José Rosario Araujo

La intención con
esta serie de escritos es dar a conocer que no solamente muchos países del
mundo han sufrido la bota férrea del imperialismo ahogándolos, sino sus
minorías raciales han sido afectados
por la violencia y dominación segregacionista que caracteriza al gobierno
yanky.
Uno de estos casos
bochornosos que retrata el racismo en el país del norte, demostrando la
mentalidad segregacionista del mismo pueblo que se ensaño contra una pequeña
niña, simplemente por ser negra, que con
su actitud digna se erigió insurgente contra esos atropellos.
Esa actitud racista
que tuvieron en contra de Ruby Bridge
dibuja la mentalidad enfermiza de muchos habitantes de esa mal llamada
“cuna de la libertad”.
Ruby fue la primera
niña afro descendiente, que asistió a una escuela para blancos en los años
sesenta. Ella contaba con la corta edad de seis años y sus padres eran miembros
de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color, que aceptaron
participar en un programa de integración racial en Nueva Orleans.
Para que la pequeña
niña pudiese acudir a la escuela William Frank Elementary, cada mañana debió ser protegida por varios
agentes federales.
Debemos saber que desde
seis años antes la segregación racial era ilegal, declarada por la Corte
Suprema de Justicia de Estados Unidos, había una fuerte reacción de parte de
los gobiernos locales y ciertas comunidades
a que los habitantes de color fueran tratados como iguales.
Para que un afroamericano
pudiese acceder a una escuela de blancos tenía que demostrar un alto nivel
académico, siendo sometidos a un examen que daba el resultado de que si podía o
no entrar a esas escuelas de “blancos”.
Era una dura prueba
para los padres y los niños negros, ya que esa integración la aprobaba, pero la
sociedad, se oponía, por eso esa decisión no era fácil y podía traer
consecuencias.
En otoño de 1960
esta pequeña se preparaba para acudir a su primer día de clase, antes de salir
llegaron unos hombres que se
identificaron como Federales, que habían sido enviados para proteger a la niña y al llegar a la institución vio
que la ciudad estaba revolucionada, ya que era la primera vez que una
persona de color acudía a la escuela de
los blancos.
La llegada de Ruby a la institución educativa
provoco un gran caos, con personas que le gritaban y escupían a su paso. Una
mujer amenazaba con envenenar su comida y desde ese momento tuvo que llevar
el almuerzo de su casa.
Ya pueden sacar
ustedes cuentas de lo cruel que es esa sociedad y lo que se puede esperar de
ella, cuando atacan a una niña solamente de seis años, simplemente porque no la consideran digna de estudiar al
lado de los lindos niños “blancos”.

No es raro los
asesinatos de hombres afro descendientes, si una sociedad atacó a una niña de
seis años, con un odio asombroso que quedo registrado en una grabación, donde
personas con las caras congestionadas por la rabia insultan a la pequeña Ruby; lean bien; de
solamente seis años.
Se podría imaginar
el miedo que sintió la niña, por el ataque de esta gentuza “blanca”, a pesar de
la protección de los Federales.
Ruby Bridge no
podría ir al cafetín, ni salir al patio en el recreo y para ir al baño tenía
que acudir acompañada de sus guardaespaldas federales.
Todo el año la
valiente pequeña recibió clase en un salón solamente acompañada por su maestra,
ya que muchos padres no volvieron a
enviar sus niños a la escuela.
Entre los ataques
que recibió la niña; no olvidemos, de seis años; fue cuando una mujer se
presentó en la escuela con un pequeño
ataúd con una muñeca negra. ¿Qué tal? Eso dibuja la sociedad
norteamericana, amigos y amigas míos.
Como era de
imaginar Ruby; por el acoso
recibido, empezó a tener pesadillas y
comportamiento errático, teniendo que
ser asistida dos veces a la semana por el sicólogo Robert Coles, que luego
publicó el libro The Story of Ruby Bridges.
La familia de la
niña tuvo sus represalias, el papá perdió su trabajo, no lo dejaban comprar en
el almacén y sus abuelos fueron echados de sus tierras en el Mississippi.
La tormenta amainó
o cogió otro rumbo; ya que el racismo en los Estados Unidos no se acabó; pero el tiempo hizo que los ataques contra la
niña Ruby disminuyeran y varias personas blancas y negras se ofrecieron para
ayudar, cuidando la casa de la familia Bridges y acompañarla con sus
guardaespaldas.

Pero el racismo no
cesaría en los Estados Unidos, al contrario y nos ocuparemos en los próximos
capítulos de este libro, ya que le daremos la justa posición de insurgencia de
nuestros hermanos afro descendientes,
que un mal día fueron arrancados de sus hogares en aquel continente tan
destruido por el capitalismo como lo fue y es África.
* Extraído del Libro “Insurgencia. Un Grito de Rebeldía” de José Rosario
Araujo.
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