con unos salvajes como Monteverde y sus hombres con normas de caballerosidad y decencia. Esto mis amigos debieron de ser los pensamientos de Bolívar aquella noche. No podía defraudar a Padre Rosario que tan generosamente lo había ayudado. Los informes que le llegaban eran aterradores, debía de fortalecer al ejército patriota con más hombres y recursos.

 Aquí en Trujillo los jóvenes huían para no ser reclutados, los españoles habían planteado la lucha por la defensa del Rey y el odio a los patriotas porque decían que eran ateos, rebeldes.
Esa noche Bolívar ideo El Decreto de Guerra a Muerte, sabía que con esto haría estremecer el suelo patrio, pero lograría hacer temblar al enemigo. La guerra a muerte que ya practicaban los españoles debía de ser también declarada por los patriotas. Bolívar se levanta de la mecedora y camina alrededor del cuarto piensa, medita, recuerda las palabras del padre Rosario:
-“Simón no debemos de ser clementes con ellos, los españoles no lo serán con nosotros recuerda lo que te paso en Puerto Cabello.  Combátelos con crueldad hazles pagar lo que hacen contra tu gente. Briceño tenía razón; hay que hacer que nos teman”. 

Después de unas horas y ya bien entrada la noche El Libertador Simón Bolívar se acuesta para tener un dormir inquieto ligero y levantándose al otro día con la mente clara y dando forma a una proclama que piensa redactar a su llegada a la ciudad de Trujillo.
Las tropas ya listas para seguir, impacientes en luchar por la libertad de sus tierras, dispuestas a combatir sin cansancio en pos de un ideal parten junto a sus jefes que los conducirá a la tan ansiada victoria. Al llegar a Trujillo la noche del 14 al 15 de junio no fue de descanso para el Brigadier Simón Bolívar. 

Inquieto, preocupado, nervioso igual que la noche anterior en la casa de su amigo el sacerdote Rosario, camina por el cuarto, se sienta en una silla embutidos en los mismos pensamientos que lo inquietaron la noche de ayer y todo el día de hoy.
-“Tenemos que definir la lucha, de cobrar agravios, hay que vencer o morir, Antonio me lo repitió ayer varias veces y al despedirnos me dijo: Simón hazle honor a ese apodo de Libertador,  haz que los realistas nos teman y respeten.”
Las palabras del padre Rosario no se le apartaban de su mente y anoche al meditar le llegó una proclama que tenía que dictar a sus tropas y a los venezolanos.

Son las tres de la mañana camina incansablemente por su habitación, sale de ella y llama a Briceño Méndez:
-“¡Pedro, Pedro, ven por favor!” Paseándose de un extremo a  otro de la sala empieza a dictar: Venezolanos: un ejército de hermanos… ha venido a libertaros y ya lo tenéis entre vosotros”
Briceño Méndez escribe ya está acostumbrado a ser levantado por las noches para escribir una carta o una proclama pero ahora sabe que lo que escribe cambiara la guerra y esta decisión será trascendente.
Bolívar continúa:

- “…No hemos podido con ver indiferencia la aflicción que os hacían experimentar los bárbaros españoles que os han aniquilado con la rapiña y os han destruido con la muerte.”
El Libertador habla con voz pausada pero grave, sabe que esta decisión trae el triunfo o la derrota para la causa de la libertad.
-“Que desaparezcan para siempre del suelo colombiano los monstruos que lo infectan…..Que su escarmiento sea igual a la enormidad de su perfidia…”Bolívar hace una pausa y mira a la puerta sorprendido al ver llegar a varios de sus oficiales que al escuchar el ruido de la voz de su jefe se levantan y sospechando desde ayer que ocurrirá un acontecimiento importantísimo no quieren perderse de aquella proclama que dicta su Brigadier, a pesar del momento de tensión nadie fuma, el General no lo permite en su presencia.
-“A pesar de nuestros justos resentimientos contra los inicuos españoles, nuestro magnánimo corazón se digna aún brindarles por última vez una vía a la reconciliación y a la amistad… todavía se les invita a vivir pacíficamente entre nosotros….”Se levanta y con voz dura imponente y con un tono más fuerte exclama: “Españoles y canarios: contad con la muerte aun siendo indiferentes. Americanos contad con la vida aun cuando seáis culpables” 

Los habitantes de Venezuela  han quedado divididos en españoles y americanos y los primeros se dividirían en los que sigan con el rey y los que ayuden a la independencia.
Después de lo fuerte de su voz concluye cansadamente sentándose en el humilde catre:
-“Cuartel general de Trujillo 15 de junio de 1813. Simón Bolívar.
Ya la decisión ha sido tomada y los dos bandos serán irreconciliables, serán divididos por una mar de cadáveres, esta guerra a muerte durará siete años.

