lunes, 13 de julio de 2020

¡Irrumpe la Revolución Restauradora!

La Otra Historia


José Rosario Araujo

En las primeras horas del 23 de mayo de 1899; entre la una y las tres de la madrugada;  hace su entrada la Revolución Restauradora dirigida por el Gral. Cipriano Castro desde Colombia, iniciándose desde “Los Vados, hacía Venezuela una invasión  con la intención de acabar con el gobierno de Ignacio Andrade.

Desde un lugar llamado “La Carbonera”, marcha por el camino que conduce a Cacaguita, Lomas Bajas, Lomas Altas, Las Cruces, Ovejera a Capacho Viejo las huestes restauradoras.

Desde un pueblo llamado Zorca, había insurgido el General Froilán Prato y se incorpora  a los invasores.

Esta conspiración comienza desde la frustrada reunión entre Andrade y Castro,  cuando invade Cipriano, los generales del régimen no le dan la suficiente importancia. Al día siguiente todos los pueblos del Táchira, exceptuando  San Cristóbal y San Antonio, se encuentran en manos de la Revolución.

Cipriano Castro revela dotes de dirigente desde Capachos, sabiendo que sus tropas son inferiores a las de gobierno. Eran sesenta hombres los que invaden, pero en cada pueblo tachirense, grupos de combatientes  partidarios de la Restauradora se convierten en tropas que nutren la invasión castrista.

Al otro día en un lugar llamado Tononó se produce un enfrentamiento con las fuerzas del gobierno comandadas por el Coronel Ramón Velasco que muere en el feroz combate.

La estrategia de Cipriano es aislar San Cristóbal, con tácticas de guerrilla totalmente nuevas a las que se habían conocido.
La población campesina no se une al movimiento, una muy tibia aceptación a la causa se produce.

La mayoría de los soldados de la Revolución Restauradora que eran jóvenes  que  participaran en combates pequeños que luego serán contados con exageración por parte de las plumas castristas como en Tononó y Las Pailas.

En San Cristóbal se empantanan  las acciones,  que por poco no dan al traste con el ímpetu   militar de la Restauradora, con una batalla de trincheras en donde las tropas castristas no pueden abrirse paso por la ciudad.

El Gobierno comete el error, por pánico, al no poder armar sino de 800 a 1000 efectivos coloca solamente  en una parte de la ciudad en posiciones defensivas,  que son desde la Casa Van Dissel hasta la Plaza Bolívar.

Hubo intentos del General Peñaloza, Gobernador de la Sección Táchira, de capitular y en la batalla de Cordero   se demuestra lo tambaleante del régimen.
En esta acción se enfrentan las tropas de la Restauradora y el General Antonio Fernandez en una guerra de trincheras en donde desde posiciones los revolucionarios ven avanzar a los efectivos del gobierno, tratando de contenerlos con el fuego  de sus fusiles, que ya se encuentran con muy pocas municiones.

La respuesta de la gente de Fernandez es nutrida y los castristas responden con sigilo, entendiendo que no podrán enfrentando una guerra de posiciones, retirándose. Los soldados del gobierno no los persiguen, pudiendo los invasores reponerse  desde Tariba y Capacho.
 
A los días el general gobiernero parte del Táchira a Caracas y esa actitud demuestra a Cipriano que el Gobierno esta sumido en una gran crisis y Fernandez no quiere mezclarse en un combate regional como sospecha que es el conflicto de Castro con el régimen de Andrade.

Además entre Peñaloza y Fernandez existe una gran rivalidad y esta será una causa que ayudara a la causa Restauradora, aunque el gobierno es superior en armamento, en hombres y en recursos, el jefe restaurador tiene ya superioridad política.

Al conocer que se aproxima el Presidente del Gran Estado de Los Andes Espíritu Santo Morales lo enfrenta la Revolución Restauradora,  en el Páramo El Zumbador y lo derrota. Anteriormente Morales había vencido a los jefes restauradores José Maria Mendez y Froilán Prato en Santa Cruz y en la Grita.

Por la vía de Cordero avanza el delegado nacional Antonio Fernandez junto a un número destacado de militares entre ellos,  Rangel Garviras, Rafael Montilla; el Tigre de Guaito; Juan Ignacio Aranguren.

