José Rosario Araujo
La historia de nuestra América desde muy niño me atrajo irremediablemente y las narraciones sobre la Revolución Mexicana han sido parte importante de esa atracción que siento por la historia de nuestra Patria Grande.
La cultura, la música, la historia de la hermana República es demasiado atractiva para dejarla pasar y surge en ella la figura de Rodolfo Fierro, uno de los soldados más aguerridos del Centauro del Norte; Pancho Villa.
La Revolución Mexicana ha sido el episodio más álgido de la historia mexicana y Fierro uno de sus más juzgados protagonistas, en donde se ha acusado de gran asesino y apodado “El Carnicero”, epíteto que no pretendo discutir ni tampoco sus actuaciones criminales en una guerra que no se destacó precisamente por ser muy civilizada.
Lo que si voy a destacar en Rodolfo Fierro es su gran lealtad por la Revolución Mexicana y por uno de sus conductores como lo fue Pancho Villa, además creo que aparte de sus fechorías Fierro fue un general de gran valor que no le tembló nunca la mano para pelear por la gesta rebelde mexicana.
Para conocer la vida de Rodolfo Fierro debemos saber que nació en el pueblo de Charay en 1880 y contando con 33 años se une a la lucha revolucionaria convirtiéndose en uno de los más duros jefes villistas.
Rodolfo era un niño abandonado que había sido criado por una familia que lo educó hasta que comenzó a trabajar como obrero de ferrocarril, participando en la huelga de Cananea, que fue uno de los acontecimientos antecesores de la Revolución Mexicana, cuando era maquinista de tren.
La historia cuenta que en el año de 1913 Fierro se une a las fuerzas revolucionarias invitado por Tomás Urbina, que era la mano derecha de Villa, enfrentándose a Victoriano Huerta.
A muy escasa edad conocí de Rodolfo Fierro cuando conocí su actuación en Bandolero de Johnn Beenten, donde lo acusan de hombre desalmado y cruel y en Tom Mix y Pancho Villa de Clifford Inving en donde se refieren a la matanza después de la batalla de Tierra Blanca en donde practica tiro al blanco con lotes de prisioneros que les conceden la libertad si logran esquivar las balas de los revólveres de Fierro, que dispara y un ayudante le carga más pistolas para ser más efectivo, supuestamente con la amenaza de que si no se apura será muerto por Fierro.
El novelista mexicano Martín Luis Guzmán en su relato “la Fiesta de las Balas” describe el hecho en su libro “ El Águila y la Serpiente”, pero advierte que la historia es parcialmente cierta, pero es una clara muestra de la reputación del antiguo ferrocarrilero.
No tengo ninguna duda que el libro de Clifford Irving se nutrió de las fuentes de este gran escritor mexicano.
Me voy a referir a uno de los otros de los sucesos que “supuestamente ensombrecen” la actuación de Fierro en la Revolución Mexicana y es la muerte de John Benton, personaje de nacionalidad inglesa y de personalidad conflictiva; que había tenido problemas con Villa.
Hay versiones que guarda Paco Ignacio Taibo II en su excelente libro “Pancho Villa, Una Biografía Narrativa” donde se dice que Benton y Villa habían sido amigos, pero debido a que el León del Norte le había pedido un dinero para la causa y este por intermedio de Madero se negó, produciendo entre los dos hombres de mal carácter un encontronazo que por poco no terminó en un tiroteo.
Taibo en su destacado trabajo dice que Benton aduciendo que no le tenía miedo a Villa, iría a decirle lo que pensaba de él, el “gringo” estaba algo borracho.
Otra versión; del mismo libro;
narra que Benton se dirigió a Villa para poder sacar un ganado que tenía en la
Hacienda Los Remedios porque se lo estaban robando.
Villa le contesto mal y se produjo una discusión entre los dos hombres que se perfilaba que terminaría muy mal.
Benton se llevó la mano a la
pistola y Villa con Fierro se abalanzaron contra él y este ultimo le dispara
dos veces.
Lo que si no podemos negar que Rodolfo Fierro fue un aguerrido pistolero que nunca le tembló la mano cuando le tocó obedecer una orden.
