Tertuliando con “La Huza”, con Benigno y “La Pulga” Peña
JOSE ROSARIO ARAUJO. Cuando un amigo
parte deja un vacío que es imposible llenar y te colma de recuerdos de
vivencias compartidas y de tantos
espacios vividos.
Grandes camaradas con las que me une
una gran amistad y admiración.
Sus amigos lo despidieron con
nostalgia, con cariño, recordando espacios vividos, el transcurrir de tantos
años en donde honraron la palabra amistad.
Es innegable el afecto de estos
camaradas entre sí, sin egoísmos, rencores, envidias, honrando esa palabra que
va más allá, convirtiéndose en una gran hermandad de tantos años, digna para
servir de ejemplo a las nuevas generaciones.
Sabía que al encontrar a mis tres
amigos me narrarían sus vivencias con Toño, que desde tan temprana edad habían
vivido, en donde nos hacen transitar por aquella Valera de tantas remembranzas
y evocaciones.
Con el primero que converse fue con
Fredy Araujo “La Huza” quien recordó su infancia junto al Catire Vale en la
Urb. Lazo de la Vega, cuando Doña Elda;
la mamá de Antonio; les hacía como quinientas arepas cuando iban a estudiar,
pero sin relleno y era que Toño se comía todo el queso, no dejándole nada ni a
La Pulga Peña, ni a Amado Moreno ni a nadie.
¿Fredy que edad tenías cuando conociste
a Toño Vale?
Como ocho años, él vivía en Lazo de
la Vega, cerquita del viejo Manuel, más acá vivía Rigoberto Moreno, papá de
Amado Moreno al que decíamos “El
Chupado”, éramos una gran cofradía de muchachos.
Allí jugábamos béisbol y el Catire
Vale era gran pitcher y un destacado jugador de voleibol, experto en colocar la
bola para el remate.
Recuerdo a Toño Vale como buen
escritor, buen amigo, buen hermano e hijo.
Éramos “La Pulga Peña”, Benigno
Contreras, Henry Montilla, un grupo bastante aplicado a que la gente no llevase
vainas, que era nuestro lema y hasta hoy somos así.
¿Qué recuerdo tienes en el liceo con
Toño Vale?
Era uno más del grupo políticamente
hablando, no era militante de un partido sino militante de la vida, igual que
Benigno, que La Pulga, que Henry Montilla, unos más lejanos que otros.
Henry Montilla tenía su grupo aparte,
sin embargo era nuestro gran amigo y hoy en día es un excelente compañero.
También está la gente del Grupo Tequendama, pero yo me fui a Maracaibo a
trabajar en la Universidad del Zulia, pero cada vez que venía a Valera nos
reuníamos todos.
Nunca hubo enemistad entre nosotros,
hubo discusiones y polémicas bastantes interesantes, pero nunca una agresión ni descalificación entre
nosotros, sin declararlo somos hermanos.
La amistad entre nosotros es
incondicional.
Hoy no estamos celebrando nada, pero
tampoco estamos afligidos ni tristes ya que el Catire Antonio José Vale murió
como vivió.
Uno le complace que el Catire este donde este, nos está acompañando y
podemos contar con él, porque siempre contó con nosotros.
Todos contamos unos con los otros, en
las buenas y en las malas.
En las buenas, ya que nunca hemos
estado en las malas. Para nosotros nuestra etapa de Cuarto a Quinto Año fue muy
bonita y enriquecedora de la amistad y relación que hay.
Cheo Rojas y yo escuchamos
silenciosamente la conversación sobre Toño Vale de los tres amigos.
Benigno Contreras el gran Cronista de
nuestra ciudad, él de la pluma fecunda, no podía dejar de remembrar tantos
recuerdos con Toño Vale.
Recuerdos hay muchos, nos cuenta,
estamos hablando del año 60 que nos conocimos.
Cuéntanos tus vivencias con Toño
Vivencias hay muchas desde el año 60
que nos conocimos, prácticamente las vivencias con Antonio son las mismas que
con la Pulga. Siempre estuvimos como un grupo junto, de arriba para abajo.
De esas vivencias recuerdo de las
fiestas que íbamos, pero hay unas fiestas que fueron muy particulares, como
siempre sucedía algún percance o acontecimiento chistoso.
Una de ellas fue que nosotros
teníamos un amigo que estudio con nosotros; que en paz descanse, de nombre
Teódulo; que nos invitaba para las fiestas de su comunidad que era Santo
Domingo.
Allí había una peculiaridad como en
muchos sitios, de que las muchachas
que merodeaban y que eran invitadas tenían sus apodos. Una era “La Chunguera”,
“La Chonga”, “La Loca”, “La Puerta”.
Hubo una fiesta un domingo, que
fuimos La Pulga, Amado Moreno, Antonio Vale, Víctor Lara y Teódulo que así se
llamaba quien nos había invitado. Empezando el baile y comenzando nosotros a
entrar en calor con la danza; uno con “La Chonga”, el otro con “La Loca”.