Castro al ver que este militar no lo ataca,  decide continuar con la certeza que por su lentitud el ejercito del gobierno no le daría alcance. Toma la vía de El Zumbador, luego La Grita, llegando el 5 de agosto a Bailadores.

El día siguiente, 6 de agosto, se enfrenta al General trujillano, Rafael González Pacheco en Tovar. Antes del enfrentamiento se le había unido el General merideño José Maria Mendez y después de un combate muy sangriento, son derrotadas las fuerzas del gobierno.

El combate de Tovar, fue solamente una etapa más en su campaña para la toma del poder, desde Mérida el Gral. Morales con 150 efectivos, evacua y Cipriano pudo entrar a la Capital de Los Andes, ocupando la casa del General Morales, en venganza ya que cuando el General Espíritu Santo tomó Capacho en el año 92, mandó a saquear su casa.

La Revolución Restauradora continua su marcha y llega a Valera sin ningún tipo de enfrentamiento el 15 de agosto; tres meses después de haber comenzado la campaña; es acompañado por un ejército   mal trajeado y barbudo, permaneciendo dos días recibiendo del pueblo valerano muestras de simpatía y reconocimiento.

De allí decide dirigirse a Caracas ya que el jefe de la revolución no solamente cuenta con un gran valor, sino que tiene grandes cualidades militares.
De Motatán busca los llanos de Monay, Carora, Quíbor y Siquisique, atravesando los inhóspitos paisajes de  Trujillo y de Lara,   evitando enfrentarse con un General del gobierno llamado Aquilino Juárez en Barquisimeto cortando la entrada de la ciudad.

En Nirgua  se enfrenta “El Cabito” a Rosendo Medina para evitar que se uniese a Antonio Fernandez que había mandado el gobierno para enfrentarse contra la Revolución Restauradora.
Las fuerzas de Medina estaban desmoralizadas ante el ejército restaurador, pero presentaron feroz resistencia, pero no pudieron con las tropas castristas que contaban con más valor y jefes más decididos.

Ya los días de Andrade estaban contados, las fuerzas revolucionarias como un río crecido se extendía en todo el territorio venezolano, después de ser derrotado el General Ramón Guerra por las fuerzas del gobierno, pero brotan rebeliones en contra del gobierno de Andrade en Margarita, Barcelona, Cúmana, Yaracuy, Valles del Tuy y Barlovento.
Llegó el momento en que la suerte de Venezuela se decidiría en Tocuyito y un ejército revolucionario derrotaría a unas tropas con mayor número de hombres, en donde sus jefes; Diego Bautista Ferrer y Antonio Fernandez; tenían una gran rivalidad.

Ese enfrentamiento creo una doble  jefatura y cuando Andrade desde La Victoria daba ordenes a Fernandez para que se las comunicara a Ferrer, este las modificaba según su criterio.
En Tocuyito el combate duró cinco horas, los restauradores derrotaron a seis mil hombres de agonizante régimen.

Los revolucionarios capturaron  mil máuseres, un poco más de diez y seis mil cápsulas, dos piezas de artillería  Krupp; con dotación; pertrechos, caballería. Sufrieron setecientas bajas, entre ellos los Generales Manuel Pulido y Fermín Canelón, los Coroneles Miguel Contreras, Ramón Santana, Jesús Escalona, Felipe Gonzalez y Víctor Ferreira.

Andrade contaba con las fuerzas militares de La Victoria, comandadas por el General Luciano Mendoza, pero este ya se encontraba pactando con Cipriano.
El Gobierno intenta conversaciones de paz con Castro, pero este no va a parlamentar con un gobierno que ya esta casi tumbado.

Andrade esta ya convencido que el jefe Restaurador no aceptara ningún trato que no sea la entrega absoluta del poder, traslada el gobierno a Macuto, que ya se encontraba grandemente debilitado y esto justificó el abandono del poder.


Desde ese momento comienza la hegemonía andina en nuestro país que duraría hasta el gobierno del General Medina Angarita que es derrocado el 18 de octubre de 1945.

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