Los que nos apasiona en
la historia del camino de la espada no podemos dejar de mencionar a Diego
García de Paredes. Este destacado guerrero español de gran fama vino al mundo
el 30 de marzo de 1468 en Extremadura, era hijo de Sancho Ximénez de Paredes y
de su esposa Juana de Torres, ambos padres procedían de dos familias
importantes como los Delgadillos y los Altamirano.
Se destacó desde muy
temprana edad en los juegos físicos y militares siendo preparado para la
carrera de las armas, también le enseñaron a leer y a escribir, hecho extraño
para las personas que no se criaban en la Corte y menos para los que se
dedicaban a la carrera de las armas.
Para el año de 1496 la
madre del futuro guerrero muere y Paredes parte para la guerra a buscar fortuna
como Condotierro llegando a la Italia del Renacimiento junto a su hermano
Álvaro de Paredes, pero la guerra entre españoles y franceses había terminado,
convirtiendo a los soldados de fortuna en buscadores de duelos en donde
despojaban a los perdedores de las capas que luego vendían en el mercado
clandestino de Nápoles.
Paredes repudiaba esta
vida que era deshonrosa para un hidalgo y busco al Cardenal Bernardino de
Carvajal que se encontraba en la Curia Romana quien lo recomendó al Papa
Alejandro VI, quien no tardo en contratarlo como escolta de su guardia
personal, después de saber que el Sansón de Extremadura había realizado una
matanza eliminando cinco soldados e hiriendo a diez con una barra de hierro.
El Papa Alejandro VI
quedo asombrado por la gran fuerza del condotiero español y como Guardia del
Castillo Sant´Angelo estuvo presente buscando los culpables, el 14 de junio de
1497, cuando fue asesinado el hijo del Papa; Juan de Borgia y Cattanei; a puñaladas,
apareciendo en el Río Tíber. El crimen quedo para siempre en el misterio.
Inducidos por el
Cardenal Juliano della Rovere un grupo de la nobleza italiana conducido por la
familia Orsini, tomó armas contra el Papa, su hijo Cesar preparó la destrucción
de estos nobles y el proyecto de unidad de Italia bajo el reinado de su padre,
ocasión para que García de Paredes participase con su gran valor.
Fueron muy conocidas
sus victorias y sus hazañas fueron cantadas por sus compañeros. La naturaleza
dotó al extremeño de cualidades físicas para ser un gran guerrero, era un gran
atleta muy fuerte y corpulento.
Su estatura era
considerable, aventajando la de sus compañeros. Tenía un temperamento
volcánico, que se veía afectado de un humor melancólico, con ataques de ira que
hacía que se tornara extremadamente violento.
A pesar de este
carácter era un hombre equilibrado, cortés y bien criado, además de aceptable
nivel cultural, encontrándose después de su muerte documentos sobre su vida
llamados “Breve suma de la vida y hechos de Diego García de Paredes”, una
Biblia, “Un Libro y hora de Rezar”,
“Los Comentarios de Julio Cesar”, demostrando con esto que era un hombre
que leía y escribía regularmente.
Derrochó valor y fuerza
junto a las tropas del Gran Capitán en el asedio de Cefalonia, en Grecia. Esa
ciudad había sido arrebatada a Venecia por los turcos y setecientos jenízaros
defendían esta fortaleza.
Venecianos y españoles
sitiaban la fortaleza por más de dos meses sin poder rendirla, los turcos
contaban con una maquina provista de garfios conocida como “lobos”, que estaba
provista por ganchos que tomaban a los soldados por la armadura y los
estrellaban contra el piso o los muros.
Diego García de Paredes
como siempre combatía en primera línea, fue enganchado por los ganchos, siendo
subido arriba de los muros, armados de espada y escudo comenzando su lucha
contra los jenízaros que defendían los muros de los atacantes cristianos.
El guerrero español
comenzó a matar a los enemigos, no pudiendo ser vencido sino por el cansancio y
tomado prisionero. Los turcos respetaron su vida.
Espero el extremeño que
iniciase el asalto por parte de españoles y venecianos para con su fuerza
descomunal arrancar las cadenas con las que lo habían reducido, echando abajo
la puerta armándose y haciendo estragos
entre los turcos.
Para el año de 1501
empezó la segunda guerra de Nápoles entre Fernando el Católico y Luis XII de
Francia, Paredes se une a los hombres del Gran Capitán Gonzalo Fernández de
Córdoba, en donde aumento más su leyenda.