Al cumplirse una semana del famosos decreto Urdaneta informaba al Libertador que las tropas de realistas que infestaban a Trujillo habían sido exterminadas. Los españoles tomados presos por Girardot fueron fusilados.
La guerra seria feroz y mucho camino quedaría por recorrer en la lucha por la libertad.
A partir de este momento esto no sería una guerra internacional, sería una guerra civil que se daría entre hermanos. Serían los españoles lo que suscitaron esta decisión tan dura.

De esta manera Bolívar estaba restableciendo la unidad americana que sería tan necesaria en los próximos años en la lucha por la liberación en contra del imperio español.
Si El Libertador no toma la decisión de la “Guerra a Muerte” la guerra se hubiera prolongado y las fuerzas patriotas hubieran sido derrotadas.

Simón Bolívar un día diría:
“Para ganar cuatro insurgentes, que nos ayudaran a liberarnos, fue necesario declarar esta guerra a muerte”.
El guerrero americano también manifestaba: “Yo he decidido emprender esta guerra a muerte para quitar a los tiranos la incomparable ventaja que su sistema de destrucción les ha otorgado”.
Quizás esta guerra a muerte fue necesaria y de ella dependía la independencia americana para demostrar que si los españoles querían exterminar a los españoles, el deber de los libertadores era salvarlos.

Si la fuerza del imperio español no hubiera sido quebrada por la violencia de la lucha liberación, la lucha por la independencia hubiera sido más larga y no menos cruel. Por esto el decreto tiene bastante justificativo.
Con la liberación de las provincias fronterizas de Trujillo y Mérida, la misión del Libertador estaba terminada, pero el entendía que si obedecía al Congreso que le había otorgado el permiso de liberar solo esa dos provincias, él y sus tropas estarían perdidos y Venezuela no alcanzaría su libertad. 

-Debo dirigir una carta al Congreso pensó Bolívar.
Escribió lo siguiente:
“Más que nunca, debemos actuar con rapidez y fuerza. Si permanecemos pasivos o retrocedemos, todo estará perdido y yo no seré responsable de nada. Por favor comprendan que todas las tropas de Nueva Granada, no importa bajo qué mando, han sufrido muchos reveses, y que sólo el ejercito que tengo el honor de mandar no ha sufrido daños. La fortuna ha querido coronar nuestros esfuerzos y ha decidido protegernos. No agotemos su benevolencia”. 

El caraqueño tomó la decisión de no obedecer las órdenes del Congreso y siguió avanzando arrollando a los realistas. Se dirige a Barinas  y Monteverde ordena atacarlo y en Niquitao se enfrentan los dos ejércitos.
Al amanecer del día 2 de julio los patriotas avanzan hacia los españoles, a las 9 de la mañana observa José Félix  Ribas el dispositivo de defensa de las tropas enemigas.
Al estar a los 100 metros el jefe patriota ordena a sus soldados del el centro que eran comandados por Urdaneta que abrieran fuego contra las posiciones enemigas.

Cosa que realizo el marabino por espacio de una hora, luego recibe la orden de romper la línea central del enemigo con un grueso importante de su tropa. Otro grupo de patriotas comandados por el capitán José María Ortega realizan otro ataque en contra del ala derecha del enemigo.
El enemigo abandona su posición por la embestida de los patriotas para así obtener mejor posición en una altura más importante.
El ataque patriota sigue por tres horas más pero sin ningún resultado aparente sino la toma de algunas posiciones sin importancia.
De pronto Ribas ordena a su caballería que marche por el camino real y toca a “degüello” es decir a la carga para que embistan la retaguardia enemiga.

Los españoles son derrotados y se fugan desordenadamente. Los patriotas obtienen con esta derrota realista 445 prisioneros, 450 fusiles, 60 sables, 160 tiros de cañón, gran cantidad de municiones. La derrota española fue tan grande que Martí escapo con solo seis compañeros.

Esta fue la primera de la batallas ganadas por el Coronel; en ese tiempo; José Félix Ribas acompañado por otros bravos patriotas como el Mayor Rafael Urdaneta, los Capitanes Campo Elías y José María Ortega.
Las fuerzas patriotas en esta acción realizaron dos hechos relevantes y fueron la marcha realizada por esta tropas y la maniobra para derrotar a los españoles en sus posiciones.

Después de esta acción los patriotas siguen en marcha para conquistar la capital de Venezuela, pero por desgracia todavía está lejos la completa libertad de Venezuela. Mucha sangre será derramada y la caída de la II República será una de las etapas más negras de la historia venezolana.


FIN

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