martes, 25 de abril de 2017

VALERA EN LOS INICIOS DEL SIGLO XX



Evocando nuestra historia

José Rosario Araujo
En el primer año del siglo XX, el Gral. Cipriano Castro envía como Delegado de su gobierno al veterano militar guzmancista Alejandro Ibarra, pero al llegar a Valera el Concejo Municipal que es conservador se auto disuelve, manifestando que le ha sido quitado competencia; atacando el decoro de sus miembros;  ya que el militar venia investido de todas las facultades políticas y militares.

Agosto del primer año es escogido para cumplir la promesa hecha por Castro al pasar por Valera,  el año anterior, de convertirla en capital del estado y el 2 de septiembre se dirige el presidente del estado Dr.  Inocente de Jesús Quevedo a la nueva capital.

Junto a Quevedo se dirigen a su nuevo puesto de trabajo con su comitiva, además del mobiliario necesario. En los trujillanos se produce gran tristeza.
El Concejo Municipal Valerano celebra y muestra agradecimiento a Cipriano declarándolo “Director Supremo del Partido Liberal”, además ofrecen sus propias dependencias para establecer sus oficinas y los valeranos se sienten orgullosos  por ser ahora “capitalinos”.

Pero la alegría duraría poco ya que el nuevo gobierno regional encontraría la dificultad de conseguir quienes les alquilaran inmuebles para su funcionamiento.
En 1901 cuando Valera es capital del estado, el 20 de febrero se reúne la Constituyente Regional en una casa frente a la Iglesia, pero esa reunión no produce grandes cambios sino el retorno de la capital a la ciudad de Trujillo en el mes de abril, siendo solamente la tierra de Mercedes Díaz capital por ocho meses.

Este año sería de gran progreso para la ciudad, se lleva a cabo el trazado y alineamiento  de las calles en el Llano de San Pedro, que es realizado por Américo Briceño Valera, además instalan barandas a la plaza y construcción de sus avenidas, empedrado de las calles que rodean la plaza.

Al final de ese año se produce un brote de viruela en la ciudad que no adquiere mayores proporciones.
Para el cuarto año, Valera brilla por su progreso gracias a la gestión del Gral. Juan Ignacio Montilla que es el presidente del Concejo Municipal, se construye el puente sobre el río Motatán.

Se le pide a Castro que cumpla con la promesa del Acueducto y el “Cabito” diligencia al Ing. Andrés Palacios para estudiar y ejecutar la obra que prestaría servicio a la ciudad hasta 1944.
Es donado; por Domingo Giacopini; un terreno que se encontraba a la salida hacia Sabana Libre; para la construcción de un hospital y 2.000 bs en efectivo para comenzar la obra.

Es construido un nuevo cementerio en un sitio llamado “El Ojo de Agua y se inaugura un gran avance para la ciudad como lo es una línea telefónica entre Valera y Motatán en donde cada 20 palabras costarían 0,50 bs y cada palabra más costaría 0,12 bs.       

Continuando con los avances en la ciudad  la señora Dolores Manucci de Araujo crea un colegio para señoritas para cursar estudios de Normal y llega el primer fonógrafo traído por Antonio Santini.
Al quinto año de reciente siglo Valera necesita un lugar de cultural, donde sea encuentro de intelectuales y artistas un grupo de notables funda el Ateneo de Valera. Entre ellos se encuentra el destacado sacerdote Monseñor Miguel Antonio Mejía, el Doctor José Antonio Tagliaferro, Américo Briceño Valero, el Doctor Rafael Terán, Juan Hack, Wenceslao Martínez, Rodulfo Terán, Clemente Manucci, Ernesto Spinetti, Máximo Barrios entre otros. El Bachiller Pompeyo Oliva con su revista “Cosmo”, le sirve de órgano divulgador.

Nunca faltaría el abuso de los Jefes Civiles y la ciudad de Valera no sería una excepción cuando un funcionario gubernamental obligaría a la Junta Administrativa de los fondos del hospital en proyecto entregarle lo recaudado para la reparación de las calles, el ayuntamiento municipal se opone denunciando tal atropello al Presidente del estado, pero este respalda lo realizado por el Jefe Civil y el proyecto del Hospital se detiene indefinidamente.

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