domingo, 11 de septiembre de 2022

“PARRANDEANDO” EN VALERA


Tertuliando con La Pulga y Benigno III

JOSE ROSARIO ARAUJO. Tertuliando  con mis buenos amigos y recordando la Valera aquella, bonita, sabrosa, conversamos tanto y mejor acompañados por unas sabrosas cervezas.

La Pulga Peña, según él, estaba celebrando el próximo cumpleaños el 11 domingo, de un amor que tuvo. Según nuestro amigo un grato recuerdo en su vida.

Brindamos varias veces a la salud de la dama, Luis evocaba las serenatas que le llevaba cada vez que cumplía años, las celebraciones en su casa en La Mata.

Conociendo el alma parrandera de mi amigo, me hizo situarme en esta tertulia en los sitios donde se “parrandeaba” en nuestra recordada Valera, apartando a Luis del tema de su Dulcinea le pregunte sobre un sitio que fue emblemático de “las Siete Colinas valeranas”

¿Dónde se bebía en Valera?

Aquí hubo sitios emblemáticos que tuvieron su época. Si hacemos un poquito atrás tenemos “El Monet”, cuyo propietario era el papá de Cecilia Matos, primero “querida” y luego esposa de Carlos Andrés Pérez.

Existían varios bares desde donde queda FARMATODO y donde existía después el Banco Federal, en esa zona quedaba cuatro o cinco bares y con ese sarampión de juventud uno transitaba esos bares para uno tomarse una cerveza, que era muy barato para ese entonces.

En esos sitios no había mesoneros, sino mujeres que atendían que llamaban ficheras. La primera cerveza que me tome para sentirme hombre, me la tome  frente a donde se encuentra “El Mocoties”; donde queda un Súper Mercado de asiáticos.

Allí llegaban los liceístas porque era muy barato y uno se sentía todo un hombre cuando el mesonero le colocaba la cerveza en la mesa.

¿No bebían ustedes en el Tequendama en esa época?

No, porque éramos muy muchachos. Yo comencé a beber junto a Benigno cuando comenzamos a ser hombres….

¿O sea que Benigno te corrompió?

Parte y parte. Nosotros nos íbamos a partes externas nos íbamos Benigno, Toño Vale, Jorge  Valero, Amado Moreno y yo a beber. Pero era una actividad sana y después nos veníamos caminando. Arriba del Country quedaba un sitio llamado La Piscina    y de allí nos veníamos a pie.

Un día llegó papá y nos tuvimos que venir a la carrera, andaba papá con el amigo Mogollón. Esas son las travesuras que uno tenía, pero travesuras sanas.

En diciembre ni se diga, nosotros nos dimos el “cachet” de llevar a los Cardenales del Éxito para el liceo Rafael Rangel, estando en quinto año.

Lo otro es que había una amiga nuestra que era Fanny Montiel, hija de la dueña de la Tintorería Bolivia, ella pertenecía a un   grupo de gaitero y nosotros la acompañamos.

Éramos más asomaos  y no pelábamos fiestas. Todas las semanas estábamos en el pikoteo, en una fiesta con pikot, que era un aparato donde se ponían discos.

Benigno tiene una anécdota, que cuando llegaba a una fiesta lo recibían con el Alma Llanera y no se sentaba toda la noche bailando, hasta que le tocaban el himno nacional no se iba.

¡Verga Benigno ya se acabó la fiesta ándate! 

¿Cuándo comenzaste a ir al Tequendama, Benigno?

Cuando estábamos en cuarto año que ya teníamos como dieciséis años, el papá de la Pulga nos aceptó porque éramos los compañeros de estudio de su hijo.

¿Qué recuerdas de los sitios de las partes externas de Valera?

Yo era reservado, la Pulga era el revoltoso.

Lo que si recuerdo fue de un amigo que llego al Tequendama to

¿Qué recuerdos tienes del Conticinio Pulga?

“El Conticinio” venía a ser muy emblemático de Valera, era un sitio muy simbólico de Valera, atendido por un señor de nombre Miguelin con su hermano, en donde se reunían también médicos,    abogados y otros profesionales que era muy ameno.

Lamentablemente esos sitios se acabaron….

Cuando evoco el Conticinio; Pulga y Benigno; recuerdo en los años 88 la última vez que acudí a ese lugar, yo andaba con Pérez  Carmona y otro amigo, después acudimos al Tequendama. Yo conocía que ese era un sitio de tertulia y reunión de un grupo de profesores del NURR-ULA.

Si mi mente no me falla, hacía pocos días en una librería de libros usados; que fue representativa en Valera a finales de los ochenta; había conocido el excelente libro de Nelson Pineda Prada “El Trujillo de Ponchos y Lagartijos 1870-1899”.

Me habían dicho que el autor era parte de un grupo de intelectuales y docentes universitarios que conocían como Grupo Tequendama.

Ustedes fueron y son conocidos como el Grupo Tequendama. Ya las razones de ese nombre ya me las explicaron. ¿Cuéntame de ese sitio el Restaurant  Tequendama tan conocido por tantos años en Valera, en los predios del antiguo Mercado Municipal?

Sera otro día hoy celebro el cumpleaños de aquella dama que te dije y ahora te cuento……

No hay comentarios:

Publicar un comentario

LOS OTROS BRICEÑO

  Una Mirada a Nuestra Historia José Rosario Araujo No solamente Antonio Nicolás Briceño, el hijo del Doctor Briceño, el Abogado, fue el...