Evocando nuestra historia
José Rosario Araujo
En
el primer año del siglo XX, el Gral. Cipriano Castro envía como Delegado de su
gobierno al veterano militar guzmancista Alejandro Ibarra, pero al llegar a
Valera el Concejo Municipal que es conservador se auto disuelve, manifestando
que le ha sido quitado competencia; atacando el decoro de sus miembros; ya que el militar venia investido de todas
las facultades políticas y militares.
Agosto
del primer año es escogido para cumplir la promesa hecha por Castro al pasar
por Valera, el año anterior, de
convertirla en capital del estado y el 2 de septiembre se dirige el presidente
del estado Dr. Inocente de Jesús Quevedo
a la nueva capital.
Junto
a Quevedo se dirigen a su nuevo puesto de trabajo con su comitiva, además del
mobiliario necesario. En los trujillanos se produce gran tristeza.
El
Concejo Municipal Valerano celebra y muestra agradecimiento a Cipriano
declarándolo “Director Supremo del Partido Liberal”, además ofrecen sus propias
dependencias para establecer sus oficinas y los valeranos se sienten
orgullosos por ser ahora “capitalinos”.
Pero
la alegría duraría poco ya que el nuevo gobierno regional encontraría la
dificultad de conseguir quienes les alquilaran inmuebles para su
funcionamiento.
En
1901 cuando Valera es capital del estado, el 20 de febrero se reúne la
Constituyente Regional en una casa frente a la Iglesia, pero esa reunión no
produce grandes cambios sino el retorno de la capital a la ciudad de Trujillo
en el mes de abril, siendo solamente la tierra de Mercedes Díaz capital por
ocho meses.
Este
año sería de gran progreso para la ciudad, se lleva a cabo el trazado y
alineamiento de las calles en el Llano
de San Pedro, que es realizado por Américo Briceño Valera, además instalan
barandas a la plaza y construcción de sus avenidas, empedrado de las calles que
rodean la plaza.
Al
final de ese año se produce un brote de viruela en la ciudad que no adquiere
mayores proporciones.
Para
el cuarto año, Valera brilla por su progreso gracias a la gestión del Gral.
Juan Ignacio Montilla que es el presidente del Concejo Municipal, se construye
el puente sobre el río Motatán.
Se
le pide a Castro que cumpla con la promesa del Acueducto y el “Cabito”
diligencia al Ing. Andrés Palacios para estudiar y ejecutar la obra que
prestaría servicio a la ciudad hasta 1944.
Es
donado; por Domingo Giacopini; un terreno que se encontraba a la salida hacia
Sabana Libre; para la construcción de un hospital y 2.000 bs en efectivo para
comenzar la obra.
Es
construido un nuevo cementerio en un sitio llamado “El Ojo de Agua y se
inaugura un gran avance para la ciudad como lo es una línea telefónica entre
Valera y Motatán en donde cada 20 palabras costarían 0,50 bs y cada palabra más
costaría 0,12 bs.
Continuando
con los avances en la ciudad la señora
Dolores Manucci de Araujo crea un colegio para señoritas para cursar estudios
de Normal y llega el primer fonógrafo traído por Antonio Santini.
Al
quinto año de reciente siglo Valera necesita un lugar de cultural, donde sea
encuentro de intelectuales y artistas un grupo de notables funda el Ateneo de
Valera. Entre ellos se encuentra el destacado sacerdote Monseñor Miguel Antonio
Mejía, el Doctor José Antonio Tagliaferro, Américo Briceño Valero, el Doctor
Rafael Terán, Juan Hack, Wenceslao Martínez, Rodulfo Terán, Clemente Manucci,
Ernesto Spinetti, Máximo Barrios entre otros. El Bachiller Pompeyo Oliva con su
revista “Cosmo”, le sirve de órgano divulgador.
Nunca
faltaría el abuso de los Jefes Civiles y la ciudad de Valera no sería una
excepción cuando un funcionario gubernamental obligaría a la Junta
Administrativa de los fondos del hospital en proyecto entregarle lo recaudado
para la reparación de las calles, el ayuntamiento municipal se opone
denunciando tal atropello al Presidente del estado, pero este respalda lo
realizado por el Jefe Civil y el proyecto del Hospital se detiene
indefinidamente.
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