Conociendo sus personajes
José Rosario Araujo
He sido un gran enamorado de la
historia. Creo que todos debemos saber de dónde venimos para entender hacia
dónde vamos, siendo esa la mejor lección de esa ciencia que siempre me ha
apasionado.
He tenido la suerte de escuchar
la historia local narrada por personas muy versadas en ese tema, gente que
vivió parte de esa historia y fueron testigos de los acontecimientos y
personajes que poblaron la ciudad de las siete colinas en toda la etapa del
siglo xx.
Pude ser oyente fiel de la
ocurrido en la tierra de Mercedes Díaz por parte de personas como Esther
Rosario, el Poeta Pérez Carmona, el recordado Hugo Dubuc, mi compadre Diego
Hidalgo, el Bachiller Carrizo, el Cronista del Mercedes Díaz Arnoldo Bolívar,
el Cronista de Valera Luis González, mi buena amiga Rosalba Hernández y Alfredo
Matheus quienes cada vez que hable o conversó con ellos voy nutriendo mi amor
por mi terruño.
Creo que una de las cosas más
importante que debemos tratar de lograr para la antigua Hacienda de Mercedes
Díaz rumbo al Bicentenario es despertar el amor hacia su tierra de los más
jóvenes, para que ese amor transforme el rostro que muchas veces tiene la
ciudad de las siete colinas.
Hoy quiero referirme a un hombre
santo quien derrochó cariño por Valera, ese hijo adoptivo de la ciudad fue el
Padre José Humberto Contreras, del cual no conocí pero tuve como su más fiel
juglar al gran cultor y atleta, recientemente fallecido Arnoldo Bolívar, que
cuando tuvo la columna de Valera en el Periódico Gente me narró muchas de las
vivencias que tuvo con este gran valerano de adopción.
Ayudado por estos recuerdos, por
un interesante artículo de Alfredo Matheus titulado “Padre Contreras, el
Humanista a 29 Años de su Muerte”, publicado en el Diario de Los Andes, el 27
de diciembre de 1991 y por las narraciones de la amiga Rosalba Hernández tan
sabrosas, vamos a adentrarnos en aquella figura que otro hijo adoptivo de la
ciudad como lo fue aquel hombre de Dios, Juan de Dios Andrade, que lo describió
como un luchador y combatiente de ideales.
Este sacerdote humanista fue
oriundo del estado Mérida, de la población de Tovar, naciendo a los tres años
del siglo XX en el último mes del año.
Evocó a Arnoldo Bolívar y a
Esther Rosario con sus narraciones en donde José Humberto Contreras se erige
como el iniciador de las cooperativas de ahorro para la adquisición de
vivienda, mi mamá Esther comentaba el gran trabajo del prelado para la construcción
de la Urbanización Lasso de La Vega junto a otra gran valerana como lo fue Aura
Salas Pizani.
Con su recio carácter el Padre
Contreras recogiendo dinero aquí y allá con apoyo de los valeranos terminó de
construir el Templo de San Juan Bautista. Había llegado el 23 de julio de 1934
por mandato del Dr. Guillermo Parra asumiendo la Parroquia San Juan Bautista.
Concluye la obra con el revestimiento de la obra, tanto en su interior y
exterior.
Compra la vidriera de la cúpula
del presbiterio y las naves laterales que son encargadas a Alemania en 1939.
El sacerdote merideño levantó la
Iglesia San Pedro, dirigida después por el Padre Juárez y con aportes de la
comunidad y de los habitantes de la ciudad compró el terreno de la Iglesia El
Carmen quien fue su párroco otro hombre santo como lo fue el Padre Javier
Sarrasqueta.
No solamente el Padre Contreras
se dedicó a buscar recursos para las iglesias, ni únicamente trabajo como
cooperativista, tuvo otra gran función como fundador del primer centro de salud
para tuberculosos en Valera en el año de 1942, como lo dice Alfredo Matheus en
su ameno artículo.
Además el sacerdote no solo
prestó servicios a los enfermos de esa terrible enfermedad que era la
tuberculosis, sino que un año después Contreras funda una Casa Hogar que
servirá para dar educación a obreros en la noche y como actividad extra durante
las horas del día les daba de comer a cuanto niño de escasos recursos se
acercaran a esas dependencias, que también recibían atención médica y
educación.
En una amena charla con la señora
Rosangela Hernández me refirió que conoció al Padre Contreras de toda una vida
y que cuando fue alumna del Colegio Monseñor Lasso de La Vega pudo tratar con
más detenimiento a este hombre santo que tanto bien le hizo a la ciudad y al
estado Trujillo.
Me narró que ella entró como
alumna en ese colegio por el año de 1957 que era regentado por unas monjas
españolas, pero al corto tiempo fue nombrado este sacerdote merideño como
director de la institución.
El Padre Contreras; según mi amiga;
le dio clases de Ingles y de Religión y era muy amable. En ese plantel
educativo recuerda como docentes a las señoritas Álvarez de Lugo, a María
Chapón de Paris y a mi tía Esther Rosario
Entre sus recuerdos la señora
Rosangela me narró que el Padre Contreras tenía una venadita a quien trataba
como una mascota llamada Campanita, que era la delicia de las niñas del colegio
que él dirigía.
Compartía frutas con las niñas y
evoca mi amiga que era de un carácter muy cariñoso con todas las alumnas de ese
plantel educativo.
Refirió la señora Rosangela que
el Padre Contreras vivía en La Hoyada al frente de una profesora del Lasso de La
Vega, llamada Lola de Molina.
Contreras mantuvo una gran
amistad con el Padre Andrade. Los dos eran merideños y las sobrinas de Andrade
estudiaron en el colegio, recuerda mi amiga.
También recuerda el “Curruchete”
que el sacerdote amablemente les obsequiaba a las alumnas el Día de San Juan.
Según me cuenta esta dama; que es
una narradora muy interesante sobre la historia de Valera; que el Padre
Contreras se agravó en Caracas y murió, dejando a la ciudad huérfana de uno de
sus más dedicados hijos adoptivos que desde que llegó a la ciudad de las Siete
Colinas sembró amor por cada rincón que transitó.
Contreras tenía muchos deseos de
regresar a la ciudad por las fiestas navideñas y un pesebre viviente que hacían
en el colegio, pero fue sorprendido por la muerte.
Hoy recordemos con cariño este hombre
de Dios que tantas bendiciones obsequio a la ciudad de las Siete Colinas.
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