Con las huestes de
Córdoba participa en captura del corsario vizcaíno Menaldo Guerra, quien
peleaba bajos las banderas francesas.
En la toma de
Montefiascone crece más su fama cuando con su gran fuerza arranca las argollas
de hierro del portón de la fortaleza para que entrara el ejército del Papa.
Combatió como Capitán
de los Borgia junto al Gran Capitán y a destacados españoles como Miguel
Corella, Ramiro de Lorca y Hugo Moncada, en las acciones contra los
Barones de la Romaña, en Imola, en
Forlí; defendida por Catalina Sforza.
No solamente en
batallas Paredes mostro su valor, dotes de guerrero y fuerza, participó en
diferentes duelos y uno de los más famosos fue contra Cesare el Romano, Capitán
de los Borgia, a quien le corto la cabeza.
Cesare había acusado al
español de traidor por haber gritado la frase “Santiago y cierra España” y
Paredes siendo hombre de honor lo retó y tras un breve combate, al no darse
cuenta que su enemigo se rendía lo decapitó.
Ese hecho le trajo a
Paredes problemas en la Santa Sede que le produjo el cese en el mando de su
Compañía y la cárcel, pero los barrotes no frenarían al soldado de fortuna que
se fugó, uniéndose al Gran Duque de Urdino, gran enemigo de los Borgia, luego
fue condotiero de la familia Colonnas a la orden de Prospero Colonna.
Paredes a lo largo de
su vida tuvo una gran cantidad de duelos y batallas en donde derramo valentía,
una gran destreza en el manejo de las armas y una gran fuerza, cualidades que
hicieron que fuese conocido como el Sansón o Hércules de Extremadura.
Sus peleas se dieron
tanto en tabernas, como en duelos con figuras de importancia, en donde
participaron príncipes y generales como testigos, en esos tiempos los duelos y
lances de honor eran muy comunes ya que las ofensas se limpiaban con sangre. En
la guerra de Nápoles, en el encierro del ejército español en Barletta, el
guerrero español se batió contra caballeros franceses más de 60 días.
Los franceses decían
con burla que los españoles no sabían pelear a caballo, el día 19 de septiembre
de 1502 llegaron a un acuerdo los dos ejércitos y en número de once de cada
bando combatirían por el honor de sus banderas. El desafío se realizaría en la
villa de Trani, ciudad que el Rey Fernando había empeñado a los venecianos.
El acuerdo fue que el
perdedor pagase cien ducados y cediesen su caballo y sus armas. Los franceses
destinaron cincuenta caballeros a ser entrenados, de los cuales tenían que
salir once combatientes que se enfrentarían a los españoles que no se habían
entrenado.
De parte de los
españoles todo estaba en manos del Gran Capitán quien escogería a los paladines
que realizarían la justa contra los franceses. Esa escogencia produciría tres
días antes del combate una gran pelea entre los españoles y el coloso extremeño
tuvo que meterse en la reyerta, quitando armas y dando golpes, pero fue herido.
Los franceses estaban
dirigidos por el famoso cabalero Pierre Terraill de Bayard y la laucha duro
cinco horas, de los caballeros españoles fue hecho prisionero Gonzalo de Aller,
los franceses tienen una baja producida por el español Diego de Vera. Diego
García rinde a otro.
Los españoles derriban
a los franceses de sus caballos, que se atrincheran detrás de estos, García con sus hombres no logran acometerlos
porque sus propios caballos se espantaban por la sangre de las bestias muertas.
Los franceses piden
detener la disputa y como los españoles sentían que había salvado su honor
aceptan los términos, pero el combatiente español enojado al verse sin armas,
toma unas grandes piedras y comienza a arrojarlas contra los franceses que
huyeron dejando el campo libre, pero los jueces no le concedieron la victoria a
los españoles, dictaminando tablas los resultados.
García Paredes nunca
fue vencido ya que era imbatible para sus rivales, aunque ellos no se podían
definir como faltas de pericia en este tipo de acciones. El extremeño sostuvo
más de 300 duelos sin ser vencido.
Una de las hazañas más
destacadas de Paredes fue después de la Batalla de Ceriñola en 1503 en el
puente del río Garellano. El guerrero molesto por un reclamo del Gran Capitán
agarro una pesada espada conocida como montante enfrentándose a un destacamento
francés, comenzando una carnicería
contra el enemigo.
Se situó en una
posición en donde por la estrechez del paso los franceses solo lo podían atacar
de uno a uno. García Paredes cegado por las palabras de Gonzalo de Córdoba, se
metió entre ellos manejando la enorme
espada destruyendo al enemigo.