Era un hombre de una gran inteligencia, llevaba la contaduría de la tropa villista y de la campañas, hablaba dos idiomas. Tenía fama de ser un borracho empedernido, cosa que produjo problemas con Villa que era abstemio.
Para el año de 1915 asesina al General Urbina, este había estado con el León del Norte cuando era bandido en la Sierra y era su compadre.
Desde hacía cierto tiempo se corría el rumor de que Urbina desertaría y que recibía dinero de los carrancistas para traicionar al General. El General Fierro alcanzó a Urbina y le preguntó cuanto le habían pagado para que se vendiera y le dio un tiro.
En Cuentos de la Revolución Luis
Leal describe a Fierro:
“...era un hombre alto con sombrero tejano arriscado en la punta sobre la frente, tal como lo usan los ferrocarrileros. Rostro oscuro completamente afeitado, cabellos que eran casi cerdas, lacios, rígidos, negros; boca de perro de presa, manos poderosas, torso erguido y piernas de músculos boludos que apretaban los flancos del caballo como si fueran garra de águila. Aquel hombre se llamaba Rodolfo Fierro: había sido ferrocarrilero y después fue dedo meñique del jefe de la División del Norte, matón brutal e implacable, de pistola certera y dedo índice que no se cansó nunca de tirar del gatillo”.
Fierro era un reconocido militar, de gran valor, que había participado en las diferentes batallas que participó la División del Norte; como la de Tierra Blanca, Torreón, San Pedro de las Colonias, Paredón, Zacatecas, Ñón y Celaya, entre otras. Los generales enemigos le reconocían su valor, pero no por eso dejaban de desearle la muerte y los militares villistas se hubieran sentido más seguros si Villa lo fusilase.
Pero no todas las actuaciones de Fierro en las batallas fueron bien vistas por Villa, en la batalla de León intento sin tener ordenes superiores tomar el cerro de la Cruz, en donde murieron muchos Dorados y Villa se enfureció tanto que lo quiso fusilar.
En el ataque Rodolfo Fierro conduce el ataque y cuentan que se había bebido una botella. Algunos soldados villistas llegaron hasta la infantería carrancista pero Fierro herido sigue combatiendo “arrimándose a las bardas de piedra con su gran caballo colorado, patas blancas, a matar yaquis con su pistola.”
Cuando regresaron las mermadas tropas a la Hacienda de Los Otates, Villa estaba enfurecido, no existía ninguna orden de realizar ese ataque contra la infantería de Obregón. Muchos de sus Dorados estaban muertos.
Pancho Villa odiaba el alcohol y al ver que su general estaba ebrio, estuvo a punto de fusilarlo, pero al ver que estaba herido lo envió a un hospital en Chiguagua.
La muerte de Fierro cuenta Taibo en su libros se produce cuando al oriente de Nueva Casas Grandes, llega el militar villista a la laguna de los Mormones e insiste en cruzarla, no queriendo usar el camino que la rodeaba, a pesar de que estaba muy crecida.
Hacía mucho frío y Fierro se
encontraba bebido, ya que en esos tiempos
combatía la alta temperatura con tequila grita:
“Este es el camino para hombres que sean hombres y que traigan caballos que sean caballos”.
El caballo de Fierro se va al fondo y el hombre sale nadando y pide otro animal, el Coronel Mantecón le insiste que era inútil y que la laguna se podía vadear.
Como Fierro esta borracho no le hace caso y se monta en una yegua a pelo, cuando va atravesando la laguna, el caballo comienza a cansarse y como no toca fondo se pone nervioso y lanza a Fierro al fondo y se puede creer que en las embestidas cocea a Rodolfo en la cabeza y lo deja sin sentido.
Se dirige al lugar, llegando al suceso acompañado por Martín López, el caudillo de la Revolución Mexicana no podía aguantar el llanto. A los cinco días un mexicano de origen japones logro sacar al cadáver que estaba atorado con una de las espuelas al fondo.
Fierro estaba casado con una
mujer llamada Cholita con quien tenía una hija, a quien Villa le entregó las
pertenecías de Fierro entre ellas un anillo de 18 kilates y de esta forma llegó
a su fin este hombre que a pesar de su fiereza e instintos asesinos tuvo una
lealtad a toda prueba con el líder de la División del Norte; Pancho Villa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario