jueves, 6 de diciembre de 2018

BOLÍVAR Y NEVADO

José Rosario Araujo
En su paso por Mérida, por el páramo de Mucuchies en la Campaña Admirable Simón Bolívar recibió como obsequio del señor Vicente Pino un hermoso perro “mucuchies”.
Este hermosos animalito se llamaba “Nevado”, era negro como la noche pero tenía las orejas, la cola y el lomo blanco, eso hizo que El Libertador  le recordara las montañas andinas y razón por lo que le pusieron el nombre que ya conocemos.

El noble animal era cuidado por un indio de esa zona llamado Tinjacá que conocía al perro desde que era un cachorro. Su cuidador tenía una forma de llamarlo que era silbando y el perro corría hasta donde su cuidador lo solicitaba.

Nevado acompaño a Bolívar en toda las campañas emprendidas  hasta llegar a Caracas. Compartió con los patriotas y el héroe caraqueño los azares de la épica campaña, en la pelea el perrazo ladraba  muy fuerte, sobresaliendo sus aullidos al ruido de la pelea.

En la batalla de La Puerta Nevado y Tinjacá fueron apresados por Boves, ya en las filas realistas se conocía del perro y el caudillo llanero pensaba  que el fino olfato del mucuchies descubriría la presencia de Bolívar.

En la matanza de Valencia aprovecho Tinjacá para escapar con el noble animal. Corto las correas con las cuales estaba atado y se retiró a cierta distancia silbo y el perro escapo por los pasillos de la casa donde se encontraba cautivo.

 Los dos fugitivos caminaron sin descanso hasta toparse con tropas patriotas con las cuales al tiempo llegaron a Mucuchies y participaron en los combates en que fueron derrotados.
Desde ese momento desaparecen el perro y el indio, pero El Libertador nunca perdió la esperanza de volverlos a ver. Él nunca quiso creer que sus dos amigos hubieran muerto.
Seis años después al pasar por Mucuchies Bolívar que marchaba a Trujillo paso por la casa del señor Pino, la casa estaba cerrada.

El patriota pregunta por su amigo pero le dicen que había emigrado a La Nueva Granada y temeroso de recibir una mala noticia lo hace también por sus dos amigos el perro y Tinjacá. Recibe por respuesta el total desconocimiento de donde se encontraban.
Sigue su camino pero por donde pasaba preguntaba por el perro y su fiel cuidador. Nadie le daba respuesta.

Al llegar a un sitio lleno de un silencio sepulcral, de niebla que rodeaba a los viajeros casi impidiéndoles la visión se oye un grito dando vivas al ejército libertador.

Cuál sería la sorpresa de Bolívar y su gente al ver al indio Tinjacá, la alegría es grande de una vez el caraqueño pregunta por el fiel animal.

Tinjaca silba  y Nevado aparece veloz como una flecha arrojándose en los brazos cariñosos de su dueño.
Desde ese tiempo el perro y Bolívar no se separan, el animal lo sigue por todas partes con su fiel cuidador. Unas veces siguiendo a los caballos y otras en un cesto en los lomos de una mula. Acompañan a Bolívar hasta en la firma del armisticio de Trujillo convirtiéndose el perro otra vez en la mascota del ejército patriota, todos lo querían y a pesar de su imponente presencia siempre fue cariñoso con todos.

Pero el perro envejecía y ya no tenía la fuerza ni la agilidad de antes y en la Batalla de Carabobo se lanzó enfurecido contra los caballos realista y es muerto él y Tinjaca. Eso nubla el gran triunfo obtenido por Bolívar en esa batalla, el General Presidente siempre guardo en su corazón el amor que le tuvo a ese bello perrazo llamado Nevado y a su fiel amigo Tinjaca.

Hay muchas bella historia de ese gran hombre que dio su vida por darnos la libertad al cual debemos venerar y querer. Indagar sobre su vida es la forma mejor de honrar su memoria y pagar con amor el gran amor que nos tuvo.


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