martes, 13 de septiembre de 2022

RECORDANDO EL RESTAURANT TEQUENDAMA

 Tertuliando con la Pulga y Benigno IV

JOSÉ ROSARIO ARAUJO. Hacía tiempo  Luis la “Pulga” Peña me había dicho que me narraría sobre el Restaurant Tequendama, sitio emblemático de la ciudad, bastión del buen comer, que por más de cuarenta años sentó catedra con lo sabroso de su picante, conocido como Ají el Betijoqueño y su cochino frito.

Quien mejor que él para narrarme sobre el lugar de tan gratos recuerdos, su padre Don Manuel Peña, fue su propietario.

Día viernes, era de imaginarme donde podía encontrar a Luis, junto a Benigno, además hacía mucho calor y no  caía mal unas frías vestidas de novia. Seguramente estaban en un conocido restaurant almorzando mis dos amigos.

Al llegar allí me los encontré brindando, recordé que Luis celebraba el cumpleaños de un amor que tuvo y lo haría hasta el domingo que era el día central  del nacimiento de la dama.

Los salude y me senté en la mesa. Luis de una vez llamó al mesonero y pidió la fría más fría que hubiese en ese destacado negocio.

Ni corto ni perezoso el mesonero me trajo una botella de rica cerveza; vestida de novia; néctar de los dioses que combatiría el calor que me ahogaba.

¡Brindemos por ……! Dijo Luis.

Benigno y yo levantamos nuestras bebidas y brindamos.

El alma volvió a mi sudoroso cuerpo. Ya había agarrado mínimo y ya podría decirles a mis amigos el motivo de mi visita.

Al comentárselo, Luis me explicó con su alegría de siempre, que estaba en plena celebración y que después tertuliábamos del Tequendama, que hoy recordaría cosas lindas que vivió con ese amor, que otro día hablaría sobre el tema.

Volvimos a brindar, la alegría de la Pulga era contagiosa y eso me estaba haciendo perder la verdadera razón de mi llegada.

¡Llama a Jackelin! Me dijo Luis.

Me sentí tentado llamar a mi esposa para que se uniera al grupo, pero no debía desviar a lo que había venido y si llegaba Jackelin, seguramente me dedicaría a celebrar y no escribiría sobre el Tequendama.

Trate de insistir en el tema y Luis me dijo:

¡El Cronista del Tequendama te podrá contar, él tiene todo eso registrado!

Lo llamó por teléfono y me dijo:

¡Ya viene, salió para acá!

Mi curiosidad no tuvo límites. Muchos querían conocer al famoso cronista y yo no era una excepción.

Luis y Benigno no habían querido decir la verdadera identidad del misterioso cronista, ni mostraban una foto de él. Solamente existía un dibujo que medio lo describía.

Pasarían varios minutos. ¿Cuántos…no se?

Me había contagiado de la alegría que reinaba en la mesa. ¿O quizás lo fría de la bebida espirituosa?

¡Por ambas dos!  Diría un buen amigo.

La celebración fue interrumpida por la llegada de una persona. Se acercó un hombre pequeño, con una gran nariz y unos lentes tipo John Lennon.

Una destacada barriga que lo describía como amante del oso o del águila maracucha.

Saludó a mis amigos y mientras Benigno le pedía una helada bebida, la “Pulga” me lo  presento.

¡Te presento al Cronista del Tequendama!

Me levante y le tendí la mano. Era igualito al dibujo que había visto. La caricaturista lo había retratado exacto, la misma nariz y la expresión picaresca, sus pequeños lentes casi no cubrían sus ojos.

¡Por fin conocía al Cronista del Tequendama!

El hombre amablemente me llevó a una mesa al lado, descubriendo yo que el cronista  no quería interrumpir la celebración de la Pulga.

¿Qué quieres saber del Tequendama?

¡Cuéntame todo! ¡Cuéntame!

Don Manuel Peña nació en Betijoque y se había casado con Emérita Fernández, que también era betijoqueña.  Comenzó a narrar el Cronista.

Para  mejorar su condición de vida, se fue a trabajar en las petroleras en el Zulia y laboró en un pozo petrolero.

Contaba la Pulga que él les narraba sobre la huelga petrolera en 1936, en el gobierno de López Contreras, que fue liderizados por Jesús Farías, líder del PCV. Es huelga era por razones reinvicativas.  

Don Manuel tuvo con su esposa cuatro hijos en Lagunillas;  Cesar, Tere, Beto y Manuel; en Valera nacieron la Pulga y Alba. De los seis hermanos quedan tres. Continuó contando el Cronista.

La Pulga me contó que tiene una hermana que vive en los Estados Unidos, que ojala algún día se vuelvan a ver. Interrumpí al Cronista.

