Sergio Tucci y José Rosario Araujo
¿Qué
se creía ese hijo de puta, cuando me
dijo que me premiaría los servicios a España por entregar a Miranda por un
pasaporte? Repetía una vez más llenándose de rabia.
Entregue
a Miranda por traidor y por haber capitulado ante el enemigo. Dijo en voz alta
Bolívar con rabia.
Las palabras de
Monteverde siempre le resonarían en su oído. Con rabia le contestó que había
detenido a Miranda por rendirse y no para prestarle un servicio a España.
Pero era inevitable
recordar esa escena, odiaba al canario con todas las fuerzas de su alma como
odiaba al traidor Vignoni, que entregó el bastión de Puerto Cabello cuando estaba ausente.
Soñaba en una de esas
batallas encontrarse frente a frente con Monteverde y matarlo. Para nadie era
un secreto que Bolívar mataba a la primera estocada.
Buen peleador si era,
engañaba su cuerpo delgado y pequeño. Eso lo venía probando desde Barracas.Tuvo
como maestros de esgrima a los mejores espadachines
españoles de la época.

Además Simón con su
espíritu inquieto había aprendido el arte de combate de los negros y la pelea
con machete y lanza. Siempre combatía en la primera línea, era un gran
conductor de tropas. Desde Barracas transformó sesenta soldados pobres,
indisciplinados y apáticos en entusiastas defensores de la libertad.Había
organizado un selecto grupo de 200 combatientes y con ellos había partido en
diez balsas a hacer la guerra a los españoles.
Bolívar era un hombre
tenaz, muchas veces se sintió desvanecer, pero triunfó.
Tenía que mantener el
equilibrio de sus tropas que se encontraban heridos en su amor propio, querían vengarse de las
vejaciones que recibían sus paisanos. Desobedeciendo órdenes atacó Tenerife y
después de un combate reñido los españoles se retiraron.
Continuó a Mopox y
desde ese momento sus sueños de libertad y gloria se empezaban a convertir en
realidad. El francés Labatuf estaba molesto, pidiendo que lo acusaran de
rebelión, pedimento que fracaso ya que el Congreso le dio la aprobación para
seguir avanzando.
El combatiente
caraqueño decía: “Yo he nacido en Caracas, pero mi fama nació en Mompós.”
Su fama de militar
aumento quince días después de haber salido de Mompós cuando informo al
Congreso de Nueva Granada que el río Magdalena estaba libre de enemigos.
Se dirigió a Pamplona
en busca de Monteverde y atacó los españoles sin darles descanso hasta que
huyeron a Venezuela. Bolívar se dirigió hacia allá había que conquistar
Caracas, la mejor defensa era el ataque, si Venezuela seguía en manos de los
españoles La Nueva Granada tendría un cuchillo en la garganta.
El militar caraqueño
había preparado un plan para la campaña que consistía en el despliegue sobre
Venezuela de un ataque en dos direcciones: una columna comandada por su tío que
se dirigiría a San Cristóbal, la selva de San Camilo y Barinas: Al liberar esas
provincias se reuniría con la tropa en Guanare, teniendo como misión igualmente
conseguir ganado y dinero.
La columna dirigida por
Bolívar se dirigiría a San Cristóbal, La Grita, Mérida y Trujillo. El 17 de
mayo llega a La Grita, dos días después se dirige a Mérida
Bolívar aspiraba que
sus tropas fueran libertadores no crueles
vengadores, nunca estuvo de acuerdo
crueldades ni salvajismos. Por eso nunca pudo estar de acuerdo con “El
Diablo Briceño”.
Los salvajismos de
Monteverde y los crímenes que cometieron algunos jefes realistas exaltaron la
fibra patriótica del “Diablo” siendo uno de los primeros que llegaron a
Cartagena y el 16 de enero de 1813 publicó unas proposiciones del pueblo
venezolano para emprender una expedición por tierra para liberar el país.
Montó una expedición
con 143 hombres que el comandaba actuando por su propia cuenta
Ya anteriormente había
tenido serias dificultades con el
caraqueño por sus terrenos en sus
fincas. “El Diablo era propietario de un lote de tierra que colindaba con una
finca de Bolívar y por delimitaciones tuvo en el año de 1807 un altercado con
el futuro libertador y al no hacerle caso por sus reclamos se acerca cuando el
guerrero venezolano con sus peones realizan labores agrícolas y Briceño lleno
de rabia saca un arma de fuego y los
apunta, pero teniendo un gesto rápido el amenazado logra arrebatarle el arma y
se produce una pelea entre los dos hombres. Llegó a San Cristóbalcon el fin de
unirse a la expedición libertadora y publicó el trujillano un bando declarando
la “guerra a muerte” ofreciendo la libertad a los esclavos que mataran a sus
amos españoles y canarios.
