jueves, 18 de agosto de 2022

RECUERDOS CON TOÑO VALE

 Tertuliando con “La Huza”, con Benigno y “La Pulga” Peña

JOSE ROSARIO ARAUJO. Cuando un amigo parte deja un vacío que es imposible llenar y te colma de recuerdos de vivencias compartidas y de  tantos espacios vividos.

Este fin de semana partió de este plano Toño Vale, el protagonista de tantas vivencias y anécdotas de “La Pulga Peña”, de Benigno Contreras, de Fredy Araujo.

Grandes camaradas con las que me une una gran amistad y admiración.

Sus amigos lo despidieron con nostalgia, con cariño, recordando espacios vividos, el transcurrir de tantos años en donde honraron la palabra amistad.

Es innegable el afecto de estos camaradas entre sí, sin egoísmos, rencores, envidias, honrando esa palabra que va más allá, convirtiéndose en una gran hermandad de tantos años, digna para servir de ejemplo a las nuevas generaciones.

Sabía que al encontrar a mis tres amigos me narrarían sus vivencias con Toño, que desde tan temprana edad habían vivido, en donde nos hacen transitar por aquella Valera de tantas remembranzas y evocaciones.

Con el primero que converse fue con Fredy Araujo “La Huza” quien recordó su infancia junto al Catire Vale en la Urb. Lazo de la Vega,  cuando Doña Elda; la mamá de Antonio; les hacía como quinientas arepas cuando iban a estudiar, pero sin relleno y era que Toño se comía todo el queso, no dejándole nada ni a La Pulga Peña, ni a Amado Moreno ni a nadie.

¿Fredy que edad tenías cuando conociste a Toño Vale?

Como ocho años, él vivía en Lazo de la Vega, cerquita del viejo Manuel, más acá vivía Rigoberto Moreno, papá de Amado Moreno al que decíamos  “El Chupado”, éramos una gran cofradía de muchachos.

Allí jugábamos béisbol y el Catire Vale era gran pitcher y un destacado jugador de voleibol, experto en colocar la bola para el remate.

Recuerdo a Toño Vale como buen escritor, buen amigo, buen hermano e hijo.

Éramos “La Pulga Peña”, Benigno Contreras, Henry Montilla, un grupo bastante aplicado a que la gente no llevase vainas, que era nuestro lema y hasta hoy somos así.

¿Qué recuerdo tienes en el liceo con Toño Vale?

Era uno más del grupo políticamente hablando, no era militante de un partido sino militante de la vida, igual que Benigno, que La Pulga, que Henry Montilla, unos más lejanos que otros.

Henry Montilla tenía su grupo aparte, sin embargo era nuestro gran amigo y hoy en día es un excelente compañero. También está la gente del Grupo Tequendama, pero yo me fui a Maracaibo a trabajar en la Universidad del Zulia, pero cada vez que venía a Valera nos reuníamos todos.

Nunca hubo enemistad entre nosotros, hubo discusiones y polémicas bastantes interesantes,  pero    nunca una agresión ni descalificación entre nosotros, sin declararlo somos hermanos.

La amistad entre nosotros es incondicional.

Hoy no estamos celebrando nada, pero tampoco estamos afligidos ni tristes ya que el Catire Antonio José Vale murió como vivió.

  Uno le complace que el Catire este donde este, nos está acompañando y podemos contar con él, porque siempre contó con nosotros.

Todos contamos unos con los otros, en las buenas y en las malas.

En las buenas, ya que nunca hemos estado en las malas. Para nosotros nuestra etapa de Cuarto a Quinto Año fue muy bonita y enriquecedora de la amistad y relación que hay.

Cheo Rojas y yo escuchamos silenciosamente la conversación sobre Toño Vale de los tres amigos.

Benigno Contreras el gran Cronista de nuestra ciudad, él de la pluma fecunda, no podía dejar de remembrar tantos recuerdos con Toño Vale.

Recuerdos hay muchos, nos cuenta, estamos hablando del año 60 que nos conocimos.

Cuéntanos tus vivencias con Toño

Vivencias hay muchas desde el año 60 que nos conocimos, prácticamente las vivencias con Antonio son las mismas que con la Pulga. Siempre estuvimos como un grupo junto, de arriba para abajo.

De esas vivencias recuerdo de las fiestas que íbamos, pero hay unas fiestas que fueron muy particulares, como siempre sucedía algún percance o acontecimiento chistoso.

Una de ellas fue que nosotros teníamos un amigo que estudio con nosotros; que en paz descanse, de nombre Teódulo; que nos invitaba para las fiestas de su comunidad que era Santo Domingo.

Allí había una peculiaridad como en muchos    sitios, de que las muchachas que merodeaban y que eran invitadas tenían sus apodos. Una era “La Chunguera”, “La Chonga”, “La Loca”, “La Puerta”.