Recuerda que esa época se usaba lo
que se llamaba Piko o Toca Disco, que había que ser muy cuidadoso con la aguja
del aparato para que no se corriese.
A Víctor se le ocurre levantar la mano bailando pegándole
al piko y la aguja hace un ruido desagradable, que hace que nuestro amigo le dé
pena y se vaya.
Estábamos en esa época de moda un disco que decía: “¡Suéltala
pa´ que se defienda!”.
Bailábamos cada uno con su pareja,
Antonio de lo más concentrado bailando con “La Loca”, da la casualidad que
ponen un bolero y la gente con esos pasos que daban en un cuadrito nada más y
Toño de lo más inspirado, aprieta mucho a su pareja que lo aparta diciéndole:
“¡Suéltame pa´ que me defienda!”.
Una vez estábamos bailando en otra
fiesta y una de las muchachas, que se había ido en chanclas, bailaba con Toño
que si mal no recuerdo era “La Chunguera”.
Toño comienza a decirle inspirado:
¡Chunguera que bella eres!
Ella le responde
¡Ya va Antonio, ya va!
Él prosigue inspirado diciéndole
cosas.
¡Antonio ya va!
¡No me cortes la inspiración, no me
la cortes! Continúa Toño.
¡Antonio suéltame que las chanclas se
me quedaron atrás!
Ese día de verdad la fiesta estuvo
muy buena, mucha armonía, pero una de las muchachas que no quería entrar cuando
le preguntaron porque no lo hacía dijo:
No entro porque ahí está ese que
estudia manualidades, Benigno. Por decir Humanidades.
Ese día fue genial de tantas
ocurrencias que hubo.
Por allí cerca concurrimos a otra
fiesta que fuimos también invitados de Teódulo. Estábamos los muchachos y las
muchachas del liceo bailando, pero el señor de la fiesta no le estaba
gustando mucho que sacaba las muchachas a bailar y ninguna quería bailar con
él.
Se mete todo bravo a un cuarto
después que refunfuña y sale con un machete que comienza a rastrillar en el
piso.
¡Vamos a ver si estos pavitos me
dejan bailar!
No nos quedó sino que irnos…..Retirarnos de la fiesta.
Así eran las fiestas que íbamos y
gozábamos mucho.
En otra fiesta que fuimos; en la
calle 16, andábamos Amado Moreno, Antonio Vale, La Pulga y Víctor Lara; como
siempre.
Estábamos disfrutando la fiesta y
cerca había un hueco y nuestro amigo Amado Moreno estaba conversando, pero no
se había dado cuenta que estaba cerca del hueco y al rato se cayó.
¿Epa Amado que haces en el hueco? Le preguntamos.
En toda la fiesta Amado estuvo
echándose hielo. Cuando le traían la bebida, le sacaba el hielo y se echaba
en la rodilla.
Así eran nuestras andanzas en las
fiestas. Recordó Benigno con sapiencia de Cronista.
En una fiesta que nos invitó una
amiga; prosiguió Benigno; que se estaba graduando de Maestra.
En la fiesta iba a realizarse una
presentación de un baile, que recuerdo que era el Mapulone, que se bailaba en
fila.
Nos pusieron a ensayar, de todos lo
que ensayamos éramos todos menos Amado; ya que era un trompo chachare; quedamos
Antonio, La Pulga y yo.
Amado mientras la fiesta proseguía lo
pusieron a jugar domino y de la rabia que tenía de vaina no partió la mesa cuando ponía las piezas y no nos miraba
con mucha alegría precisamente, sentido porque no estaba bailando.
¡Esas eran nuestras fiestas!
Pronuncio Benigno.
Rompimos un record, tuvimos
diecisiete sábados seguidos en fiestas.
Nunca en esas fiestas faltaba el
grupo: Toño Vale, la Pulga Peña, Amado Moreno y yo……
La Pulga Peña no se puede quedar
atrás, tantas vivencias vividas con Toño, estaba ansioso por narrar.
Nos sentimos tristes porque no
solamente perdimos un amigo, sino un gran hermano. Recordar a Toño es remontar
a los años de 1960, a la época de la niñez.
Para esa época había un amigo que
murió hace seis meses; que tuvo mucha figuración en la vida de nosotros que fue
Rodulfo Mejía; el cual ese amigo le tenía a Toño un apodo de afecto y de
cariño.
En las andanzas con Toño Vale le reconocíamos que era un tipo dedicado
a la escritura y a la lectura.
Su mamá Doña Elda; que recordamos con
cariño; ella trabajaba en el Consejo Venezolano del Niño y Antonio estudiaba
con nosotros.
Cuando llegamos al liceo Rafael
Rangel, estudio con Amado Moreno y
Benigno y yo en otra sección, pero hicimos una gran amistad y hermandad. A
donde iba uno íbamos todos.