El papá de la Pulga compró la Refresquería El Tequendama en 20.000 bs; que en ese tiempo era mucha plata, con el tiempo empezó a evolucionar desde el punto de vista comercial y junto a su esposa, le cambiaron el nombre a Bar Restaurant El Tequendama. Prosiguió.

Ese negocio le dio a Don Manuel para alimentar a sus hijos y darles educación.

Acuérdate; me dijo el Cronista del Tequendama; que ese negocio quedaba en la calle doce; entre avenidas 9 y 8. Cercano a un negocio muy conocido de la época que se llamaba Muchacho Hermanos; que vendían carros; y a media cuadra del antiguo Mercado Municipal.

La Pulga Peña y sus hermanos se criaron en ese ambiente colorido y anecdótico de ese sector valerano, lleno de personajes pintorescos como Pedro Urquiola, que era un señor que tenía un negocio donde se encontraba todo tipo de mercancía.

El señor Manuel quedo viudo y vivió con sus hijos en varias casas alquiladas en Valera. La Pulga me contó una vez que habían vivido frente al Cinelandia, por la Av. 6 por donde Doña Rosa; donde vendían los famosos pasteles; pero el sitio que más recordaba nuestro amigo fue en la Av. 5.

Imagino que la Pulga te ha contado que esa casa era de la familia Pinto, su hermano Beto después se casó con Victoria una de las nietas de Doña Rafaela Pinto; la propietaria.

Allí ya viviendo en el año 53 conoció a una persona con quien hasta el día de  hoy mantiene una gran amistad, que es Jorge Valero.

El padre de Jorge, Martin Valero, además de su esposa Constanza; a quien la Pulga describe con gran cariño y respeto, como una gran dama; vivieron prácticamente al lado de su casa.

Me había dicho la Pulga que Jorge tenía dos hermanos que se llamaban Fidias, conocido cariñosamente como “Frasco” y Fredy que fue Coronel de la G.N.

Con cariño recordaba que la mamá de Jorge, siempre lo llamó Luisito. La familia Valero posteriormente se mudó a la Av. 4 y luego a Bella Vista donde se establecieron definitivamente.

¿Epa Cronista y donde conoció La Pulga a Benigno? Le pregunte con curiosidad, mirando la mesa donde animadamente conversaban los dos amigos.

Ellos se conocieron en los años 60-61, la mamá de Benigno tenía un restaurant de comida criolla que se llamaba Restaurant Popular, que era atendido por su hermano Carlos; además de la mamá de Benigno; por su tío Pepe Pancho y por un gran amigo que le decían el Seche….

De pronto la Pulga Peña desde la otra mesa interrumpe la narración del Cronista diciendo:

¿Ustedes sabían que Benigno iba ser cura?

Benigno estudio en el Seminario. Lástima que no te puedo mostrar una foto de él con sotana. Es capaz que hoy sería el Obispo de Trujillo.

El Cronista del Tequendama bajando la voz para fijar mi atención me comenta:

La Pulga Peña y Benigno nos conocimos cuando ingresaron al liceo….

¿Cuándo conocieron a Nelson Pineda? Pregunte.

Cuando Nelson llegó al liceo ya ellos estaban en quinto año.

¿Cuándo comienzan a reunirse ellos en el Tequendama, Cronista? Interrogue.

Ya cuando estaban en el sector universitario……

¿No, me refiero cuando eran chamos de 18 años? Indague.

Cuando iban al negocio de Don Manuel, este que apreciaba a Benigno le decía:

¡Pasa pa´aca Benigno para que te tomes una!

Los hermanos de  la Pulga se ponían bravos porque Benigno se echaba palos con Don Manuel.

¿Qué personajes pasaron por el Tequendama?

Muchos, de los personajes de aquella Valera, de los peleadores tenemos a Mogollón, Marcial Pacheco, si te nombro a todos te va faltar papel para anotar…..

Don Manuel era muy amigo de Luis Augusto Dubuc; presidente del Congreso; además de candidato a la Presidencia de la Republica por AD. También Mario Dubuc, hermano de Luis Augusto, por el Tequendama pasaba mucha gente. Políticos como Pompeyo Márquez, José Vicente Rangel, Gonzalo Barrios, el Coronel Godoy, entre otros para mencionar algunos…..

Una vez oí a Don Manuel contándoles a papá y a mis tías que había organizado una comida para Pérez Jiménez ¿Que sabes tú de eso? Pregunte.

Mira amigo José dile a la Pulga y a Benigno que te cuenten sobre esos tiempo lo conocen mejor.
Yo dirigí mi mirada hacia Benigno y a la Pulga que seguían animadamente celebrando. Le dije al Cronista:

¡Unámonos a ellos a brindar por la dama cumpleañera!

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