En aquel momento Briceño asume una línea que parece ser muy cruel al
ofrecer recompensar con tierras, propiedades y ascensos militares a todo aquel
que marchará con él en su propósito independentista y diera muerte a cada
español que se opusiera a tal misión, aquello implicaba que todo combatiente
suyo que le trajera cabezas de españoles recibiría su premio; y mientras mayor
el número de cabezas mayor sería la recompensa.
Briceño asesino a dos
isleños, cortándoles las cabezas, no le cayó en gracia a Bolívar tampoco cuando le envió una cabeza de un
español a él y otra a Castillo con una carta en donde la primera línea había
sido escrita con sangre.
-Estas cosas del
Diablo, exclamo Bolívar cuando recibió el macabro obsequio, lleno de rabia.
Ordenó al oficial Pedro
Briceño Pumar para que remplazase al Diablo y lo detuviese para ser juzgado en
Consejo de Guerra.
El Diablo al saber lo
ordenado por El Libertador se escapa por las montañas de San Camilo hacia
Barinas. Desde ese momento Briceño se siente con la capacidad de obrar sin
plan y sin tener que seguir las órdenes
del jefe del ejército.
Se sentía fuera del
alcance de Bolívar y estaba dispuesto a obrar por su cuenta en esa “guerra sin
cuartel” que había emprendido,
ofreciendo a los esclavos la libertad
si mataban a sus dueños,
españoles y canarios.
El abogado Briceño fue
derrotado por el español José Yáñez, que con 500 hombres los destruyecasi sin
pelear al no poder conservar el orden y la formación entre los suyos. Anteriormente
se le habían unido dos heroicos soldados que se destacaron en la guerra de la
independencia: Francisco Olmedilla y Jacinto Lara.
Briceño fue conducido a
Barinas, juzgado por Tizcar y fusilado junto a ocho compañeros, ya había al
llegar al sitio de su reclusión ser fusilado.
El 3 de junio recibe
Bolívar una carta que le dice que
D´Elhuyar y Maza dispersaron una partida de 50 realistas cerca de Escuque; en
el Colorado y después derrotaron en Ponemesa a Correa.
Gran alegría produjo en el caraqueño la noticia.
Como era su costumbre se subió de un salto a la mesa y empezó a bailar una
danza marinera que aprendió en su primer
viaje a España. Al pasarle la euforia bajo y se puso a planificar la estrategia
para seguir invadiendo.
En Ponemesa el combate
duro tres horas siendo derrotado el español Coronel Ramón Correa que contaba
con 600 soldados que huye hacia el Puerto de Moporo y luego a Maracaibo. Los
patriotas contaban con 300 combatientes.
Girardot organiza un
gobierno provisional en Betijoque que cuenta con 150 hombres para defender la
zona.
Era necesario triunfar,
la lucha por la libertad apenas comienz
CAPITULO
III
Las dos columnas de
Ricauter llegaron a Trujillo el 10 de junio y el enemigo se retira a Carache.
Tres días se produce la batalla de Los
Cuarteles, donde se destaca por su valentía el trujillano Andrés Linares.
Ricauter no se
imaginaba que ese hombre de dos metros de estatura que había detenido ya que en
una pelea con uno de los Comandantes de su vanguardia, llamado Luis
González; lo había matado de un golpe,sería
tan buen soldado, pero debido al valor
que se veía en el trujillano decidió incorporarlo a sus tropas.
A los dos días el
hombrón; que después fue conocido por el
“Sansón Trujillano”; se destacó en Pampan, demostrando su capacidad de
combate en su bautizo de fuego. Sigue llenándose de gloria en Carache en donde
es nombrado Sargento.
Linares era un hombre
de gran valor, astucia e inteligencia y se decía que pertenecía a la sociedad secreta llamada “Hermanos” que
igualmente pertenecía el Padre Antonio Rosario, que en Santiago, Cabimbú y San
Lázaro conspiraban en pro de la independencia
Desde estas tierras
saldrían una pléyade de héroes que junto a Simón Bolívar y sus hombres
lucharían por la libertad de Venezuela.