Los españoles al ver al
héroe enfrentado contra superior número de combatientes se unieron al combate,
convirtiendo la escaramuza en una batalla, pero finalmente los españoles
tuvieron que retirarse por el fuego de la artillería francesa. El extremeño
salió sin ninguna lesión de consideración, según se contó en la época 500
muertos, corroborado por numerosos testigos.
España vence a Francia
gracias a la estrategia del Gran Capitán pasando Nápoles a la corona española,
García Paredes es nombrado Marqués de Colonetta. Gracia concedida por su jefe
Gonzalo Fernández de Córdoba quien es ahora Virrey.
A su llegada a España se
enfrentó a la envidia y la mezquindad de
los nobles españoles. A pesar de que había peleado a favor de los Reyes
españoles, su nombre fue colocado en entredicho que puso en duda su fidelidad a
la Corona por defender al Gran Capitán que había caído en desgracia.
Desafiaba a cualquier
persona que pusiese en duda a su señor Gonzalo, un día mientras el Rey Fernando
rezaba entro García Paredes y pidió al Rey que dejase de rezar y le oyese su
razonamiento en defensa del Gran Capitán.
Retó a los que difamasen
a su señor a batirse contra él, arrojando un guante al piso, para ver quien lo
recogiese, los difamadores se mantuvieron en silencio temiendo tener que
aceptar el reto del hércules español.
Al enterarse de lo
realizado por García Paredes selló una amistad inquebrantable entre el guerrero
y el noble español, conocido como el Gran Capitán.
Para el año de 1507 el
combatiente perdió su fe ante el Rey Fernando al serle retirado el marquesado
de Colonetta, esto lo lleva a enrolarse como pirata, siendo financiado por Juan
de Lanuza. García escoge a antiguos camaradas y arma una carabela en Sicilia,
pirateando a lo largo del Mediterráneo, siendo terror de franceses y
berberiscos.
El extremeño fue
declarado fuera de la ley y puesta a precio su cabeza, fue perseguido por los
barcos del Rey. Fueron muy temidas sus acciones, que mayormente fueron contra
franceses y berberiscos.
Para el año siguiente
el Cardenal Cisneros y Fernando el Católico tienen el sueño de proseguir la
cruzada contra los musulmanes en África,
recuperando los lugares santos. Firmaron las Capitulaciones de Alcalá de
Henares, el 11 de julio de 1508 y dispusieron la conquista de Orán. Paredes
obtiene el perdón real y toma parte en la Cruzada de Cisneros. Junto a uno de
los hombres del Gran Capitán; Pedro Navarro; participa en 1509 en el asedio de
Orán.
Al finalizar esta
campaña en donde García Paredes se había destacado, el Emperador de Alemania
que buscaba reunir un ejército para intervenir en Italia por las posesiones de
la República de Venecia puso sus ojos en el combatiente español ingresándolo
como Maestre de Campo de la Infantería Española.
A pesar de que la
invasión fue rechazada, el extremeño obtuvo nuevos laureles participando en
Ponte di Brentaera, el castillo de Este, la fortaleza de Monselices y cubriendo
la retirada del ejército Imperial.
El Hércules extremeño fue nombrado Coronel de la Liga
Santa, participando en la batalla de Rávena, en donde murió su hermano Álvaro
de Paredes, para el invierno del año de 1520 estuvo en la escolta del Emperador
Carlos V, en el conflicto de Navarra se destacó en las batallas de Pamplona,
Noáin y los asedios al Castillo de Maya y Fuenterrabía.
Su participación en la
famosa Batalla de Pavía no es muy clara, existe otra versión que resistió los
ataques de los franceses al Reino de Nápoles. Escoltó por pedimento de Carlos
V, a Francisco I, que estaba detenido desde la Batalla de Pavía, de regreso a
Francia.
García Paredes vivió
sin participar en acciones de armas en los años 1526 hasta 1529, hasta que
abandono Trujillo de Extremadura, viajando por toda Europa en el sequito de
Carlos V, siendo Caballero de la Espuela Dorada.
Moriría en 1532 al
participar en un juego con unos niños, amarga ironía para un combatiente de la
talla de Diego García que enfrento la muerte miles de veces en batallas,
asedios y duelos.
Pereció a los sesenta y
cuatro años, al tropezar contra un
cordel anudado entre dos alcornoques que le segarían la garganta, pasando el
heroico extremeño a las páginas heroicas de la España de capa y espada.
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