No habían actuaciones individuales,
sino necesidades colectivas, sin egoísmos, ni envidias, éramos desprendidos, él
que no tenía le dábamos.
Los fines de semana nos perdíamos del
liceo, después del viernes al medio día y cogíamos a Santo Domingo porque allá teníamos un
amigo ya fallecido de nombre Teódulo Castillo donde nos íbamos a su casa a bonchar,
pero antes íbamos al Supermercado Victoria a comprar la botella de ron y la
Pepsi cola.
Allí bochábamos viernes, sábado y
domingo.
Los sitios preferidos para
parrandear; primeramente era el Restaurant
Tequendama, propiedad de papá; luego la Fuente de Soda Central, donde habían
discos especiales en esa época en su rokola como de Felipe Pírela, de Sandro,
José Luis Rodríguez y pasábamos un momento muy ameno.
Nosotros éramos muy fiesteros y
recuerdo anécdotas de compañeros que se iban al Orange Crush enfluxados; no voy
a dar los nombres; se paraban en la
entrada y carro que llegaba a comprar hielo le preguntaban donde era la fiesta
y allá llegaban.
Hay una anécdota muy buena de unos
amigos de esa época que una vez llegaron a una fiesta y se adueñaron de ella,
uno de la pipa de la cerveza y otro del pikot; donde se colocaban los discos.
El que colocaba el Pikot fue a comprar cigarros, al llegar el dueño de
la fiesta no lo dejo entrar .
Llama a uno de sus amigos adentro y
le dice:
¡Decile que me deje entrar!
¡Coño déjalo entrar, que anda con
nosotros!
El dueño de la fiesta le responde:
¡Ustedes tres se me van de la fiesta, ya que no son
invitados!
¿Qué recuerdos tienes de Toño Vale?
Una hermandad muy linda, Toño nunca
fue egoísta con la gente y de su familia nos quedan grandes recuerdos, empezando por su mamá, por Ana y por
Martolito, su tío, con quien salíamos a parrandear.
Esa su tío mayor y nosotros al lado
de donde vivía Toño había una bodega de un señor Manuel, donde nos echábamos
las cervezas y donde organizábamos las actividades que íbamos a realizar el fin
de semana.
Los diciembres el liceo tenía un
conjunto de gaitas de muchachas, que la solista era Fanny Montiel, hermana de
Carlos Montiel, nosotros llegamos a la parte superior de la Tintorería Bolívar
a bonchar.
Nos dimos el lujo en el año de 1967
de traer al liceo a los Cardenales del Éxito.
Había mucha hermandad, yo le sacaba
plata a mi papá y nos íbamos al cine.
Toño Vale fue un gran jugador de
billar. Yo abría la caja registradora
del Tequendama y sacaba 20 bs los sábados y pasaba Toño y me buscaba y nos
íbamos para los billares. La gente nos invitaba a jugar.
¡Cerveza pa´todos los mirones!
Yo hacía 5 o 10 carambolas y Toño
hacia 30 o 40 carambolas y salíamos más pelados que el culo de Chita y con los
20 bs.
Hay una anécdota en un bar de la Av.
4, donde había mesas de billar de un señor de nombre Don Pedro en donde
llegamos Toño y yo. Había un señor jugando billar, al ver que observábamos nos
dijo:
¿Ustedes juegan billar?
Toño le responde que sí.
¡Vamos a jugar una mesita! Dice el
viejo.
¡Cerveza para todo el mundo! Continúa
Toño.
Yo con los 20 bs. Cuando sale el
viejo le hace 15 carambolas a Toño.
Muy fachoso se pone el viejo por
estar ganando.
Cuando le toca el turno a Toño Vale,
le hace 45 carambolas.
El viejo le pregunta:
¿Mire muchacho usted que hace?
Yo estudio. Le contesta Toño.
¡Nojoda usted no estudia un coño!
¡Usted lo que es, es un tahúr!
La Pulga Peña se queda de pronto en silencio, igual quedan
Benigno y Fredy, como inspirados en sus recuerdos con Toño. Cheo y yo también
guardamos un silencio total, que después de unos segundos es roto por La Pulga:
¡Uno recuerda a Toño en cosas muy
bellas!
¡Tenemos una gran tristeza por la
partida de Toño!
¡Unos se van y otros quedan!
Pero los que quedamos recordamos con
tristeza, pero también con alegría su amistad.
¡Toño fue un hermano! El único
momento que nos separamos fue cuando Fredy se fue para la Universidad del
Zulia, Toño para Caracas, Benigno y yo para Mérida.
Pero cuando veníamos de vacaciones
nos reencontrábamos.
¡Lamentando la partida de Toño! ¡Lo
llevare siempre en el corazón y en la memoria!
¡Fue un gran amigo y hermano!
De esta manera concluimos el recuerdo de tres de sus amigos de Toño Vale.
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