José Rosario Araujo
Este
año de 2018 en el mes de agosto; el día 25;
cumplimos el bicentenario de que los hijos de Mercedes Díaz certificaron
ante el Teniente de Justicia Mayor y Administrador de las Rentas Reales de este
partido y parroquia de Motatán; Juan Antonio Chuecos; la donación que hizo
Mercedes Díaz de 100 varas para la construcción de una capilla.
Los
herederos de Doña Mercedes en esa fecha, donan una porción de tierra para la
fabricación de una parroquia en donde ya para el año siguiente, el 14 de
diciembre, empezaron los deslindes y
participación de la finca “Santa Rita”.
Esta
participación fueron originalmente realizadas ante el Teniente Justicia Mayor
Juan Antonio Chuecos y los herederos de Mercedes Díaz designaron como peritos
agrimensores y partidores a Carlos Pérez e Ignacio Abreu.
Gabriel
Briceño de la Torre hizo gestiones con los mencionados herederos para que
fueran concedidos los terrenos, dos cuadras
y medias; cedidas por Reyes Terán y doscientas noventa y cinco varas otorgadas por su
hermano Reyes Terán y doscientas noventa y cinco varas donadas
pos Candelaria Díaz.
Los
hijos de Mercedes Díaz encomendaron a un sacerdote llamado Manuel Fajardo y a Gabriel Briceño para delinear el pueblo, vender solares y con el dinero reunido
levantar la iglesia.
Eso;
amigos valeranos; significa que este año del 2018, la ciudad está de cumpleaños
y en una reunión que tuvimos con el Concejo de la Orden Ciudad de Valera para
las celebraciones de los 198 años de la ciudad, el Concejal Jaime Montilla,
recordó que en este año llegamos a
nuestro bicentenario.
Aclaramos
que la celebración del Día de Valera el 15 de febrero es debido a que ese día
el sacerdote Rafael Lazo de la Vega; Obispo de Mérida; fijo los límites de la
parroquia eclesiástica de San Juan Bautista de Valera en 1820.
Conociendo
un poco nuestra historia el Dr. Domingo Tejera; conocido político y poeta
valerano del siglo XIX; dijo en un
artículo que escribió por la ciudad, que un documento de 1595 que se encuentra
en los archivos de Escuque las tierras en donde se encuentra la ciudad las repartió
el Teniente de Justicia Diego de Osorio
y le tocaron a Marcos Valera.
Recordemos
que en este territorio moraban los indios escuqueyes y para el año de 1790 solo
existían ranchos de paja, sembradíos de plátanos, maíz y algodón realizadas por
los Terán y Díaz que fueron los más antiguos pobladores que se conocen.
La
Hacienda Santa Rita, propiedad de las familias nombradas, con un valor de cien
pesos, fue fundada por Domingo del
Rosario Ojeda y su primer dueño fue Marcos Valera.
Para
el año de 1832, antes de hacer entrega
de la Gobernación el Dr. Ricardo Labastidas, se inicia la construcción de un camino entre Valera y
Trujillo por San Lázaro ya que el antiguo por Pampanito y el río Jiménez las
calenturas destruyen a todos los transeúntes y pobladores.
La
ciudad de Valera en 1846 Valera crece comercialmente al establecerse en su urbe
el primer expendio de medicinas instalado por un señor de nombre Fernando
Azuaje, que no era médico, pero ejercía como tal.
Ya
para 1850 la población cuenta con mil quinientos habitantes, con solo 30 años de fundada en ella fija como residencia uno de sus
benefactores que fue el Gral. Juan Ignacio Montilla que venía de la Quebrada.
Dos
años pasarían y Valera sería asolada por una epidemia de fiebre amarilla, sus
habitantes huyen a los pueblos cercanos y pasarían seis meses para lograr
dominar la enfermedad.
En
1860 es elevada Valera a la categoría de
Villa y cabecera de departamento dictada por la Diputación Provincial solicitud
elevada por el Dr. Hilarión Unda, el Cnel. Pedro Briceño y Eduardo Briceño.
El
alemán Juan Haack instaló la primera imprenta destinada a las necesidades
publicitarias de la Botica Alemana en la ciudad que luce un importante
crecimiento en aquel año de 1869.
El
1 abril de 1875 se instala en la antigua
Hacienda “Santa Rita” el Concejo Municipal, la Cámara Edilicia del distrito
Valera. En el libro de acta de ese año consta la instalación del cabildo
municipal, conteniendo una irregularidad ya que tratándose del primer libro no
puede haber en la primera acta un
presidente saliente.