Hubo una fiesta un domingo, que fuimos La Pulga, Amado Moreno, Antonio Vale, Víctor Lara y Teódulo que así se llamaba quien nos había invitado. Empezando el baile y comenzando nosotros a entrar en calor con la danza; uno con “La Chonga”, el otro con “La Loca”.

Recuerda que esa época se usaba lo que se llamaba Piko o Toca Disco, que había que ser muy cuidadoso con la aguja del aparato para que no se corriese.

A Víctor se  le ocurre levantar la mano bailando pegándole al piko y la aguja hace un ruido desagradable, que hace que nuestro amigo le dé pena y se vaya.

Estábamos en  esa época de moda un disco que decía: “¡Suéltala pa´ que se defienda!”.

Bailábamos cada uno con su pareja, Antonio de lo más concentrado bailando con “La Loca”, da la casualidad que ponen un bolero y la gente con esos pasos que daban en un cuadrito nada más y Toño de lo más inspirado, aprieta mucho a su pareja que lo aparta diciéndole:

“¡Suéltame pa´ que me defienda!”.

Una vez estábamos bailando en otra fiesta y una de las muchachas, que se había ido en chanclas, bailaba con Toño que si mal no recuerdo era “La Chunguera”.

Toño comienza a decirle inspirado:

¡Chunguera que bella eres!

Ella le responde

¡Ya va Antonio, ya va!

Él prosigue inspirado diciéndole cosas.

¡Antonio ya va!

¡No me cortes la inspiración, no me la cortes! Continúa Toño.

¡Antonio suéltame que las chanclas se me quedaron atrás!

Ese día de verdad la fiesta estuvo muy buena, mucha armonía, pero una de las muchachas que no quería entrar cuando le preguntaron porque no lo hacía dijo:

No entro porque ahí está ese que estudia manualidades, Benigno. Por decir Humanidades.

Ese día fue genial de tantas ocurrencias que hubo.

Por allí cerca concurrimos a otra fiesta que fuimos también invitados de Teódulo. Estábamos los muchachos  y las  muchachas del liceo bailando, pero el señor de la fiesta no le estaba gustando mucho que sacaba las muchachas a bailar y ninguna quería bailar con él.

Se mete todo bravo a un cuarto después que refunfuña y sale con un machete que comienza a rastrillar en el piso.

¡Vamos a ver si estos pavitos me dejan bailar!

No nos quedó sino que  irnos…..Retirarnos de la fiesta.

Así eran las fiestas que íbamos y gozábamos mucho.

En otra fiesta que fuimos; en la calle 16, andábamos Amado Moreno, Antonio Vale, La Pulga y Víctor Lara; como siempre.

Estábamos disfrutando la fiesta y cerca había un hueco y nuestro amigo Amado Moreno estaba conversando, pero no se había dado cuenta que estaba cerca del hueco y al rato se cayó.

  ¿Epa Amado que haces en el hueco? Le preguntamos.

En toda la fiesta Amado estuvo echándose hielo. Cuando le traían la bebida, le sacaba el hielo y se echaba en  la rodilla.

Así eran nuestras andanzas en las fiestas. Recordó Benigno con sapiencia de Cronista.

En una fiesta que nos invitó una amiga; prosiguió Benigno; que se estaba graduando de Maestra.

En la fiesta iba a realizarse una presentación de un baile, que recuerdo que era el Mapulone, que se bailaba en fila.

Nos pusieron a ensayar, de todos lo que ensayamos éramos todos menos Amado; ya que era un trompo chachare; quedamos Antonio, La Pulga y yo.

Amado mientras la fiesta proseguía lo pusieron a jugar domino y de la rabia que tenía de vaina no partió la  mesa cuando ponía las piezas y no nos miraba con mucha alegría precisamente, sentido porque no estaba bailando.

¡Esas eran nuestras fiestas! Pronuncio Benigno.

Rompimos un record, tuvimos diecisiete sábados seguidos en fiestas.

Nunca en esas fiestas faltaba el grupo: Toño Vale, la Pulga Peña, Amado Moreno y yo……

La Pulga Peña no se puede quedar atrás, tantas vivencias vividas con Toño, estaba ansioso por narrar.

Nos sentimos tristes porque no solamente perdimos un amigo, sino un gran hermano. Recordar a Toño es remontar a los años de 1960, a la época de la niñez.

Para esa época había un amigo que murió hace seis meses; que tuvo mucha figuración en la vida de nosotros que fue Rodulfo Mejía; el cual ese amigo le tenía a Toño un apodo de afecto y de cariño.

En las andanzas con Toño  Vale le reconocíamos que era un tipo dedicado a la escritura y  a la lectura.

Su mamá Doña Elda; que recordamos con cariño; ella trabajaba en el Consejo Venezolano del Niño y Antonio estudiaba con nosotros.

Cuando llegamos al liceo Rafael Rangel,   estudio con Amado Moreno y Benigno y yo en otra sección, pero hicimos una gran amistad y hermandad. A donde iba uno íbamos todos.