“Y últimamente, oh
Dios, casi a presencia de nosotros, han hecho una espantosa carnicería en
Barinas de nuestros prisioneros de guerra y de nuestros pacíficos compatriotas
de aquella capital. Estas víctimas serán vengadas, estos verdugos serán
exterminados. Nuestra vindicta será igual a la ferocidad española. Nuestra
bondad se agotó ya, y puesto que nuestros opresores nos fuerzan a una guerra
mortal, ellos desaparecerán de América y nuestras tierras serán purgadas de los
monstruos que la infectan. Nuestro odio será implacable y la guerra será a
muerte”
Ya en se momento el
caraqueño declararía en su pensamiento y obra la guerra a muerte y la plasmaría
en su famoso decreto.
Ya desde Trujillo el
cura Rosario le tenía preparada un documento en donde los trujillanos pedían la
declaración de la guerra total en contra del imperio español, el trujillano le
pediría a Bolívar que se redactara una proclama que sería el motor de la campaña militar para liberar a
Venezuela.
En pleno recorrido
hacia Trujillo el Libertador Simón Bolívar recibe de obsequio el perro Nevado
que lo acompañaría en su largo trajinar de combates en la Campaña Admirable
hasta ser muerto junto a su cuidador “Tinjaca” en la batalla de Carabobo
mientras trataba de rescatarlo ya que estaba en manos realistas.
La casa Carmania
albergó a nuestro Libertador en su paso
por el estado Trujillo. ¿Qué pensó Simón? ¿Qué sintió esa noche en estas cuatro
paredes?
-“Simón los soldados
siguen alborotados le comenta al El
Libertador el marabino Rafael Urdaneta. Dicen que debemos de ser más duros con
el enemigo. Se han recibido noticias de Venezuela y son muy malas, demasiado
malas diría yo.”
-”Si, me imagino cuales
son, los desmanes de los españoles cada día que pasa son más duros. Si supieras
Rafael como me duele lo que pasa mi tierra”.
-Pienso
que tenemos que ser más duros, él que no esté con nosotros está en nuestra
contra. Convencido de que era necesario ser más duro para enfrentar a los
partidarios del rey.
Pasaron los días y ya se
van conociendo el salvajismo que sufre su tierra asolada por hombres crueles
que no escatimaron esfuerzos para hacer pagar al pueblo sus ansias de libertad.
Bolívar en las noches
de campamento junto a su fiel “Nevado” meditaba en la manera de vengar tanta
sangre derramada por sus compatriotas. ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar sin ser igual a
Monteverde o a Zuazola y convertirse en un asesino igual que ellos? No puedo
olvidarme de la caída de Puerto Cabello, si hubiera sido más duro y menos
confiado no me hubieran traicionado como lo hicieron”. Pensaba Bolívar en los coloquios consigo
mismo.
Al Libertador le
seguían llegando noticias sobre los
desmanes cometidos por los españoles de Monteverde. Él sufría a ver lo que
pasaban sus compatriotas. Bolívar frenaba el deseo de actuar, debía ser
precavido, era demasiado lo que pondría en juego. Debía frenar sus impulsos.
Sus oficiales lo presionaban para que Bolívar tomara una decisión clara
vengándose de todas las atrocidades cometidas por el enemigo.
Los venezolanos que
acompañaban a Simón en la campaña habían dejado sus familiares en Venezuela y
sabían que muchos de ellos se encontraban sufriendo en carne propia todo el peso
de las injusticias unos siendo asesinados y otros estando prisioneros.
Era necesaria la
respuesta del caraqueño por los numerosos crímenes que venían cometiendo
Monteverde,Francisco Cervériz, Antonio Zuazola, Pascual Martínez, Lorenzo
Fernández de la Hoz, José Yánez, Francisco Rosete y algunos jefes realistas después del derrumbe
de I República. Los asesinatos de los
patriotas por parte de los jefes
españoles llegó a extremos tales de provocar el rechazo de personajes adictos a
la causa monárquica.
Simón con su personalidad resuelta a toda prueba,
tenía que mantener el equilibrio emocional de sus tropas que se encontraban
heridos en su amor propios y deseosos de vengar las vejaciones echas a sus
familiares y amigos. No quería que su gente se convirtieran en salvajes y
crueles vengadores.
El sacerdote trujillano
espero al Libertador en Timotes. Al verlo el cura se le acercó y le dio un
fuerte abrazo.
-Simón,
si eres un carajito. Comentó Rosario con una gran carcajada.
-Ni
tanto, Antonio, ni tanto. Respondió Bolívar riéndose.
-Por
fin, estas aquí. Cuenta con nosotros para continuar la guerra y liberarnos de
estos carajos. Ya es necesario que nos mandemos nosotros y no esos tipos
venidos de España. Continuó el sacerdote, ya en un tono más serio.