Este
libro no tiene nota de apertura como se acostumbra en estos libros, faltándose
56 páginas y se notan que fueron arrancadas, como no existe más constancia
debemos considerarla como fecha de la instalación del Primer Concejo Municipal
de Valera.
Para
el año de 1873 el primer matrimonio civil que se celebra en el estado Trujillo,
se realiza en la ciudad y es autorizado
por el Presidente del Concejo Departamental de Valera, señor Arístides Paredes,
los contrayentes son Miguel Azuaje y Rosalía Paredes.
Los
italianos residentes en Valera el mes de
junio de 1876 celebran la promulgación
de los Estatutos de Italia y le piden
al párroco de la ciudad que les oficie una misa, negándose este por
razones político-religiosas, cerrándoles la iglesia.
Los
animados italianos garibaldinos levantan
en el centro de la Plaza un templete e interpretan un Tedeum y marchas
garibaldinas y los valeranos aprecian la música sin conocer su origen.
Siete
años después la colonia celebra el aniversario de la Unidad Italiana creando
una banda de música formada por jóvenes garibaldinos entre ellos el papá de mi
abuela, Pedro Magi.
La
antigua Hacienda Santa Rita sigue destacándose por su crecimiento, hasta en la
parte cultural y en 1889 se organiza la
Sociedad “Amantes del Progreso.
Cinco
años después, para 1894, la ciudad de las siete colinas avanza hacia el
progreso realizándose la nivelación de los pisos de la plaza y el embaulamiento
de la acequia que divide la ciudad.
Ese
mismo año vuelve a aparecer la fiebre amarilla durando un año este azote.
En
el primer año del siglo XX en Valera;
capital del estado Trujillo, por decreto del Presidente Cipriano
Castro; se reúne la Constituyente
Regional.
La
ciudad como capital dura solamente ocho meses recobrando la ciudad de Trujillo
el privilegio perdido.
Ese
mismo año el agrimensor Américo Valero traza la nueva plaza para el llano de
San Pedro llamada Plaza de la Concordia,
ahora conocida como Plaza Sucre, seis años después se le cambia el nombre por
Plaza Araujo en honor del León de la Cordillera, Gral. Juan Bautista Araujo,
además del alineamiento de sus avenidas
internas y empedrado de sus calles.
En
1904 el progreso material de la ciudad se destaca, por órdenes del presidente del Concejo
Municipal de la ciudad; Juan Ignacio Montilla; decreta la construcción de un puente sobre el río
Motatán en el camino a Carvajal, la creación del acueducto, promesa de Cipriano
Castro la donación de un terreno por
Domingo Giacopini y 2.000 Bs para la construcción de un hospital, la construcción
de un cementerio y una línea telefónica entre la ciudad y Motatán; por cada 20
palabras Bs. 0,50 y cada palabra de exceso Bs. 0,12 como en el telégrafo.
En
1918, faltando dos años para el bicentenario de la ciudad, el Concejo Municipal
de Valera designa una comisión integrada por el Pbro. Miguel Antonio Mejia y
los Brs. Américo Briceño Valero y Jesús Briceño Casas para precisar la fecha de
la fundación de la ciudad.
Concluyen
en una investigación realizada, celebrar el primer centenario de la ciudad el
15 de febrero por la fijación de los límites de la parroquia eclesiástica de
Valera por el doctor y sacerdote Lazo de
la Vega.
Para
el año de 1920 se establece en Valera la primera Inspectoría de Vehículos para
la matriculación de los automóviles.
Llegando
el 15 de febrero las festividades del centenario no pueden realizarse por una
epidemia de viruela que se produce en todo el estado y seria realizado el
siguiente año con grandes celebraciones entre ellos una sesión solemne
realizada por el Concejo Municipal con
asistencia del Presidente del Estado Dr. Santiago Fontiveros y varios
representantes de varias municipalidades trujillanas.
En
el acto es develado los retratos de Bolívar en Carmania y Doña Mercedes Díaz por su presidente
Antonio Jelambi, el secretario de concejo da lectura al acto de la erección de
la Parroquia eclesiástica, terminando la reunión con un discurso realizado por el Abg. Dr.
Jesús María Rosales.
Estos
fueron los primeros cien años de la ciudad de las siete colinas, en donde se
demostró el avance de Valera, ahora a todos sus hijos en la celebración de
sus doscientos años tenemos el deber de encauzarla por las sendas de progreso y
avance que un día transitó.
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