No habían actuaciones individuales, sino necesidades colectivas, sin egoísmos, ni envidias, éramos desprendidos, él que no tenía le dábamos.

Los fines de semana nos perdíamos del liceo, después del viernes al medio día y cogíamos   a Santo Domingo porque allá teníamos un amigo ya fallecido de nombre Teódulo Castillo donde nos íbamos a su casa a bonchar, pero antes íbamos al Supermercado Victoria a comprar la botella de ron y la Pepsi cola.

Allí bochábamos viernes, sábado y domingo.

Los sitios preferidos para parrandear; primeramente era el  Restaurant Tequendama, propiedad de papá; luego la Fuente de Soda Central, donde habían discos especiales en esa época en su rokola como de Felipe Pírela, de Sandro, José Luis Rodríguez y pasábamos un momento muy ameno.

Nosotros éramos muy fiesteros y recuerdo anécdotas de compañeros que se iban al Orange Crush enfluxados; no voy a dar los nombres;  se paraban en la entrada y carro que llegaba a comprar hielo le preguntaban donde era la fiesta y allá llegaban.

Hay una anécdota muy buena de unos amigos de esa época que una vez llegaron a una fiesta y se adueñaron de ella, uno de la pipa de la cerveza y otro del pikot; donde se colocaban los discos.

El que colocaba el Pikot  fue a comprar cigarros, al llegar el dueño de la fiesta no lo dejo entrar .

Llama a uno de sus amigos adentro y le dice:

¡Decile que me deje entrar!

¡Coño déjalo entrar, que anda con nosotros!

El dueño de la fiesta le responde:

¡Ustedes  tres se me van de la fiesta, ya que no son invitados!

¿Qué recuerdos tienes de Toño Vale?

Una hermandad muy linda, Toño nunca fue egoísta con la gente y de su familia nos quedan grandes recuerdos,  empezando por su mamá, por Ana y por Martolito, su tío, con quien salíamos a parrandear.

Esa su tío mayor y nosotros al lado de donde vivía Toño había una bodega de un señor Manuel, donde nos echábamos las cervezas y donde organizábamos las actividades que íbamos a realizar el fin de semana.

Los diciembres el liceo tenía un conjunto de gaitas de muchachas, que la solista era Fanny Montiel, hermana de Carlos Montiel, nosotros llegamos a la parte superior de la Tintorería Bolívar a bonchar.

Nos dimos el lujo en el año de 1967 de traer al liceo a los Cardenales del Éxito.

Había mucha hermandad, yo le sacaba plata a mi papá y nos íbamos al cine.

Toño Vale fue un gran jugador de billar. Yo abría la  caja registradora del Tequendama y sacaba 20 bs los sábados y pasaba Toño y me buscaba y nos íbamos para los billares. La gente nos invitaba a jugar.

¡Cerveza pa´todos los mirones!

Yo hacía 5 o 10 carambolas y Toño hacia 30 o 40 carambolas y salíamos más pelados que el culo de Chita y con los 20 bs.

Hay una anécdota en un bar de la Av. 4, donde había mesas de billar de un señor de nombre Don Pedro en donde llegamos Toño y yo. Había un señor jugando billar, al ver que observábamos nos dijo:

¿Ustedes juegan billar?

Toño le responde que sí.

¡Vamos a jugar una mesita! Dice el viejo.

¡Cerveza para todo el mundo! Continúa Toño.

Yo con los 20 bs. Cuando sale el viejo le hace 15 carambolas a Toño.

Muy fachoso se pone el viejo por estar ganando.

Cuando le toca el turno a Toño Vale, le hace 45 carambolas.

El viejo le pregunta:

¿Mire muchacho usted que hace?

 Yo estudio. Le contesta Toño.

¡Nojoda usted no estudia un coño! ¡Usted lo que es, es un tahúr!

La Pulga Peña  se queda de pronto en silencio, igual quedan Benigno y Fredy, como inspirados en sus recuerdos con Toño. Cheo y yo también guardamos un silencio total, que después de unos segundos es roto por La Pulga:

¡Uno recuerda a Toño en cosas muy bellas!

¡Tenemos una gran tristeza por la partida de Toño!

¡Unos se van y otros quedan!

Pero los que quedamos recordamos con tristeza, pero también con alegría su amistad.

¡Toño fue un hermano! El único momento que nos separamos fue cuando Fredy se fue para la Universidad del Zulia, Toño para Caracas, Benigno y yo para Mérida.

Pero cuando veníamos de vacaciones nos reencontrábamos.

¡Lamentando la partida de Toño! ¡Lo llevare siempre en el corazón y en la memoria!

¡Fue un gran amigo y hermano!

De esta manera concluimos el recuerdo de tres de sus amigos de Toño Vale.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LOS OTROS BRICEÑO

  Una Mirada a Nuestra Historia José Rosario Araujo No solamente Antonio Nicolás Briceño, el hijo del Doctor Briceño, el Abogado, fue el...