JOSE ROSARIO ARAUJO. Tertuliando con mis buenos amigos y recordando la Valera aquella, bonita, sabrosa, conversamos tanto y mejor acompañados por unas sabrosas cervezas.
La Pulga Peña, según él, estaba
celebrando el próximo cumpleaños el 11 domingo, de un amor que tuvo. Según
nuestro amigo un grato recuerdo en su vida.
Brindamos varias veces a la salud de
la dama, Luis evocaba las serenatas que le llevaba cada vez que cumplía años,
las celebraciones en su casa en La Mata.
Conociendo el alma parrandera de mi
amigo, me hizo situarme en esta tertulia en los sitios donde se “parrandeaba”
en nuestra recordada Valera, apartando a Luis del tema de su Dulcinea le
pregunte sobre un sitio que fue emblemático de “las Siete Colinas valeranas”
¿Dónde se bebía en Valera?
Aquí hubo sitios emblemáticos que
tuvieron su época. Si hacemos un poquito atrás tenemos “El Monet”, cuyo
propietario era el papá de Cecilia Matos, primero “querida” y luego esposa de
Carlos Andrés Pérez.
Existían varios bares desde donde queda FARMATODO y donde existía después el Banco Federal, en esa zona quedaba cuatro o cinco bares y con ese sarampión de juventud uno transitaba esos bares para uno tomarse una cerveza, que era muy barato para ese entonces.
En esos sitios no había mesoneros,
sino mujeres que atendían que llamaban ficheras. La primera cerveza que me tome
para sentirme hombre, me la tome frente
a donde se encuentra “El Mocoties”; donde queda un Súper Mercado de asiáticos.
Allí llegaban los liceístas porque
era muy barato y uno se sentía todo un hombre cuando el mesonero le colocaba la
cerveza en la mesa.
¿No bebían ustedes en el Tequendama
en esa época?
No, porque éramos muy muchachos. Yo
comencé a beber junto a Benigno cuando comenzamos a ser hombres….
¿O sea que Benigno te corrompió?
Parte y parte. Nosotros nos íbamos a
partes externas nos íbamos Benigno, Toño Vale, Jorge Valero, Amado Moreno y yo a beber. Pero era
una actividad sana y después nos veníamos caminando. Arriba del Country quedaba
un sitio llamado La Piscina y de allí
nos veníamos a pie.
Un día llegó papá y nos tuvimos que
venir a la carrera, andaba papá con el amigo Mogollón. Esas son las travesuras
que uno tenía, pero travesuras sanas.
En diciembre ni se diga, nosotros nos
dimos el “cachet” de llevar a los Cardenales del Éxito para el liceo Rafael
Rangel, estando en quinto año.
Lo otro es que había una amiga
nuestra que era Fanny Montiel, hija de la dueña de la Tintorería Bolivia, ella
pertenecía a un grupo de gaitero y nosotros
la acompañamos.
Éramos más asomaos y no pelábamos fiestas. Todas las semanas
estábamos en el pikoteo, en una fiesta con pikot, que era un aparato donde se
ponían discos.
Benigno tiene una anécdota, que
cuando llegaba a una fiesta lo recibían con el Alma Llanera y no se sentaba
toda la noche bailando, hasta que le tocaban el himno nacional no se iba.
¡Verga Benigno ya se acabó la fiesta
ándate!
¿Cuándo comenzaste a ir al
Tequendama, Benigno?
Cuando estábamos en cuarto año que ya
teníamos como dieciséis años, el papá de la Pulga nos aceptó porque éramos los
compañeros de estudio de su hijo.
¿Qué recuerdas de los sitios de las
partes externas de Valera?
Yo era reservado, la Pulga era el
revoltoso.
Lo que si recuerdo fue de un amigo
que llego al Tequendama to
¿Qué recuerdos tienes del Conticinio
Pulga?
“El Conticinio” venía a ser muy
emblemático de Valera, era un sitio muy simbólico de Valera, atendido por un
señor de nombre Miguelin con su hermano, en donde se reunían también
médicos, abogados
y otros profesionales que era muy ameno.
Lamentablemente esos sitios se
acabaron….
Cuando evoco el Conticinio; Pulga y
Benigno; recuerdo en los años 88 la última vez que acudí a ese lugar, yo andaba
con Pérez Carmona y otro amigo, después
acudimos al Tequendama. Yo conocía que ese era un sitio de tertulia y reunión
de un grupo de profesores del NURR-ULA.
Si mi mente no me falla, hacía pocos
días en una librería de libros usados; que fue representativa en Valera a
finales de los ochenta; había conocido el excelente libro de Nelson Pineda
Prada “El Trujillo de Ponchos y Lagartijos 1870-1899”.
Me habían dicho que el autor era
parte de un grupo de intelectuales y docentes universitarios que conocían como
Grupo Tequendama.
Ustedes fueron y son conocidos como
el Grupo Tequendama. Ya las razones de ese nombre ya me las explicaron.
¿Cuéntame de ese sitio el Restaurant
Tequendama tan conocido por tantos años en Valera, en los predios del
antiguo Mercado Municipal?
Sera otro día hoy celebro el cumpleaños de aquella dama que te dije y ahora te cuento……
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