-Ya
entiendo, Antonio, que hay que ser más duros y castigar todas las salvajadas
que hacen los realistas en contra de la libertad.
-Los
realistas apresaron a Briceño y será
pasado por las armas. Entera Rosario al recién nombrado Libertador.
Habló
el recién nombrado Libertador, sabiendo la amistad que había unido a los dos trujillanos:
-Tenemos
que castigar con mano dura, no es posible que nos maten y torturen sin una
respuesta contundente por parte de nosotros.
-Simón,
debemos tener en cuenta el Convenio de
Cartagena de Briceño. Que significaba
que los españoles y canarios que no participasen activamente en favor de la
independencia se les daría la muerte, y que todos los americanos serían
perdonados, incluso si cooperaban con las autoridades españolas. No lograremos
la libertad sino declaramos una guerra sin cuartel. No es posible dejar
prisioneros en el camino ya que no contamos con tropas para que los custodien y
sino corremos el riesgo de que se levanten, atacándonos por la espalda. Le
comentó Rosario a Bolívar con la confianza que le había agarrado al caraqueño
en su largo intercambio de carta como habían tenido.
-El
tocayo le escribió una carta a su esposa en prisión, sabiendo que lo
fusilarían, en donde le decía que moriría orgulloso por su participación a
favor de la libertad, además le pidió perdón a tu prima por las privaciones que
le hizo pasar por haberse unido a esta lucha. Le cuenta el sacerdote a Simón.
-Es
lamentable, me imagino como estará Lola de desconsolada. ¿Cuantos más han
sufrido la barbarie de los partidarios del rey?
Ya llego la hora en que apretemos la lucha y seamos más duros, a ellos
no se les debe perdonar ni ser indiferentes.
Indica el Libertador con rabia.
El padre Rosario y
Bolívar continúan conversando y se dirigen a la hacienda del sacerdote en donde
el prelado ayudaría a proveer de vituallas a las tropas libertadoras.
Cabalgan los dos
hombres amantes de la libertad en franca conversación, los unía la comunión de
las ideas y Rosario podía ser el padre de Simón y en esta cabalgata asimilaba
con esa mente permeable que tenía las ideas del cura rebelde en contra del
imperio español.
El cura revolucionario
le comenta a Bolívar; desde su punto de
vista, las razones de la caída de la I República.
-Simón,
el desorden, la indisciplina, la entrega de Miranda en la capitulación en San
Mateo la entrega de Francisco de Miranda en la Capitulación de San Mateo.
-Estoy
seguro que la Libertad de Venezuela no se sellará sin una Guerra a Muerte, porque la lucha por
la libertad está llena de sangre, dice al caraqueño el prelado.
El 13 de junio de 1813
el Libertador pernocta en la casa de Carmania del sacerdote Francisco Antonio
Rosario.

-Simón hay que tomar
una decisión muy fuerte hay que combatir fuego contra fuego le comenta el padre
Rosario a el héroe.
-Sí; le responde al
sacerdote Simón pensativo, debemos dar una proclama para que los habitantes de estas
tierras sepan a qué hemos venido. Un decreto donde se establezca una diferencia
entre España y Venezuela y de esa manera podamos aislar los realistas del
pueblo. “Debemos responder a los que escudados bajo la bandera del rey de
España cometen atropellos y crímenes en contra de los venezolanos”.
-“Antonio;
tuteaba Bolívar al sacerdote por la gran confianza que se había creado entre
los dos hombres a pesar de la diferencia de edad; al tomar Venezuela debemos de
crear un gobierno fuerte, firme que actué con mano dura y que no sea débil como
el de la Primera República.”
Los dos hombre
conversan, la casa de La hacienda Carmania los cobija, el frío de la montaña se
hace sentir, pero quizás un poco menos de aquel frío merideño, de los páramos
que tuvieron que atravesar los patriotas para llegar a donde ahora se
encuentran.
El cura Rosario va
poniendo al tanto a Bolívar sobre los hechos acontecidos en Trujillo desde que
el 10 de marzo de 1812 se produce el desembarco de Domingo Monteverde.
-Aquí
nuestra hermandad que contaba con una grupo superior a los 150 hombres que nos
reuníamos en mi hacienda “La Rosariera o
en la hacienda de los Briceño en el Cucharito con la represión que ejerció
Manuel Gerardino conocido como “El verdugo de Trujillo, tuvimos que reunirnos
en cuevas para que de esta forma no nos capturaran.
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